Hace doce años, el periodista Yuri Gramajo fue rehén de uno de los reclusos más peligrosos del sistema carcelario Uruguayo. Nelson Peña Otero, alias "El Rambo", lideró un motín en el Penal de Libertad el 14 de julio de 1999, momento en el que Gramajo se encontraba dentro de la cárcel grabando un programa.
Otero fue asesinado hoy a balazos por otro recluso mientras se encontraba en el patio de "La Isla", un sector del penal destinado a presos conflictivos o amenazados de muerte (ver nota relacionada).
"Siento que volví a nacer", afirma hoy el periodista quien desde 2002 está retirado de los medios de comunicación. Con nítido detalle contó la odisea que le tocó vivir junto a su camarógrafo, un iluminador y tres policías que quedaron a merced de los presos de la cárcel más violenta del país.
Gramajo, en diálogo con EL PAÍS digital, recordó que "El Rambo" no fue quien comenzó el motín, pero sí lo terminó liderando. Junto a otro preso, de apellido Pierri, fueron los protagonistas "del primer motín en Latinoamérica que terminó sin muertos", afirmó el periodista.
El objetivo del periodista era salir con vida de esa situación y poder garantizar la seguridad de quienes lo acompañaban. Tal garantía llegó en forma de acuerdo con el violento preso.
"Él (por "El Rambo") me dijo que aseguraba mi vida si la Policía no intentaba un rescate violento. En caso contrario me aseguró que estábamos todos muertos y me dijo que a mí me iba a matar él. Y lo aclaró a sus compañeros, les dijo que yo le pertenecía", recordó Gramajo.
Por parte del periodista el acuerdo era filmar la cruda realidad del penal y mostrar todas las imágenes en el programa. Además tenía que generar el diálogo con las autoridades e impedir un ingreso violento. "Si vos lográs que las autoridades dialoguen y no haya intento de rescate, te doy mi palabra que salís vivo de acá", le dijo "El Rambo".
Gramajo aceptó el acuerdo y lo extendió a sus compañeros y a los policías; vía celular dialogó durante horas con las autoridades para disuadirlos de cualquier medida de fuerza. Finalmente se llegó a un entendimiento.
"Terminamos ese día todos vivos, aunque muchos reclusos resultaron heridos. Yo entiendo que ‘El Rambo’ cumplió con su palabra", dijo Gramajo. "Le creí ambas cosas: que me mataría y que aseguraba mi vida y la de mis colegas si nosotros lográbamos el acuerdo", agregó.
Para él, esa situación generó un "mojón" en su vida. Un ante y un después. Hasta hoy le resulta imposible transmitir lo que sintió cuando se dio cuenta que su vida ya no era suya, que estaba en poder de un ser violento y en medio de una situación por momentos incontrolable.
"Lo que en todo momento de aquel día interminable tuve presente en mis pensamientos era que tenía que salir vivo de ahí. Todo lo que hice y dije fue para lograr ese objetivo", finalizó.