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Una plaza construida para su hija

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Plaza Portugal: tiene 3 mil metros cuadrados y está ubicada en La Blanqueada. Foto: G. Rodríguez

El arquitecto Fabián Kopel propuso y llevó a cabo la iniciativa para favorecer la inclusión.

Fabián Kopel siempre había soñado con que su hija Jazmín —hoy de siete años y con discapacidad física e intelectual— tuviera un espacio público donde pudiera jugar a la par del resto de los niños. En el año 2015, durante una de las internaciones de la pequeña en Buenos Aires, sus padres tuvieron la posibilidad de recorrer los espacios públicos que había en la ciudad y vieron que las plazas contaban con algunos juegos de carácter inclusivo.

"Nos pareció algo mágico ver como naturalmente los chicos de diferentes capacidades se integraban en esos espacios", explica Fabián, el padre de Jazmín. Incluso cuenta que pudieron jugar con su otra hija de cuatro años y también junto con Jazmín una vez que fue dada de alta.

Fabián, que es arquitecto, hacía tiempo que quería hacer algo por la integración de los niños con capacidades diferentes en Montevideo.

"Lamentablemente Jazmín no tiene la posibilidad de ir a la escuela o de estar en contacto con otros chicos y el espacio público es el lugar por excelencia en el que se puede contactar con otros niños. Es a través del juego que los niños se relacionan con Jazmín y los padres también aprenden. Nos imaginamos que esos espacios de juegos no tenían que estar en grandes parques sino que la idea era poder llegar a todos los barrios y que las familias no tuvieran que desplazarse mucho para ir a una plaza de este tipo", contó a ElPaís.

Cuando regresó de su estancia en Buenos Aires a Fabián se le presentó la oportunidad para llevar a cabo su idea.

"Comencé a trabajar en uno de los proyectos de la firma de arquitectos Ventura. El terreno en el que se iba a construir el edificio estaba frente a la Plaza Portugal, ubicada en Monte Caseros y Mariano Moreno, en La Blanqueada. Ahí surgió la idea de que ese espacio tenía un potencial de ser arreglada", contó a El País.

La firma Ventura accedió a contribuir a la iniciativa y a partir de allí la Fundación Jazmín, creada por los padres de la pequeña, comenzó a trabajar para hacer realidad la plaza que habían soñado.

"El objetivo era que las ideas de los posibles proyectos que se podían realizar en la plaza surgieran de la Facultad de Arquitectura y de esa forma también se estaba contribuyendo a la formación de los futuros arquitectos en los aspectos de inclusión", explicó Fabián. Por ello decidieron realizar un concurso en la Facultad financiado por la Fundación Jazmín y con un jurado de arquitectos. Recibieron un total de 33 propuestas.

El proyecto ganador, creado por los estudiantes Catalina Radi, Elisa Porley, Ignacio Bianco y Simone Frieri que será inaugurando en los próximos días, cuenta con tres sectores definidos: el sector de juegos, un amplio espacio de reunión donde se puede jugar a la pelota, andar en bicicleta o en patín, y en el medio un área para que los vecinos de la zona puedan sentarse.

Adaptación.

En la plaza, que tiene un total de 3.000 metros cuadrados, hay juegos que son novedosos (por ejemplo que incluyen una parte sensorial) y otros juegos que son clásicos pero se le realizaron algunas adaptaciones particulares para que sean inclusivos.

"La idea no es que todos los juegos sean especiales sino que sean juegos comunes con pequeñas adaptaciones. No queremos que sean espacios exclusivos para niños con discapacidad sino que sean espacios para todos los chicos", contó el padre de la niña.

Juegos.

Para la Plaza Portugal se eligieron cinco juegos: "hay dos con resortes: uno es un caballito y el otro es una plancha donde los niños pueden subirse arriba", explica. También hay un juego de hamacas que ya estaban en la plaza pero les agregaron algunos aspectos nuevos.

"Hay una hamaca para chicos de 5 años, hay otra que es para una madre y un bebé que no suele ser algo muy común, y luego hay una hamaca especial que es como un plato donde se pueden sentar o acostar chicos como Jazmín o donde se puede subir más de un niño", explicó Fabián.

Otro de los juegos consiste en una especie de semicírculo con barras donde los niños se pueden colgar y abajo cuenta con unos caños con una base donde los chicos pueden pararse y niños en sillas de rueda pueden estar alrededor o dar vueltas por allí.

Por último, habrá una estación sensorial que tendrá algo de música, algunos elementos táctiles y redes como para que los niños se agarren.

El objetivo del arquitecto es que esos tipos de juegos —por lo menos las hamacas inclusivas— puedan estar presentes en todas las plazas; por eso entre los cometidos de la Fundación está el llevar células de juegos inclusivos a las distintas plazas o a espacios que estén en desuso en la ciudad.

La plaza contará además con un piso de goma y una montañita en el suelo realizada con material donde los chicos pueden subir y bajar "y niños como Jazmín que andan en cochecito, también pueden disfrutarlo y sentir la sensación de vértigo", explica el arquitecto.

Costos.

De haberla llevado a cabo el municipio, la obra habría tenido un costo cercano a los 350 mil dólares. Pero la Fundación Jazmín junto a su principal sponsor (el estudio Ventura que donó casi 100 mil dólares) y otras donaciones de otras empresas, fueron los que financiaron gran parte de la Plaza. Aún así, el municipio CH contribuyó con $ 2 millones (65 mil dólares) en compras directas, lo que equivale a materiales.

"Le llevamos también la propuesta a la división de Espacios Públicos de la Intendencia de Montevideo y nos dijeron que no podían destinar dinero para ese lugar pero se comprometieron a ayudar con la maquinaria para la remoción de tierra, el retiro de material y de árboles, además de donar plantas del vivero municipal", dijo Fabián.

En base al presupuesto que tenían se comenzó a construir la plaza y algunas cosas debieron quedar afuera para una segunda etapa por falta de dinero. La fundación se comprometió a hacer todo el resto de los trabajos que incluyó la mano de obra, la implementación de la obra y contribuir con todos los materiales que faltaban.

Los trabajos comenzaron a principio de diciembre de 2016 y finalizaron en junio. Solo restan algunos detalles como la colocación del piso de goma en la zona de juegos y colgar las hamacas.

"Jazmín es el corazón de todo este proceso y fue la que nos motivó a hacer esto", dijo su padre. "Este espacio refleja también cómo nosotros aprendimos a vivir en casa con alegría, viendo a Jazmín relacionarse con sus hermanos hasta ser uno más dentro del grupo; y a los hermanos aprender con naturalidad a convivir con esas dificultades físicas e intelectuales", explicó Fabián.

"Esa es la convivencia que queremos trasladar y transmitir con la plaza, y a la misma vez poder ayudar a otras familias como la nuestra a estar más incluidas en la sociedad y a eliminar algunas dificultades que existen", agregó Fabián.

FUNDACIÓN JAZMÍN.

Los niños en el espacio público.

La Fundación Jazmín fue creada el 16 de junio de 2015 por los padres de Jazmín Kopel, Nadia Dib y Fabián Kopel, "con el objetivo de promover la inclusión de todos los niños en el espacio público, considerando sus diferentes capacidades, para contribuir desde esta experiencia a una transformación de toda la sociedad".

La finalidad de la Fundación es que este tipo de plazas de repliquen en el resto de la ciudad. Otra de las obras que tienen previstas realizar y que tendrá características similares a la Plaza Portugal, será en el predio ubicado en Vazquez Ledesma y Benito Blanco. Allí se utilizará el proyecto que quedó en el cuarto lugar en el concurso por ser el que mejor se adapta a las características del lugar. Uno de los aspectos que promueven es que los padres puedan llevar a sus hijos a realizar las rehabilitaciones que necesiten, jugando, cerca de su casa y sin complejidades de traslado. Con ese fin prevén que las plazas cuenten con equipamientos que no requieran de mucho mantenimiento, y que los espacios de juegos cuenten con elementos de protección y seguridad para los chicos.

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