MENSAJE EN SUÁREZ Y REYES

Lacalle dijo a la coalición que jugaría “al borde” previo a la campaña, y saldrá por el país a defender al gobierno

El mandatario dijo que cortará cintas en las inauguraciones y pidió a sus socios igual compromiso para salir a contar lo que se ha hecho.

Luis Lacalle Pou.
Luis Lacalle Pou.
Foto: Juan Manuel Ramos

Por Joaquín Silva
La última reunión con la coalición de gobierno que el presidente Luis Lacalle Pou convocó en la residencia de Suárez y Reyes, y a la que asistieron todos los líderes del oficialismo, sirvió -como ha ocurrido otras veces- para que el jefe de Estado pasara varios mensajes.

El tema principal de la reunión no era otro que la explicación de la rebaja impositiva anunciada 24 horas antes en el Parlamento, cuando el primer mandatario dio ante la Asamblea General su tercer discurso de evaluación anual, una instancia en la que confirmó que habrá contribuyentes del IRPF que serán beneficiados o dejarán de abonarlo, que lo mismo ocurriría en varios aportantes del IASS, y que además habría beneficios fiscales para las pequeñas y medianas empresas.

En ese encuentro se aterrizaron esas medidas, materializadas en una ley que los legisladores aprobaron por unanimidad, pero también hubo espacio para otros asuntos. Allí, por ejemplo, el líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, aprovechó para marcar discrepancias con la conducción económica del Ejecutivo.

También en la reunión Lacalle Pou les pidió a sus socios de la coalición que recuperaran el “centro del ring” de la agenda informativa y les dijo que él ya tenía definido una cosa: que en el transcurso de este 2023 asumirá un rol más activo en la defensa de su gobierno.

Lo hará en un año que tendrá sus particularidades, empezando por ser preelectoral, lo que implica que, entre otras cosas, el gobierno tendrá la última oportunidad para aumentar el gasto en la Rendición de Cuentas, pero no solo eso: también está previsto que sea el año en que se pondrán a prueba las concreciones de los grandes proyectos del Poder Ejecutivo, y será -en algún momento que la mayoría ubica entre el invierno y la primavera- el año en que el Partido Nacional -y probablemente también sus socios- presentará a sus precandidatos ya pensando en junio de 2024.

Ese es el contexto, entonces, en que se moverá el primer mandatario, y por eso a los asistentes de esa reunión del 3 de marzo pasado les adelantó que actuará “contra la raya” de la Constitución, bien consciente de que no puede participar directamente en la campaña que se avecina porque así lo limita la carta magna, según confirmaron a El País varios participantes del encuentro.

Es decir, el presidente ya definió que el mal trago de la segunda mitad del 2022 quedará atrás -y, con eso, los embates del Frente Amplio con los resonados casos Astesiano y Marset- y que ahora será momento de acelerar todo lo que se encuentra en marcha y defender “los logros del gobierno de coalición”, como también indicaron fuentes de Presidencia.

Esto último es coherente con un convencimiento que hay en la Torre Ejecutiva y en varios dirigentes del Partido Nacional -como el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado y el ministro de Defensa, Javier García- de que “el mejor candidato” que puede presentar el Partido Nacional es “una buena gestión”.

“Podrá haber 10 candidatos blancos, pero si la gestión no es buena, nadie será presidente”, resumió García en declaraciones a El País esta semana.

Así que con ese espíritu el primer mandatario va a hablar de los resultados de su gestión en todo el país en estos nueve meses que tiene por delante el 2023 -y que estará teñido por el lanzamiento de las precandidaturas-, además de “inaugurar todas las obras a lo largo y ancho del territorio”, agregaron las fuentes.

Para muchos blancos ese camino ya se inició, en los hechos, al mediodía de este miércoles, en el discurso que Lacalle Pou dio en el hotel Radisson en el marco de la apertura del ciclo de exposiciones políticas de este año que organiza desde hace tiempo la Asociación de Directores de Marketing.

Allí, tras un razonamiento que buscó explicar que el objetivo filosófico en su concepción de gobierno es generar “esperanza” en la gente tras ratificar la “confianza” otorgada en las urnas, habló de la “continuidad” más allá de esta administración que entiende tendrán sus principales reformas, como la que está en curso en la educación o la transformación de la seguridad social que todavía se negocia en la Cámara de Diputados. Pero también incluyó en esa bolsa las modificaciones en rubros tan dispersos que abarcan desde el régimen de adopciones hasta la prohibición a los huelguistas de impedir trabajar a quienes quieren hacerlo, que se introdujeron en el extenso articulado de la Ley de Urgente Consideración.

Y, aprovechando la presencia de dos relevantes actores del Frente Amplio, como su presidente Fernando Pereira y el intendente canario Yamandú Orsi, Lacalle Pou preguntó en tono retórico qué cambios estarían dispuestos a hacer en caso de ganar las próximas elecciones. “Todas esas cosas van a tener continuidad y estoy hablando (para) después del 1° de marzo de 2025. Y si no van a tener continuidad -señaló- estaría bueno saberlo porque son reformas profundas, importantes, (para las que) hacen falta convicción, decisión (...) y coraje, y nosotros tuvimos el coraje que había que tener”.

Otras lecturas

El mensaje del presidente, sin embargo, dio lugar a más de una interpretación dentro del oficialismo.

Es lo que ocurrió entre varios dirigentes del Partido Nacional, que atraviesa momentos de muchos movimientos, acuerdos y negociaciones, y tiene al propio sector de Lacalle Pou, Aire Fresco, atravesando por una situación particular: en los últimos meses, y de manera cada vez más evidente, se han generado desencuentros entre sus dos principales figuras, que son Álvaro Delgado y el titular del Ministerio de Desarrollo Social, Martín Lema.

Es que Aire Fresco también es una agrupación que no tiene una sólida actividad orgánica, en gran medida debido a que siempre ha girado en torno al indiscutido liderazgo de su fundador, que es el presidente de la República y que está vedado de participar en política partidaria desde el 1° de marzo de 2020.

Es teniendo en cuenta este marco que algunos blancos entienden que Lacalle Pou puede querer también “organizar a los suyos” y evitar los roces que han marcado la tónica del sector de un tiempo a esta parte.

Pero hay más lecturas, como la que, por ejemplo, tienen algunos dirigentes colorados, que entienden que en realidad el presidente pidió a los demás actores de la coalición que “no lo obligaran a pisar esa raya” en soledad, por lo que ese pedido en realidad está significando que el resto los integrantes de la alianza oficialista lo ayuden en la defensa pública de la actual gestión, porque allí es que está la clave para competir contra el FA en 2024.

El paralelismo con la LUC

Cuando comenzó el último tramo de la campaña en defensa de los 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración que buscaron impugnarse, Luis Lacalle Pou tuvo una participación más activa en defensa de esta normativa -que sería ratificada en las urnas el 27 de marzo del año pasado. Entonces se había desatado la discusión acerca del límite constitucional que todo presidente tiene a la hora de intervenir en política partidaria. Pero la opinión predominante de los constitucionalistas fue que el mandatario no solo podía defender los aspectos de la norma sobre los que la ciudadanía debería tomar una decisión en el referéndum, sino que incluso tenía el deber de hacerlo ya que se trataba del corazón de una ley que había impulsado su gobierno. El Frente Amplio, sin embargo, mantuvo sus cuestionamientos en este sentido.

Las señales del presidente sobre su futuro pos 2025

En el Partido Nacional saben que lo que el presidente Luis Lacalle Pou tiene por delante es un desafío absolutamente histórico para los blancos, que es que, por primera vez en los casi 200 años que tiene la Constitución, un mandatario nacionalista ceda su lugar a otro del mismo partido en un régimen presidencial. Para que eso ocurra, el gobierno tiene más que claro que necesita de la complicidad de sus socios, en especial del Partido Colorado y Cabildo Abierto, quienes han mostrado una caída en su apoyo popular de acuerdo a las últimas encuestas.

Esto está dentro de las preocupaciones de Lacalle Pou y ha formado parte de conversaciones mantenidas con algunos de sus socios, en particular con los colorados.

Ahora, ¿qué hará el jefe de Estado una vez que culmine su gobierno? Es algo que dependerá, según coinciden distintas fuentes nacionalistas, del resultado de las elecciones en 2024. Porque si gana el Frente Amplio, inevitablemente Lacalle Pou deberá ejercer el liderazgo de la coalición multicolor desde la oposición. Y, si gana el oficialismo, en ese caso intentará “molestar lo menos posible al presidente que salga electo”, como dijo días atrás en entrevista con Canal 10.

Lo que es seguro, como adelantó en el evento de ADM, es que se tomará “vacaciones” durante un tiempo, y luego se dedicará a “militar”, aunque no especificó desde qué lugar.

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