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Cambió el relato dos veces, se negó a comer y terminó cediendo; crónica de la toma de rehén en la joyería

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Operativo policial por copamiento con toma de rehén en el Centro de Montevideo. Foto: Fernando Ponzetto

ASÍ FUE LA NEGOCIACIÓN DE 9 HORAS

El secuestrador cambió el relato dos veces sobre por qué decidió cometer la rapiña, se negó a comer y finalmente terminó cediendo ante la Policía.

El relato del hombre que había tomado de rehén a la propietaria de la joyería era inconsistente. Lo primero le dijo al equipo de negociadores de la Policía fue que su pareja había secuestrado a su hijo y que por eso había decidido entrar a robar el local, ubicado en las calles Colonia y Barrios Amorín. Pero luego cambió su historia y juró que su hijo estaba enfermo y necesitaba comprarle medicamentos.

La Unidad Táctica de Negociadores de la Policía llegó de inmediato al lugar. Luego de establecer las posiciones tácticas con el Grupo Especial de Operaciones (GEO) de la Guardia Republicana comenzaron a recabar información para determinar cómo seguir.

Los efectivos necesitaban conocer las intenciones del hombre, que había entrado a robar y luego tomado de rehén a una mujer de 74 años. Lo primero que hicieron fue descartar que este tuviera algún vínculo personal con la víctima. Como los hijos de ella estaban frente al local con todo el personal policial que se había desplegado, esa hipótesis se descartó muy rápido. Los negociadores, entonces, comenzaron a hacer gestiones para mantener el primer contacto con el secuestrador y llamaron al teléfono celular de la mujer.

A partir de ahí, el contacto fue constante, apenas interrumpido por algunos minutos, durante las nueve horas en que el delincuente tuvo secuestrada a la mujer. Y según indicaron fuentes policiales a El País, el hombre nunca se mostró tenso durante el intercambio.

Durante todo el tiempo, también, él insistía con que la Policía se retirara del lugar. De hecho varias veces se vio retroceder a la tanqueta del Grupo Geo y a los efectivos moverse de la mira del captor.

Pero los negociadores sabían que había otro problema que tenían que intentar resolver. La mujer sufría hipertensión y no tenía los medicamentos. Mientras iban transcurriendo las horas, esto hacía se incrementara la preocupación de sus familiares y la Policía.

En una de las decenas de llamadas que tuvieron con el delincuente los efectivos intentaron que el hombre entrara en razón. Le decían que nada le podía pasar a la mujer porque la culpa iba a ser de él.

Los negociadores le dijeron que iban a comprar las pastillas para la víctima y que también le iban a llevar comida y bebida. Le preguntaron al delincuente si él quería algo y respondió que no tenía hambre.

Los policías hicieron un paquete con los medicamentos y alimento para la mujer, lo pusieron en una bolsa y lo dejaron frente a la puerta del local. Ahí le avisaron al delincuente que ya estaba pronto para que lo tomara. El hombre se acercó a la ventana, miró hacia afuera y volvió a retroceder.

Amagó varias veces con salir a buscar la bolsa, pero nunca se animó por miedo a que la Policía que estaba posesionada en el lugar lo detuviera.

Operativo policial por copamiento con toma de rehén en el Centro de Montevideo. Foto: Fernando Ponzetto
Isabel, de 74 años, se recuperaba ayer de la angustia y el estrés provocados por la rapiña. Foto: Fernando Ponzetto

A oscuras.

Las horas seguían pasando, los policías continuaban conversando con el delincuente y la bolsa con medicamentos estaba apoyada sobre la vereda. Hasta que, de un momento a otro, la luz del local se apagó.

Allí fue que el hombre se volvió a acercar a la puerta con intención de agarrar la bolsa, pero volvió a desistir. Luego cerró la persiana del comercio.

El equipo de negociadores intentó mantener el foco en el hombre y preguntar muy poco sobre la víctima, solo de vez en cuando para saber si estaba bien.

En alguna oportunidad ella dijo que se sentía mal, que se estaba descompensando.

Los efectivos permanentemente intentaron tranquilizar al hombre de la exaltación que podía tener al estar dentro del local con una persona de rehén y con 80 policías desplegados en la cuadra. Tenían que hacer que razonara. Lo cierto era que no tenía salida.

Según indicaron fuentes policiales a El País, el hombre intentó tomar el control de la conversación con los negociadores varias veces. Los policías especializados saben que no importa el tiempo que tengan que negociar, sino el resultado. Estuvieron las nueve horas luchando para hacerlo cambiar de parecer y frente al negocio para que el delincuente pudiera ver la cara de dónde provenía la voz que estaba escuchando.

Larrañaga: “No vamos a aceptar toma de rehenes”
Larrañaga brindó una conferencia de prensa este jueves de noche tras la toma de rehén de una mujer en una joyería del Centro (Montevideo). Foto: Guillermo Lorenzo

El ministro del Interior, Jorge Larrañaga, realizó ayer un reconocimiento a la Policía por el operativo realizado en la joyería del Centro. “Queremos agradecer y reconocer el trabajo de la Dirección Nacional de la Policía, del jefe de Policía de Montevideo, de la Guardia Republicana y también muy especialmente a la Unidad Táctica de Negociadores”, dijo el jerarca ministerial.

Valoró el esfuerzo, trabajo y profesionalidad de estas reparticiones a la hora de dilucidar la rapiña con toma de rehén. También nombró a la víctima, Isabel, de 74 años, que “fue extraordinariamente valiente”.

Según Larrañaga, la Policía cumplió “el trabajo con seriedad” y la Unidad Táctica de Negociadores “fue muy importante” para llevar el operativo a buen puerto.

El ministro destacó que el trabajo policial tuvo como objetivo central la preservación de la vida. No obstante, expresó que se manejaron todas las opciones. “Como lo hemos definido con el señor presidente (Luis Lacalle Pou), queremos trasladar el mensaje de que en situaciones de rehenes vamos a ser inflexibles”, dijo. Y añadió: “Bajo ningún tipo de vista vamos a aceptar este tipo de situaciones y ojalá esta sea la última que se pueda dar en mucho tiempo”.

En una conferencia de prensa, el director Nacional de la Policía, Diego Fernández, expresó que la resolución de este evento tuvo desde el principio una situación de tensión. “No hay un momento más importante que otro. Es crucial el momento de la entrega (del rapiñero). Pero no podemos destacar ningún momento. El profesionalismo fue magnífico y como director me siento muy contento”. Con respecto a la estrategia policial aplicada en la negociación, Larrañaga explicó: “Esta fue mantener diálogo permanente con la persona que tenía secuestrada a la rehén”.

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