Redacción El País
Sin la presencia de ningún dirigente de primera línea o de autoridades del gobierno, este sábado 4 de octubre se congregaron unos 200 militantes de las bases frenteamplistas para manifestar su disconformidad, en líneas generales, con el rumbo que está teniendo la administración de Yamandú Orsi.
Entre la más de una decena de militantes de base que hicieron uso de la palabra -tenían cuatro minutos cada uno-, los cuestionamientos al gobierno se articularon en base a una premisa central: falta un rumbo más de izquierda.
Hubo tres lineamientos que primaron mayormente en la convocatoria -que tuvo lugar en el local de la Coordinadora B (Juan Paullier y Maldonado)-. En primer lugar, malestar con los lineamientos económicos, con la política exterior que lleva adelante la administración del Frente Amplio (FA), con un importante enfoque crítico con la posición sobre lo que está ocurriendo en Gaza.
Hubo, en esta línea, múltiples referencias a que la política de Cancillería no “representa el sentir de muchos frenteamplistas históricos y de ideología de izquierda”.
En concreto, se condenó el “genocidio en la Franja de Gaza” y se cuestionó duramente que el gobierno no lo reconozca con esas palabras.
También de parte de un militante, de los más eufóricos al hacer uso de la palabra, se reivindicó el rol del Congreso Nacional del Frente Amplio y del programa que de allí surgió. “El presidente emana de los frenteamplistas que lo votamos y cesa ante vuestra presencia soberana. Como decía Tabaré Vázquez vamos a gobernar con la Constitución en una mano y en la otra con el programa del FA. A algunos les gustará más, a algunos menos, pero es el programa que consensuamos. No es una guía para la acción, el programa es un mandato para el gobierno. Es vinculante”, reivindicó y reclamó uno de los primeros en hablar ante los militantes.
Otro de los puntos que estuvieron presente durante las más de tres horas que duró el encuentro fue el de la necesidad de gravar la riqueza y se volvió a mencionar la posibilidad de imponer un impuesto del 1% para los sectores más pudientes de la sociedad. “Va a ser necesario gravar al capital para conseguir los recursos e impulsar el desarrollo de este país. Debemos sincerarnos, no podemos pensar en qué vamos a hacer con la pobreza infantil si antes no nos preguntamos qué vamos a hacer con los ricos. Estamos muy preocupados por el rumbo político que ha tomado el gobierno”, cuestionó otro militante.
Las alusiones también fueron dirigidas a la ausencia de dirigentes políticos de primera línea, a los que por momentos, se los acusó de haberse “alejado del pueblo y estar por los cargos”. “Es imperativo direccionar para que no haya desvío del programa. Discutir con los compañeros las contradicciones internas, pero capaz que los cambios deberían ser de abajo para arriba”, objetó otro de los presentes.
Ana Antúnez, una docente que llegó desde Maldonado -como otros desde el interior del país- fue una de las voces más contundentes y que resumió, si se quiere, el sentir de los militantes que se hicieron presente en la calurosa tarde de este sábado en el barrio Cordón. También, de las que más duro apuntó contra el gobierno: “Hay muchos compañeros que no llegan a fin de mes. Seguimos desangrando al pueblo. Esta es una buena iniciativa para que nos escuchen. Nos han hecho creer que la unidad es ir al comité a encerrarnos. No, compañeros. La unidad es esto, es rebelarnos y realmente empujar por izquierda. Esto que nos están vendiendo no es de izquierda. Los que tienen que escuchar hoy no están acá. No se está cumpliendo el programa. Se ganó por izquierda pero se está gobernando por derecha”, enfatizó.
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