Redacción El País
El ministro de Educación y Cultura, José Carlos Mahía, dijo este lunes que trabaja junto a su equipo “en cada uno de los incisos” para informar “al Parlamento y al país sobre cómo está el panorama” económico de la cartera.
“Fue peor de lo que pensábamos”, respondió Mahía este fin de semana en entrevista con La Diaria. Consultado este lunes por esta afirmación, Mahía explicó que la situación económica del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) “en términos generales no sale del promedio de cómo se encontró el Estado en los distintos ministerios”.
En particular, según detalló en diálogo con Doble Click (FM Del Sol), de los informes de las 15 unidades ejecutoras el que más le impactó fue el de la Dirección Nacional de Cultura. Según los datos presentados, se han “ejecutado el 96% de los recursos previstos para este año, algo muy fuerte para estar en mayo”, remarcó. También dijo que “el Sodre tuvo que cambiar la programación de la temporada por razones similares”.
Ante la pregunta de si esto es normal, el ministro respondió que “muchas veces sucede que hay un gasto mayor al previsto de una administración a otra”, pero que aun en ese contexto “hay que tratar de ir hacia las metas”.
En tanto, evitó hacer valoraciones sobre si se gastó bien o mal en la anterior administración. “Se trata de ejecutar más allá de lo que se tendría que haber ejecutado. (...) No es que haya desaparecido el dinero, ni cosas raras. Pero se ejecutó mucho más. Supongo que mostrar más cosas durante el año electoral, un poco generó esto”, agregó.
El País consultó a la exdirectora Nacional de Cultura, Mariana Wainstein, por las cifras dadas por el ministro Mahía. “Para nada es correcto”, aseguró Wainstein. “Nosotros entregamos un documento completísimo y no dejamos ninguna deuda, a diferencia de lo que recibimos en 2020, que era un caos”, enfatizó.
“Por convicción no hicimos gastos que no implicaran comprometer el ritmo de las actividades”, apuntó Wainstein y puso varios ejemplos. Uno de ellos es la organización del Premio Nacional de Letras, para el que se destinan unos dos millones de pesos. “Si no se comienza en enero el trámite no se llega a tiempo para que los usuarios puedan presentarse y los jurados puedan dar un veredicto antes de fin de año”, explicó.
También citó la Feria del Libro de Buenos Aires, cuyo diseño, contratación de espacio y trámites “que implican gastos” se hizo meses atrás o la Bienal de Arquitectura de Venecia, que se celebra en mayo, pero que comenzó a planificarse en noviembre del año pasado.
“Uno tiende a pensar que los años empiezan en enero y terminan en diciembre, pero no es así con todos los eventos y tampoco es así que el año electoral uno pueda parar para que el otro empiece todo de nuevo”, agregó.
Según Wainstein, desde la gerencia financiera y contable de la administración le transmitieron que “nunca estuvieron así las cuentas”: “dejamos todo prolijo, creamos una institucionalidad clara”.
El País también consultó al exministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira, quien prefirió no pronunciarse sobre el tema.
Números negativos de Ancap
En las últimas semanas otras carteras han apuntado que los números con los que se encontraron al ingresar a la administración eran peores a los que esperaban.
El presidente de la República, Yamandú Orsi, se reunió días atrás con la ministra de Industria, Energía y Minería, Fernanda Cardona, y la nueva presidenta de Ancap, Cecilia San Román, y luego convocó a una conferencia de prensa para hablar de los "números negativos" de la empresa pública en la anterior gestión.
Según dijo Orsi, se trata de "números que repercuten en la gestión". Apuntó que en 2024 se volvió, "después de 10 años", a "tener números negativos en el balance de la empresa".
Comparó con 2019 y dijo que en aquel momento "Ancap daba US$ 41 millones de ganancia, y en el año 2024 el resultado es de pérdida de US$ 118 millones".
Otras "situaciones complejas" que el gobierno debe resolver, según Orsi
luego de ofrecer los datos de Ancap, el presidente Orsi resumió un conjunto de situaciones que definió como críticas y que el gobierno debe resolver rápidamente. Son casos de los que habitualmente se denomina herencia que un gobierno le deja a otro.
Precisamente, la herencia que dejó el gobierno de Luis Lacalle Pou al de Orsi ameritó distintas visiones en la interna del Frente Amplio. Legisladores calificaron las situaciones críticas como "bombas", mientras que el presidente y el ministro de Economía, Gabriel Oddone, fueron más cautos y plantearon que se trata de problemas de hay que solucionar.
Orsi indicó, por ejemplo, la situación del Casmu, que requirió la aprobación de un proyecto de ley en los primeros días de gestión.
También mencionó una deuda que reclama el consorcio encargado del Ferrocarril Central, "la firma del Proyecto Neptuno en los últimos meses de la anterior gestión" y que hay que "redefinir", así como la situación de la Caja de Profesionales, "una crónica anunciada" que, de no mediar una corrección, a mitad de año terminará con una "explosión".
Además indicó que hay una "deuda a proveedores en algunas entidades como ASSE, que es demasiado abultada".
"Son cuatro o cinco situaciones complejas que quienes estamos en el gobierno sabemos que las tenemos que asumir", dijo y añadió que si bien los gobernantes no deben quejarse de la situación sino solucionarla, "la población tiene que saber".
"Como siempre, este país sabe salir a flote", sentenció.