Cuando la madrugada de este martes estaba por terminarse, a las 6:58, un fuerte estruendo sacudió a una de las principales zonas del barrio de Carrasco. Instantes después, los vecinos sintieron una fuerte pisada a un acelerador. Tres delincuentes habían repetido una modalidad que prácticamente ha caído en desuso: habían explotado el cajero para llevarse el dinero. En este caso, el que está ubicado en Gabriel Otero y Divina Comedia.
El subjefe de Policía de Montevideo, Carlos Rodríguez, indicó que se llevaron una “suma muy importante de dinero, moneda nacional y extranjera” pero están entintados, por lo que no pueden ser utilizados. En ese sentido, alertó a la población de que no acepten billetes con manchas de tinta.
Según reconstruyó El País, en ese tipo de cajeros no suele haber menos de $500 mil. En este caso, había cuatro bandejas llenas de dinero.
Desde el Ministerio del Interior insistieron en que los ladrones “no lograron el objetivo”, puesto que no puede utilizarse el dinero en ningún lugar ni tampoco se podrá en el exterior, dado que informaron a Interpol de lo ocurrido.
Aunque ningún negocio formal los acepta, Rodríguez llamó a la población a “no recibir ni canjear ese tipo de dinero”. “No sirve en ningún centro comercial, tampoco, como por allí se habla, de casinos. Las máquinas y la tecnología que poseen hoy los casinos, el tipo de lector que tienen, no permite” pasar el dinero entintado, explicó.
El crimen y las hipótesis
En las cámaras de seguridad que analiza la Policía, se ve cómo tres hombres vestidos de mameluco blanco, guantes y tapabocas se acercan al cajero, ubicado en la sucursal de un banco, rompen una puerta de vidrio y luego logran hacer explotar la máquina usando tubos de oxígeno.
A partir de allí, surgieron una serie de preguntas: ¿por qué decidir explotar un cajero a sabiendas de que los billetes estaban entintados? ¿por qué hacerlo en una de las zonas más videovigiladas de la ciudad?
Rodríguez dijo que se está “trabajando con toda la tecnología, con toda la inteligencia que nuestra Policía Nacional tiene a disposición” para determinarlo y aseveró que “no se está dejando ninguna línea investigativa” sin explorar.
Dentro de ellas, hay algunas más plausibles que otras. Por un lado, la posibilidad de que pensaran que al haber tanto dinero, la tinta no iba a llegar a todos ellos por el formato en el que se almacena en las bandejas. Otra de las hipótesis, más improbable, es que se haya realizado para distraer a la policía de otro hecho.
Además, según informó Teledía, se indaga la posibilidad de que alguien les hubiera brindado datos certeros a los delincuentes sobre cómo es la operativa interna del cajero.
Luego de explotar el cajero, los delincuentes reunieron el dinero que pudieron —otro quedó tirado en vía pública— y se volvieron a subir a la camioneta marca Chevrolet en la que habían llegado. El vehículo había sido robado entre 72 y 90 horas atrás y llevaba chapas matrículas apócrifas.
Así, tomaron la calle Otero y doblaron a la derecha en Blanes Viale, circularon dos cuadras hacia el Centro y giraron a la derecha en San Lucar. El trayecto finalizó cuando volvieron a doblar en el mismo sentido en la calle Esteban Elena, donde dejaron abandonada la camioneta y se subieron a otro vehículo.
En la zona hay muchas cámaras de seguridad puesto que, en frente a la sede en la que sucedió el robo, hay otro banco y en la esquina hay un centro de salud privado. El lugar en el que abandonaron el auto es una zona residencial en la que la mayoría de las casas también cuentan con cámaras de videovigilancia privadas.
Del boom de robo a cajeros a los episodios ocasionales
El entintado de billetes comenzó a regir en 2018 luego de que la explosión de cajeros automáticos se volviera un modus operandi común para los delincuentes de ese momento que, rápidamente, lograban hacerse de grandes sumas de dinero. A nivel local nunca se comprobó que pudiera revertirse el efecto de la tinta.
En poco más de un año —desde setiembre del año 2017 a noviembre de 2018— el experto en seguridad Edward Holfman había contabilizado 67 cajeros explotados y un botín cercano a los US$ 2.000.000. De ellos 27 habían sido consumados y 40 tentativas. Hubo 33 casos en Montevideo, 22 en Canelones, 3 en San José, 2 Maldonado y Río Negro y uno en Colonia, Rocha, Salto, Lavalleja y Durazno, informó El País en ese entonces.
El entintado en los billetes hizo que esta modalidad de robo, que era más que común por esos años, se redujera considerablemente en los años subsiguientes. Sin embargo, se han registrado otros casos luego de eso.
En noviembre del año 2023, también en el barrio de Carrasco, siete delincuentes hicieron explotar un cajero ubicado en las inmediaciones de un supermercado en Avenida Italia y Santa Mónica. Horas después, los responsables fueron detenidos en un allanamiento y se investigó el presunto vínculo de uno de ellos con Sebastián Marset.
El último caso previo al de este martes ocurrió en el mes de julio en el departamento de Colonia. En ese caso, destacó el subjefe, los responsables fueron detenidos e imputados.