EXMINISTRO 

"Bicho” para sus compañeros de militancia y “El Conejo” para los más veteranos, Eduardo Bonomi representó para el Frente Amplio mucho más que el cargo de ministro del Interior que ejerció en los últimos dos gobiernos. Detrás de su imagen dura se escondía un dirigente que era “terco” para defender sus ideas, pero que siempre apostaba a trabajar en equipo.

La impronta de priorizar lo colectivo la adquirió jugando al fútbol en la tercera división de Montevideo Wanderers. Cuando lo citaron para integrar la primera se encontraba en tercero de la Facultad de Veterinaria y decidió dejar el deporte profesional para dedicarse a la carrera universitaria, que luego se vio interrumpida.

Su militancia fue de “toda la vida”. Junto a otros referentes estudiantiles fundó la “Agrupación 12 de agosto”, llamada así por el día que fue baleado Líber Arce. Con 23 años ingresó al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros y fue detenido en 1972, un año antes del golpe de Estado.

Estuvo preso más de 12 años en el Penal de Libertad y cuando fue liberado (en 1985) empezó a trabajar en una planta pesquera cargando barcos. Integró la cooperativa Promopes y participó de una huelga de hambre que duró 35 días y que se hizo desde un camión que recorría barrios de Montevideo.

No era de reír demasiado y parecía que no tenía muchos amigos, pero los que lo conocen aseguran que su rasgo distintivo siempre fue el de pensar en lo colectivo. “No tendría simpatía fácil, pero siempre tuvo facilidad para integrarse”, recordó en diálogo con El País el exministro de Ganadería y compañero de militancia de Bonomi, Ernesto Agazzi.

En sus años en el Penal de Libertad fue un gran lector y eso lo marcó luego en su militancia, donde lo recuerdan como “muy estudioso” y “memorioso”, porque no se le olvidaban fechas o detalles de las discusiones políticas.

No solo fue miembro fundador del Movimiento de Participación Popular (MPP), sino que realizó importantes aportes teóricos para el grupo político que lidera José Mujica. Especialmente se recuerda su contribución en el sexto congreso, que reorientó el sector a una política de “ventanas abiertas” o apertura hacia la sociedad, que luego fue determinante en el éxito electoral.

Integró la Mesa Política del Frente y la comisión de relacionamiento con el Pit-Cnt. Además, jugó un rol importante en la instalación de lo que se llamó la Concertación para el Crecimiento en el 2002, que instaló una mesa de diálogo entre sindicatos, empresarios y diferentes partidos políticos.

Luego del vínculo construido con la base sindical, fue “natural” que el expresidente Tabaré Vázquez -con el cual mantenía muy buena relación- le ofreciera ser ministro de Trabajo. Una de las principales medidas adoptadas durante su gestión tuvo que ver con la reinstalación de los llamados Consejos de Salarios.

En lo político, “fue perseverante y defensor de sus ideas llevando a debates de fuertes exposiciones, pero con contenidos y estrategia”, recordó su excompañera en el Senado y Diputados Ivonne Passada.

“Terco” era una palabra que lo definía bien a Bonomi, aseguró Agazzi. Lo otro que lo caracterizó es que siempre priorizó lo colectivo y “nunca dijo que no a nada”, entre lo que incluyó su rol de ministro del Interior cuestionado en su momento por blancos y colorados.

“Renunciá Bonomi”, fue una de las frases más escuchadas en el período pasado cuando se lo criticaba por no haber podido alcanzar la meta de bajar las rapiñas a la que se había comprometido el Frente Amplio en campaña electoral.

En el último gobierno, más de una vez llegó a presentar la renuncia a Vázquez, pero el expresidente lo reafirmó en el cargo y respaldó en su gestión, incluso cuando se fugó de la ex Cárcel Central Rocco Morabito. “Vázquez lo dejó en el cargo porque lo que hizo en Interior fue lo mismo que hizo en el Frente y en el MPP: formar equipos”, finalizó Agazzi.