La historia de los abuelos casados hace más de 60 años que fueron a votar en un circuito con 14 habilitados

Redacción El País
Eran apenas 14 habilitados. Tres menos que en 2020. Pero Juan y María, a pesar de los años, de que les duele algún hueso más que antes y de que los problemas de movilidad les hacen todo más cuesta arriba, siguen siendo dos soldados fieles que jamás faltan a una cita durante un día de elecciones.

Este domingo, en ocasión de las departamentales, fueron a prestar su voto al circuito número 501 de Capilla de Cella, en el departamento de Canelones, donde viven hace más de 60 años, cuando sellaron su amor a través del casamiento.

Él, un español de 95 años, con tornillos en su pierna izquierda por un accidente que le causó un tractor cuando tenía alrededor de 30 —que hizo que casi la perdiera y lo dejó rengo de por vida—, entró arrastrando el pie y sonriente porque ya sabía que se iba a volver a encontrar con las tres trabajadoras de siempre.

Hubo tiempo para bromas, intercambio de tortas de fiambre y chistes de otras elecciones que se repiten cada vez que se ven las caras.

—¿Cómo anda, Domínguez?
—¡Oh! Acá ando para cumplir con el deber cívico.
—¿Y? ¿Fue a la playa?
—Por supuesto.

Foto: El País.

Mientras tanto Doña María (85), entró tomándolo del brazo y también contenta, luciendo su desgastada credencial, aunque algo más callada. Laura, una de sus hijas, se encargó de llevarlos a ambos al circuito, que funciona allí desde hace cuatro elecciones.

Como la Corte Electoral ya no emite credenciales con el número de padrón de Juan y María, es factible que su circuito en cuestión de unos años desaparezca. Ahora, en lugar de en la escuela rural 39, donde ellos votaron, la mayoría de los jóvenes que viven por la zona son derivados a Soca, una pequeña localidad canaria a unos 22 kilómetros de distancia.