Por Joaquín Silva
El 2023 es y será un año distinto para el sistema político por su ineludible condición de preelectoral
. Y la situación es aún más particular para el Partido Nacional, que tiene el desafío de desdoblarse del gobierno -cuidar que este no lo “absorba”, como han advertido varios dirigentes en los últimos meses- y al mismo tiempo ser la plataforma de lanzamientos de precandidaturas, pero sin que eso entorpezca la gestión de Luis Lacalle Pou, que -no hay nadie que lo ponga en duda, incluso en la coalición gobernante- es la esencial carta de presentación del oficialismo en las elecciones de 2024.
Todo esto es un panorama que está más que presente en varios dirigentes del Partido Nacional, empezando por el presidente del directorio nacionalista, Pablo Iturralde, para quien es importante que los blancos empiecen a discutir aspectos en profundidad más allá de los debates coyunturales sobre acuerdos políticos y la preparación de las precandidaturas.
Por eso, aunque el tema todavía es parte de conversaciones entre los dirigentes -y se llevará adelante solo en caso de contar con el beneplácito de todos los actores del partido-, Iturralde tiene una propuesta que aspira a concretar en el tercer trimestre de este año: “Estoy tratando de convencer a mis compañeros de hacer un congreso grande en la primavera, en el que podamos escuchar las voces de todos los estamentos del partido, donde estén representados todos los sectores, como las convenciones, el Consejo Nacional de Intendentes y de ediles, la agrupación parlamentaria y del gobierno”.
El proyecto, que en los próximos días será presentado en un documento escrito, apuntaría a dedicar un fin de semana entero a este encuentro como no se hace desde hace años, y una manera que se perciba como “productiva” y que no haga sentir a aquellos dirigentes que viajen desde lejos un derroche de tiempo y energía en una instancia en la que luego no habrá traducción en algo concreto.
El desafío, a diferencia de convenciones u otros encuentros que ha hecho el partido en este último tiempo, es poder sentar un nuevo “hito fundamental” en su construcción histórica e ideológica.
Porque el partido, entiende el presidente de su directorio, está en un momento propicio para salirse de la agenda diaria y las preocupaciones prácticas y elevar así la mirada a mediano plazo. “Al culminar ya la mitad del gobierno tenemos que pasar raya”, señaló Iturralde a El País.
¿En qué sentido o pasar raya a qué? Respecto a -al menos- dos asuntos estructurales y que ya han sido referidos públicamente por algunos dirigentes blancos.
El primero tiene que ver con la necesidad de “revisar la última declaración de principios” del Partido Nacional, que tiene ya una antigüedad de más de 20 años -data de 2002, cuando los nacionalistas eran conducidos por el expresidente Luis Alberto Lacalle Herrera-, tiempo suficiente como para asumir que el mundo ha cambiado en casi todos los ejes y, por ende, todos los planos que atraviesan al colectivo.
“Discutíamos cosas que hoy están mucho más claras”, sintetizó Iturralde.

Esa declaración de principios es recordada por haber establecido -definido- que el Partido Nacional abogaría por “un liberalismo igualitario y solidario”, teniendo como norte la eliminación de “las diferencias entre los individuos derivadas de los orígenes sociales y su condición económica”.
Pero el contexto era bien otro: en la introducción de aquella declaración de comienzos de los 2000 se hacían aseveraciones que eran fruto de reflexiones de una época ya superada, como que, por ejemplo, el siglo XX había “puesto en discusión las responsabilidades de los individuos, la comunidad y el Estado”.
“El liberalismo igualitario de John Rawls del que hablábamos -reflexionó Iturralde- era algo reciente en ese momento y hoy ya no lo es”.
Por eso la idea de reunir a todo el partido y empezar a pensar en el rumbo de cara “al bicentenario” del propio colectivo fundado por Manuel Oribe en 1836.
“¿Qué partidos nos imaginamos para el 2036? -se preguntó el presidente de los blancos-. ¿A dónde queremos ir? Empecemos a construir estas cosas, empecemos a construir la modernidad del partido y preguntémonos cómo nos vemos hoy”.
Y esto último se articula con el segundo asunto clave a abordarse en ese eventual congreso, pero sobre el cual ya se está trabajando: la elaboración de las bases programáticas hacia 2025, una necesidad a la que el ministro de Defensa, Javier García, hizo referencia esta semana.
Según contó Iturralde, ya hubo “reuniones prepara- torios” con el fin de instalar diversos equipos técnicos -compuestos por sociólogos, demógrafos y cientistas políticos, entre otros- que aportarán, cada uno de acuerdo a su perspectiva analítica, insumos para el análisis de la coyuntura nacional, con el fin último de elaborar el programa de gobierno para el período 2025-2030.
Se enlaza con lo anterior porque el espíritu de este camino, para Iturralde, se basa también en actualizar una mirada de la realidad, que a su vez responda a preguntas tales como “de qué manera afectó al partido la coalición de gobierno” que se encuentra hoy en el poder, qué cosas “se cumplieron” del programa anterior, “o qué problemas son más graves de lo que se pensaba”, al asumir el gobierno en 2020.
“Pero además debemos responder qué pasa actualmente con el libremercado, que ha tenido un avance prácticamente universal con determinadas excepciones. Son muchas las cosas para decir -continuó- y que esas cosas las diga el partido es quizás más importante que lo que pueda decir cada candidato por separado, y es además un trabajo que le va a servir a cualquiera” de los que decidan competir en las elecciones internas de junio de 2024.
Y esto último es importante para Iturralde, en el sentido de que debe entenderse que, a su juicio, este es un proceso que no va a obstruir el desarrollo de las precandidaturas sino al contrario.
Porque también es normal, admitió, que en momentos en que el calendario electoral vaya marcando un ritmo vertiginoso -pese a que Iturralde ya invitó a los blancos a “deselectoralizar el año 2023” y postergar los lanzamientos de campaña para 2024- queden de lado los debates de fondo. “No suele haber tiempo para hablar de estos asuntos con tranquilidad cuando llega el momento de las elecciones en que solo se habla de los candidaturas”, lamentó.
Así que el planteo está hecho. Es parte, y lo seguirá siendo, de conversaciones que promoverá Iturralde en los próximos días.
No es algo que será sencillo, señalaron a El País distintas fuentes nacionalistas, porque no todos están en esta sintonía.
García: “El partido tiene que convocar a pensar el siglo XXI”
La necesidad de abordar discusiones sobre el próximo programa del Partido Nacional no es estrictamente nueva. Hay dirigentes, como el ministro Javier García o incluso el exdirector general de Secretaría del Ministerio del Interior, Luis Calabria, que han hecho mención al hecho de que son tiempos de ya ir pensando en una plataforma programática antes de que desembarquen oficialmente las precandidaturas.
El titular de la cartera de Defensa y líder del Espacio 40, de hecho, hizo de este tema una piedra angular del discurso que dio el pasado miércoles en la sala de Eventos del Palacio Legislativo, como cierre de la primera sesión de la agrupación de gobierno de un nuevo sector conformado por su agrupación y Mejor País.
En esa exposición, luego de afirmar que este nuevo movimiento buscar “diluir” los perfiles de quienes lo conducen para “apostar a la unidad” de los nacionalistas, en contraposición a las figuras que ya se perfilan como precandidatos, se refirió a la importancia de que “el partido defensor de las leyes” trabaje para merecer “la responsabilidad” de celebrar ese hito desde el gobierno.
“Tenemos que pensar en los próximos cinco -dijo entonces García-. No sé si no será hora de que el partido empiece a convocar a cuantas mujeres y hombres de nuestro partido que tienen enormes ganas de pensar en los desafíos del siglo XXI y empezar desde ya convocando a todos a empezar a escribir el próximo programa de gobierno del próximo quinquenio”.