DOLOR EN RODRÍGUEZ
Pericia reveló que sangre hallada en el auto y ropa pertenecían a la víctima.
El cuerpo de Micaela Onrrubio (30) sigue sin aparecer y los vecinos de Ciudad Rodríguez (San José) están desesperados. Sin embargo, un hombre está preso desde anoche por el crimen de la joven madre de dos niñas.
De esa forma, cayó el antiguo concepto jurídico que dice que “no hay homicidio sin cadáver”. El juez de San José de Mayo, Fabricio Cidade, resolvió la formalización por homicidio especialmente agravado por el vínculo y el uso de arma de fuego a la ex pareja de Micaela, un albañil de 45 años de edad, aficionado a la cacería y “hábil con el cuchillo”, según los vecinos del lugar.
La fiscal Renée Primiceri logró elementos suficientes para demostrar que el crimen se cometió y que el albañil imputado es el principal sospechoso.
Una prueba biológica fue clave. Mediante una prueba de ADN se demostró que la sangre que se ubicó en un pantalón y en la alfombra de auto, elementos hallados junto al puente Carreta Quemada de Paso Came, pertenecía a la mujer. En el auto del imputado faltaba una alfombra. Por ese motivo la fiscal pidió 180 días de prisión preventiva para el hombre y el juez estuvo de acuerdo.
Además, una pericia sobre el teléfono del imputado lo ubica en la zona de los hechos, muy lejos del lugar que dijo haber estado en primera instancia.
Por su parte, el abogado defensor del hombre imputado, Carmelo Arocha Quijano, dijo en la audiencia de formalización que se oponía “de manera terminante” a la petición de la fiscal Primiceri. “No hay pruebas suficientes, tampoco se logró probar el vínculo y la distancia desde donde observaron los testigos no es suficiente para identificar a una persona”, afirmó el abogado.
Arocha sorprendió en la audiencia al decir: “yo me preguntó si el Ministerio Público mantendría ese pedido si mañana no se encuentra un cadáver y la señora aparece viva. ¿Mantendría su imputación?”.
De todos modos, la fiscal sostuvo que “el cuerpo del delito es todo aquello que tenga relación con el delito (...) que aparezca o no el cuerpo no puede legalmente ponerse en duda que se cometió un homicidio”.
Crimen
Micaela volvía de trabajar el pasado miércoles cuando se encontró con su ex pareja. El hombre estacionó su coche junto a la banquina y a pocos metros de la parada del ómnibus ubicada en el kilómetro 67,200 de la Ruta 11, a unos 15 kilómetros de San José de Mayo. Discutieron y los vecinos de la acera de enfrente escucharon gritos. Después se sintieron tres disparos, uno detrás del otro. Alguien dijo a la Fiscalía que la mujer gritó con desesperación: “Gabriel, qué hiciste”.
Uno de los testigos confirmó ayer a El País que el hecho ocurrió a la hora 19:20 y que pudo ver que el hombre arrastraba a la mujer hacia el interior del vehículo. De inmediato, llamó a la Policía. El auto salió a toda velocidad hacia San José de Mayo y se le perdió el rastro. Cuando llegó el primer patrullero lo único que había era un charco de sangre de 30 centímetros de diámetro, elemento fundamental para demostrar la contundencia del ataque, según explicó la fiscal en la audiencia.
El ahora imputado fue detenido ocho horas después del hecho. Su automóvil estaba lavado y le faltaba una alfombra. En la ventanilla derecha había rastros de sangre.
Fuentes policiales dijeron a El País que el hombre tenía en su casa un perro muerto y el olor era insoportable. Al ser consultado por ese asunto, dijo que era su perra a la que quería mucho. La fiscal ordenó que se le hiciera una pericia psiquiátrica, el resultado fue que es capaz de comprender lo que sucede y por tanto imputable.
Ahora el hombre imputado está preso, la familia y los amigos de Micaela siguen buscando su cuerpo y un padre intenta explicar lo sucedido a dos pequeñas niñas de 8 y 9 años de edad. “La impotencia de no encontrar su cuerpo nos está enloqueciendo”, dijo una vecina.