Redacción El País
Fue una de las noticias de la semana, que en la agenda local cayó justo en momentos en que el gobierno daba sus respuesta en el Parlamento a las acusaciones de clientelismo en Salto Grande: el partido inicial del Mundial 2030 se haría en el Estadio Centenario, el escenario donde se hizo el primer campeonato mundial de fútbol organizado por la FIFA en 1930.

En ese sentido fue una noticia positiva, especialmente destacada por el presidente Luis Lacalle Pou, que celebró de esta manera el final de un largo y arduo proceso que comenzó hace décadas e involucró a varios gobiernos, y que por estos días muchos destacan como el objetivo pragmático al que podía aspirar la Conmebol dentro de la poderosa multinacional: “100 años después, Uruguay y nuestro Centenario estarán en el centro de las miradas del mundo para vivir la inauguración del #MundialCentenario 2030. Este reconocimiento -dijo el jueves en un posteo de la red social X- hace justicia con aquellos pioneros que construyeron la historia del fútbol”.

La noticia de todas formas fue agridulce, como también reconoció luego Lacalle Pou, aceptan en el gobierno y así lo sienten también en Argentina y Paraguay, las otras dos sedes para los partidos iniciales del torneo, que ya se sabe se jugarán el 8 y 9 de junio del 2030.

Porque la ilusión era no ser solo sede de un partido sino de todo el mundial -que además la FIFA aclaró ayer que no sería ni siquiera la inauguración-, cuando por el contrario el torneo en verdad será organizado por España, Portugal y Marruecos, tal como se estima que se ratificará en los próximos meses cuando sesione el congreso de la federación.

Fue un problema de votos, como explicó a El País Sebastián Bauzá, secretario nacional de Deporte. “Nuestra candidatura tenía fuerza por lo que significa nuestra sede para la historia, y más cuando Argentina había salido campeón del mundo. A esto se sumaba la fuerza que de por sí tiene la Conmebol, pero los candidatos España y Portugal hicieron una movida muy importante al invitar a Marruecos y asegurándose así 107 votos de los 211” en juego, dijo Bauzá, al explicar que de esa manera los competidores europeos alinearon los apoyos del continente africano.

Hay más, y Bauzá también lo dice, y es que básicamente todo se reduce también a la enorme cantidad de dinero que los Estados están dispuestos a invertir, y que los países sudamericanos no estaban en condiciones de desembolsar.

Como sea, Conmebol logró entonces un premio llamado por muchos como “consuelo”, y de igual manera recibirá tres partidos que implicarán grandes inversiones, obras y una compleja preparación que Bauzá advierte debe comenzarse cuanto antes, ya que las gestiones son engorrosas y empiezan, como siempre, con llamado a licitaciones.

¿Qué implicará para Uruguay esos 90 minutos que se disputarán en el Centenario?

Para empezar, la tan mentada y definitiva remodelación del estadio, mucho más allá y profunda que la que ya se hizo para recibir las finales de las copas Libertadores y Sudamericana a finales de 2021.

Bauzá estima que, ampliación mediante para llegar a un aforo de 80.000 personas, esa inversión no bajará de los US$ 80 millones. Entre otras cosas, además de techar el recinto manteniendo intocada la Torre de los Homenajes, implicará bajar el terreno de juego unos tres metros y medio -obra que se estima compleja porque se sabe que abajo de césped hay “rocas y agua”-, la instalación de un “césped híbrido” y la construcción de un gran estacionamiento aledaño al estadio, con lo cual ya se proyecta una intervención a fondo y un posible cambio de la fisonomía del lindero Parque Batlle.

También se tiene presente que serán obras que no llevarán menos de un año: o sea, se necesitarán 12 meses en los cuales el Centenario estará “parado”, con todo lo que eso significa para la selección uruguaya y los recitales que organizan allí la Comisión Administradora del Field Oficial (CAFO) y la AUF. Y además se deberán construir al menos otras dos canchas con las mismas características que la del estadio para que los planteles puedan entrenar.

Asimismo, aunque tener este partido homenaje no será como tener un mundial durante un mes -lo que convulsionaría al país varios meses antes-, sí se espera la llegada de una oleada de turistas, delegaciones y empresas que exigirán de Montevideo una preparación especial. “Se va a generar una inversión importante y la idea es que podamos hacer muchos eventos”, dijo Bauzá.

¿De qué tipo? Varios. Por ejemplo, el jerarca ya imagina que se haga aquí el sorteo de los grupos, con toda la parafernalia que eso significa. “Me encantaría que vengan las delegaciones de los 48 equipos”, aseguró. Pero no solo: también tiene en mente comenzar a negociar para que el Centenario y Montevideo sean escenario de un “campeonato de leyendas”. “Es algo que ya le he dicho al presidente (Luis Lacalle Pou) y a Ignacio Alonso. Hay propuestas de organizar esos torneos. ¿Se imaginan a Lionel Messi y Luis Suárez jugando acá con sus selecciones?”.

Asimismo, Bauzá piensa en una Montevideo con un Museo del Fútbol potenciado, así como zonas “fanfest” por toda la ciudad. “Ya tenemos la ceremonia inaugural, pero ahora hay que ir por más. Faltan seis años y monedas y todos tenemos que sacarnos las camisetas porque no sabemos quiénes estarán en los gobiernos y en la AUF en 2030”, concluyó el jerarca y extitular de la asociación.