A una pregunta concisa, como es por qué no bajan los homicidios –el Ministerio del Interior reconoce una “meseta”–, el ministro Nicolás Martinelli respondió de igual forma: “Consideramos que tenemos una sociedad muy violenta. No solo en Uruguay, creo que en el mundo estamos viendo un aumento de la violencia”. Eso hace que los márgenes de variación de los números de homicidios entre 2019 y 2024 –exceptuando 2020 y 2021, años que la academia comprobó estuvieron afectados por la pandemia de covid-19– sean cortos: 4,65% más de homicidios en el primer semestre de 2024, comparado con el mismo período de 2019, pero 5,2% menos que en 2022 y 5,8% menos que en 2023. En el resto de los delitos, solo se registraron bajas y estas van desde 22,2% (hurtos) hasta 58,6% (abigeato).
Es sostenido por la academia, y el ministro hizo referencia a ello en conferencia de prensa, que los homicidios y el robo de autos es el mejor termómetro para la seguridad pública porque son aquellos delitos en los que no se depende de la denuncia. En el segundo caso, porque para cobrar el seguro del vehículo es necesario sí o sí presentar la denuncia. Así, los homicidios estuvieron 5,8% debajo que en el primer semestre del año pasado y el robo de vehículos 19,1%.
Aumentó la cifra de aclaración de los homicidios, que en este primer semestre se situó en un 57%. Esto significa, dijo Martinelli, que en ese porcentaje de casos hubo imputados o condenados. El porcentaje más alto anterior había ocurrido en 2022, cuando fue 60%. Antes, en 2020 fue 59%, y en 2019, había sido 61%. El ministro valoró el haber modificado la forma de trabajar respecto de este tipo de crímenes, específicamente a través de una brigada especializada con –inicialmente– tres equipos de policías que trabajan en conjunto con los tres grupos de fiscales especializados. Celebró que ayer comenzó a trabajar la cuarta fiscalía y cuarto grupo de policías.
Pero ¿por qué murieron 180 personas entre enero y junio? Los motivos, según el Observatorio de Violencia y Criminalidad, fueron prácticamente calcados a los que en 2023 le costaron la vida a 191 personas. Los “conflictos entre grupos criminales, tráfico de drogas y ajuste de cuentas” fueron el 51% de los casos, los “altercados espontáneos no domésticos” el 20%, 11% fueron por “motivos desconocidos” y el mismo porcentaje por violencia intrafamiliar. Los derivados de rapiña y copamiento fueron el 6% y 1% fue por “otros motivos”.
En 2023 la situación había sido muy similar. El ítem de conflictos criminales nucleó el 52% de los homicidios, los altercados espontáneos el 19% y el resto (violencia intrafamiliar, derivados de rapiña y otros motivos) 5%, 6% y 4% respectivamente. El 14% se debió a "motivos desconocidos".
Interior presta especial atención a aquellos homicidios que son derivados de rapiñas o copamientos, porque entiende que generan especial conmoción en la sociedad. Incluso, el exministro Luis Alberto Heber había ido más allá y había hablado de aquellos crímenes que “pueden afectar a la familia trabajadora”.
Este tipo de casos está en mínimos históricos cuando se ven los datos anuales. Semestralmente, se mantuvo igual respecto del año pasado, cuando también fue 6%. En la comparación con el mismo período de 2019, se registró una caída. Ese año fueron 28 y este año se registraron 10 casos.
La forma de clasificar los homicidios fue objeto de polémica las últimas semanas. A pedido del Ministerio del Interior, el sociólogo Emiliano Rojido realizó un estudio que tituló “Tipología de los homicidios en Uruguay”. Allí, explora las distintas causas que generaron este tipo de crímenes en Uruguay en los últimos años y sugiere una nueva clasificación respecto de los motivos. Entre otras cosas, apunta que hay una sobreestimación de los homicidios que se dan producto de problemas de drogas.
Hace algunos días, el director de Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior –que ostenta ese cargo hace más de una década–, Javier Donnángelo, presentó una carta a las jerarquías del ministerio en las que consideraba que el informe de Rojido tenía “debilidades teóricas y metodológicas” y que sus estimaciones “no resisten análisis”. Esta carta la hizo pública El Observador. Por haber hablado con la prensa sin autorización, Interior le inició un sumario.
En el mientras tanto, destacados académicos –como el doctor en Criminología Nicolás Trajtenberg y el magíster en Sociología Pablo Menese– criticaron al director del Observatorio. Dijeron que sus argumentos son “de una pobreza alarmante y triste” y “teóricamente débil”, respectivamente.
En la conferencia, el ministro consideró lo expuesto con Rojido en el informe y su propuesta de sumar más categorías para clasificar los homicidios y dijo que próximamente el ministerio comenzará a utilizar los dos métodos. El actual e histórico y el nuevo.
Respecto del robo de autos, las cifras bajaron por primera vez desde 2021 –siempre en la comparación semestral– y se registraron 19,1% casos menos que en 2023. Hubo 6265 denuncias de hurto de vehículo en los primeros seis meses del año, cuando en 2023 había habido 7746 y 7074 en 2022.
Aunque hasta el momento no informaron los datos desagregados por seccional policial, hace más de 20 años que la zona que concentra más robos es Parque Batlle. Los investigadores apuntan un sinfín de motivos: la oscuridad del parque, la zona de hospitales que hace que haya autos estacionados afuera toda la noche y la cercanía al Estadio Centenario que hace que se llene de coches los días de partido.
En el primer semestre de 2023, la seccional que comprende esa zona, la número 9, había registrado el 19,1% de las denuncias de robo de autos del país y el 10,2% de las denuncias de motos robadas.
El ministro celebró que continúe la caída de las denuncias de hurtos, rapiñas y abigeatos que se dio casi ininterrumpidamente desde el comienzo del período. En el caso del primer delito mencionado, cayó 7,5% que en mismo período de 2023 y fueron 15 mil casos menos que en 2019 (22,2% menos). Las rapiñas bajaron en un 25% respecto del año pasado y 39,9% comparado con el último año de gobierno del Frente Amplio. Por último, los abigeatos fueron 29,3% menos que el año pasado y cerca de 58% menos que en 2019. Junto con estos datos, usualmente se presentaban los datos de violencia doméstica, pero el ministro señaló que para darle la jerarquía necesaria y poder exponer en detalle los datos, citará a otra conferencia de prensa en un par de semanas.
"El verdadero resultado está en el trabajo de las causas"
“¿Hay posibilidad de desarticular totalmente las bandas criminales?”, fue la pregunta que intentó responder Martinelli al aclarar que, aunque han desarticulado alguna, “muchas veces lo que lográs cuando desarticulás una banda, es segmentarla”. “Vos atacas una banda y la partís”, resumió.
“Algunos miembros van presos, en algunos casos por luchas de territorio, algunos otros miembros terminan muertos, pero en definitiva después los que quedan remanentes se pueden o asociar a otras bandas o pueden formar una nueva banda independiente”, describió antes de explicar porqué cree que es compleja la solución.
Ahí, consideró, la “importancia” la tiene “el trabajo social en territorio”. Fueron varios los momentos de la conferencia en los que apuntó cuán crucial cree que es el atacar “las causas” del delito más allá del rol de la represión, que también entiende necesaria. Así, siguió profundizando en el concepto de “enfoque dual” que propone el gobierno.
“No solo es suficiente el trabajo de represión. Nosotros con represión, lo que siempre hemos dicho que hacemos, es contener el crecimiento del delito. Y por supuesto podés lograr alguna baja del delito con represión. Pero el verdadero resultado está en el trabajo de las causas (de los delitos). Ahí tenés que trabajar mucho en educación, mucho en oportunidades laborales, en adicciones, salud mental, ahí es donde está el verdadero trabajo para bajar los niveles de violencia que tenemos”, valoró.
Citó ejemplos: personas peleándose en un bar, termina en homicidio; un perro y gato que se pelean en una plaza y la pelea se traslada a los dueños, termina en homicidio. Son casos reales.
“Obviamente que ahí estamos viendo un aumento de violencia, una forma de resolver los conflictos muy distinta a como pasaba hace unos años atrás”, consideró el ministro sobre el punto e insistió: “Ahí tenemos que trabajar mucho de vuelta en las causas tenemos que trabajar mucho en la educación, tenemos que trabajar mucho en la educación de la familia”.
“Lo que hacemos desde la policía, como yo te decía hoy, básicamente es contener pero después hay todo un trabajo social que no depende únicamente de la policía y quizás no depende mayoritariamente del trabajo del Ministerio de Interior depende de otras instituciones públicas que tienen que hacer un gran esfuerzo dentro de las cárceles y sobre todo en ‘el antes’. Antes de que la persona llegue a cometer un delito o a elegir el camino delictual tenemos que lograr que esas instituciones logren retener a los chicos”, concluyó.