Sus cinco candidaturas a la Presidencia, su relación con Julio María Sanguinetti, el liberalismo- progresista, la “infidencia”, su prisión durante la dictadura militar, la proscripción, el matrimonio con Mercedes Menafra, la Comisión para la Paz, el “los argentinos son todos unos ladrones del primero hasta el último” y la posterior disculpa ante Eduardo Duhalde, la aftosa, la corrida bancaria, la relación con los blancos y el Frente Amplio durante la crisis, el pedido de rescate ante George W. Bush, el declive del Partido Colorado y sus sueños de hacer un gobierno muy distinto a lo que pudo ser. La película “Jorge Batlle-Entre el cielo y el infierno”, que se estrenará en cines el viernes de la semana que viene, propone un vertiginoso recorrido por la vida de quiengobernó el Uruguay desde 1999 hasta marzo de 2005.
Con el foco puesto en las luces, pero también con algunos pasajes sobre las sombras de lo que fue su gobierno y sus distintas desavenencias políticas con nacionalistas, frenteamplistas e incluso colorados, el film de Federico Lemos -también director de la película “Greg Mortimer-En busca de una tierra solidaria”- y la productora Medio y Medio, es un retrato bien definido del líder histórico cuya figura se ha visto reivindicada, tanto por correligionarios como por rivales, en los últimos tiempos.
De hecho, la película -que cuenta con más de 50 testimonios de dirigentes políticos de primera línea y en la que puede verse un archivo audiovisual inédito- expone las palabras del expresidente José Mujica y el exvicepresidente y exministro de Economía, el fallecido Danilo Astori, destacando la responsabilidad institucional con la que Batlle manejó la crisis de 2002. Quizá el más crítico con aspectos de su gobierno sea, en el documental, el expresidente nacionalista Luis Alberto Lacalle, por el manejo de la crisis por parte del entonces ministro Alberto Bensión, e incluso por cómo venía siendo la administración Batlle antes de que aquella se desatara.
Ideología
Para definir la figura de Batlle, la película hace foco en lo que fue su ideología. Para eso da cuenta de las diferencias ya existentes entre el pensamiento de Luis Batlle Berres -su padre y quien fuera presidente desde 1947 hasta 1951, tras la muerte de Tomás Berreta- y su tío José Batlle y Ordóñez, abrazando el primero un pensamiento más liberal. Sobre esto es Sanguinetti quien sostiene en el film que Batlle se solía enojar con él cuando ambos formaban parte de la lista 15 y el también exmandatario definía a la agrupación como “socialdemócrata”. “Un día escribí en una columna y puse que éramos liberales-progresistas y ahí me dijo que sí, que había dado en el clavo, y que mientras los blancos eran liberales-conservadores nosotros éramos eso, liberales- progresistas”, relata Sanguinetti.
Tras dejar atrás la importante participación de Batlle en lo que fue la llamada reforma naranja, que puso punto final a los gobiernos colegiados, y lo que fue la campaña de 1967 -que fue la primera en que intentó llegar al poder-, la obra se detiene en el episodio conocido como “la infidencia”, cuando el diario BP Color publicó en su portada que el dólar se iba a ir a $ 200 y se lo acusó a él de haber sido el informante. Es Gerardo Caetano, que es uno de los entrevistados -además de ser la voz en off que relata la historia de Batlle en la película-, quien señala que esta acusación fue totalmente injusta.
Luego de recorrer la derrota de Batlle en las elecciones de 1971, donde triunfó Juan María Bordaberry y que serían la antesala a la dictadura de 1973, “Jorge Batlle-Entre el cielo y el infierno” cuenta cómo fue el mes que estuvo en prisión en 1972 acusado de ofender a las Fuerzas Armadas y como ese tiempo se hizo “eterno” para sus hijos, develándose las cartas inéditas que le enviaron a la cárcel. Luego, la película no ahonda tanto en su papel durante los años de dictadura, pero sí destaca lo que fue su incondicional apoyo al “No” en el plebiscito de 1980 y su posterior proscripción de cara a las elecciones de 1984, lo que “hizo que el hombre del partido fuera Sanguinetti”, según declara Caetano y reafirma luego Lacalle padre, al destacar, incluso, que en esa instancia -para la que también fueron proscritos el general Líber Seregni y Wilson Ferreira Aldunate- Batlle “no insistió” en participar, entendiendo el objetivo principal que era restaurar el sistema democrático.
La justa
“Este no es tu momento”, le dijo Sanguinetti a Batlle en 1989, según el mismo recuerda en la película. Así fue que decidió dar su apoyo a Enrique Tarigo, que luego fue vencido por Batlle en una interna. Después, en las elecciones nacionales, el Partido Colorado lograría un 30% de los votos, la peor votación histórica hasta ese momento, la que se dio luego de que el líder de la 15 propusiera en la campaña vender las reservas de oro.
Esas elecciones las terminó ganando Lacalle Herrera. Sin embargo, el documental destaca que desde allí Batlle encontró un punto de conexión con la ciudadanía -algo que sería clave para los comicios de 1999-: instalar la idea de que él era un político que “te cantaba la justa”.
En 1994 volvió a ganar Sanguinetti, en unas elecciones que terminaron, sin embargo, casi que con un triple empate entre colorados, blancos y frenteamplistas, y las que llevaron a impulsar una reforma electoral en 1996 por la que se instauraría una segunda vuelta o balotaje. Tras el triunfo del plebiscito, Batlle comenzó a recorrer el país pensando que finalmente podría lograr una victoria en 1999.
La vencida
Tras la primera vuelta que confirmó que Batlle y Tabaré Vázquez pasaban al balotaje, los blancos dieron su apoyo al colorado para armar un gobierno de coalición. Esta historia es contada en el film al detalle y con varias anécdotas de los protagonistas. “Te fijaste el apellido”, dice Lacalle padre que le dijo su madre en momentos en que estaba negociando con Batlle la alianza para impedir el triunfo del Frente Amplio; y también cuenta que por ese entonces le recordó al colorado que Luis Alberto de Herrera “fue siete veces candidato y perdió siete veces”.
En cuanto a los primeros tiempos de Batlle en el poder, el nacionalista reconoce que se sorprendió, “no muy gratamente, por la pasividad” en que encaró la administración, siendo que con los blancos contaba con mayoría en el Parlamento. “Ningún proyecto trascendente se presentó en el año 2000”, critica Lacalle Herrera.
La película dedica varios minutos a lo que fue la instalación de la Comisión para la Paz, en el canal de diálogo que se abrió al respecto de los desaparecidos entre Batlle y Vázquez con este fin, en que Sanguinetti ni Lacalle Herrera brindaron dirigentes para conformarla, y en el hallazgo de Macarena Gelman. “La actitud de Batlle implicó un dramático cambio positivo”, dice sobre su política de derechos humanos el expresidente Mujica.
La crisis también es parte central del film, con imágenes de Batlle en una gira por Estados Unidos, cuando momentos antes de reunirse con el presidente Bush fue informado sobre la presencia de aftosa en el Uruguay. “Estaba devastado y me llegó a decir que se acabó el gobierno”, dice al respecto Raúl Lorenzo Batlle, hijo del exmandatario. Este sería el puntapié inicial de lo que terminaría con la crisis económica de 2002, en la que según recuerda Bensión se daba una “sangría diaria de depósitos”.
Mientras Sanguinetti advierte que la crisis fue “un contagio de la Argentina a través de la banca”, Caetano acepta esto pero al mismo tiempo sostiene que “no hubo un celo efectivo para controlar las operaciones ruinosas”. Lacalle padre, en tanto, opina que “Bensión no daba pie con bola” y dice que por eso los blancos reclamaron su renuncia. En cuanto al pedido de default que hizo el expresidente Vázquez -un “error garrafal” para Caetano-, el que fue apoyado por parte del FA, la película muestra a Astori señalando -como lo hizo en esa época- que se trató de un error y también justificando por qué no votó el rescate de US$ 1.500 millones que Batlle fue a negociar a Estados Unidos, reconociendo que se trató de un tema de disciplina partidaria. Pese a esto, Sanguinetti sostiene que la coalición de izquierda fue suave en sus reclamos durante el debate y que “no obstaculizó“ la salida de la crisis. Astori reconoce que en 2006 se logró pagar la deuda gracias a lo realizado por Batlle.
La película -que rescata el gran sentido del humor que siempre tuvo Batlle-, también cuenta con testimonios de quien fue su sucesor en el liderazgo del partido, Pedro Bordaberry, quien fuera ministro de Turismo en su gobierno. El exsenador relata que en varias ocasiones, caminando por la calle, cuando le gritaban en medio de la crisis cosas como “viejo hijo de...”, Batlle lo tomaba del brazo y le decía: “Lo que más me molesta es que me digan viejo”.