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FA afianza su fortaleza entre los votantes más jóvenes, pero se debilita entre los más pobres

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Elecciones departamentales 2015. Foto: Darwin Borrelli.

INTENCIÓN DE VOTO

“En Montevideo se está afianzando una tradicionalización del voto: una generación se lo transmite a la otra”, explica el sociólogo Eduardo Bottinelli.

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Si en las elecciones departamentales solo votaran los más jóvenes, el Frente Amplio ganaría “por paliza”. Si, en cambio, solo sufragara la generación que está por jubilarse, habría un “empate técnico”. Si el futuro intendente se definiera por la intención de voto entre los habitantes del sur y este de la capital, el sillón estaría reñido e incluso podría caber una ventaja a favor de Laura Raffo. Pero, si los comicios dependieran de aquellos que viven en el norte u oeste del departamento, el oficialismo mantendría su favoritismo. El último sondeo de la consultora Factum muestra que, detrás del aparente continuismo montevideano, se esconde un curioso vaivén del voto capitalino.

La película electoral muestra que Montevideo -el departamento más pequeño del país, pero el que concentra a casi la mitad del electorado- fue convirtiéndose en un bastión frenteamplista. El partido de coalición de izquierda es el lema más votado desde los comicios de 1989, incluso superando, a partir de la edición 2000, a la suma de los dos partidos fundacionales.

Esta permanencia en el poder hace que cualquiera de los votantes más jóvenes nació en una Montevideo gobernada por el Frente Amplio. Y cualquiera de los electores menores de 48 años, votó por primera vez siendo la izquierda la que ocupaba el sillón. Curiosamente, son en estos dos grupos (los más jóvenes y los de mediana edad) en los que, según Factum, el Frente votaría mejor (le sacaría a la oposición entre 19 y 42 puntos).

Ocurre que “en Montevideo se está afianzando una tradicionalización del voto: una generación se lo transmite a la otra”, explica el sociólogo Eduardo Bottinelli. Mientras en el interior del país “el Frente Amplio tuvo un crecimiento que luego, al no involucrar los más jóvenes, fue perdiendo poderío, en la capital dos terceras partes de los más jóvenes votan al FA”.

Esa construcción de un voto “tradicional”, como sucede con los colorados en Rivera o con los blancos en los departamentos del centro del país, hace que la elección “sea más política que de consideración sobre la gestión de turno”.

En Montevideo, ¿qué pasa con el resto de los partidos? “En el Frente Amplio es claro: la intención de voto se desinfla a medida que se crece en edad. En el resto de partidos, parecería ser al revés pero menos marcado, más estable”.

Según las distintas investigaciones de las ciencias políticas en Uruguay, ese poderío del Frente Amplio se fue imponiendo acorde algunos de sus sectores (en especial el MPP) fue conquistando las zonas de mayor pobreza de la ciudad que otrora eran feudo del Partido Colorado (pachequismo).

Las dos ciclos electorales que comenzaron en 2009 y 2014, cuenta el sociólogo Bottinelli, fueron evidenciando todavía un fortalecimiento mayor del Frente Amplio “en los sectores más bajos” y, en simultáneo, una caída en la llamada izquierda tradicional centrada en sectores “medios y altos”. Al punto que, en las Departamentales de 2015, el Partido Nacional (que para la Intendencia compitió bajo el lema de la Concertación) logró hacerse de dos municipios (CH y E).

Pero los comicios nacionales de 2019, parecen advertir un nuevo fenómeno: el Frente Amplio cae en la capital y esa caída se explica por el crecimiento de un nuevo partido (Cabildo Abierto) en zonas de mayor vulnerabilidad. Los liderados porGuido Manini Ríosvotaron en barrios de los municipios D y F (Casavalle, Manga, el eje de la ruta 8) por encima del 11%.

Tal vez por eso, entre aquellos electores que conforman la clase social más baja, el 42% votaría a la coalición multicolor y el 40% al FA. Y, tal vez por eso, la izquierda tiene una ventaja mayor en el oeste (unos 47 puntos de diferencia en los municipios A y G) que se acorta (a 18 puntos) en el centro-norte.

“Puede decirse que hubo un corrimiento: el MPP se expandió hacia el oeste y Cabildo avanzó por la zona de Casavalle, Manga y Piedras Blancas”.

Así como el desafío para el Frente Amplio pasa por reconquistar aquellos municipios que perdió, para la coalición multicolor “pasa por traspasar ese avance que tuvo Cabildo a la candidatura de Raffo, sabiendo que Raffo es bien distinta a Manini Ríos”.

La definición en los ocho municipios de Montevideo despierta, en este sentido, incertidumbre. Los tamaños muestrales de la mayoría de las encuestas de intención de voto no permiten reconocer los ganadores (de hecho, algunas consultoras solo preguntan por el candidato a la Intendencia y no por los alcaldes). Pero, además, porque la capital es donde se da la mayor abstención en el voto del tercer nivel de gobierno.

Según una investigación liderada por los politólogos Daniel Buquet, Antonio Cardarello y Nicolás Schmidt, “a mayor tamaño del municipio, la abstención crece”. Y en Montevideo estaría por encima del 50% en los ocho municipios.

¿Cómo se comportará el votante el último domingo de setiembre? Como decía el político francés André Malraux, “la tradición no se hereda, se conquista”. Y detrás de esa conquista van varios competidores.

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