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Mejora eficacia de UdelaR y se acerca a la realidad de privadas

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Universidad: se postergarán $ 546 millones de incrementos de UdelaR. Foto: F. Ponzetto
Universidad de la Republica, Udelar , 18 de julio y Eduardo Acevedo, fachada, ND 20151106 foto Fernando Ponzetto - Archivo El Pais
Archivo El Pais

Sociólogos insisten con que la tasa de egreso es baja, aun tras el aumento.

En la universidad privada pagás para recibirte". El mito está instalado, pero un simple análisis de la eficacia en la educación superior tira por la borda cualquier prejuicio: el porcentaje de egreso en la Universidad de la República sobre la cantidad de ingresos cinco años antes, comienza a equipararse con su competencia privada.

Hace 13 años, la diferencia entre ambos sistemas era de 45,7% contra 26,8% a favor de las privadas. Desde 2011, la brecha comienza a acortarse y ya para el año 2015 la distancia se ubica en 41,6% contra 33,5%. Aún no hay datos cerrados de lo que ocurrió en 2016.

La falta de datos, de hecho, es una de las principales problemáticas para analizar la realidad de la educación superior. Los sociólogos insisten con que lo ideal, para cuantificar la eficacia, es seguir la trayectoria de un mismo grupo de estudiantes que ingresaron en algún año (la cohorte). Pero como esa información no existe, los investigadores coinciden con que puede usarse el método de porcentaje de egreso sobre ingreso a cinco años, el tiempo óptimo que demora una carrera universitaria tipo (exceptuando Medicina, Arquitectura y alguna otra).

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Para el sociólogo Gustavo De Armas, especialista en política social de Unicef, la mejora en la eficacia de UdelaR se debe a dos factores. Primero, algunas facultades públicas, sobre todo Ciencias Económicas, "han transformado las asignaturas en créditos, logrando una enseñanza más moderna y flexible". Dicho de otro modo: la pérdida de un examen, en las llamadas materias filtro, no condiciona a que el estudiante puede seguir avanzando en su carrera. Y además tiene el derecho a seleccionar talleres optativos.

Lo segundo, explica De Armas, es que la UdelaR pasó en el último lustro a crear programas de apoyo a los estudiantes. Esta especie de tutorías, sumadas a la flexibilización del sistema, "van haciendo que la enseñanza de grado universitaria sea solo una etapa básica, en que la idea es que se titule la mayor cantidad posible de alumnos, y que la diferencia real surja en los posgrados". Según el experto, "eso sucede en países desarrollados".

Más allá de la realidad de UdelaR, los sociólogos coinciden con que el porcentaje de eficacia del sistema universitario (público o privado) es bajo. La prueba está en que las privadas, que siempre tuvieron un mejor desempeño, no han podido romper la tendencia cercana al 43%. En decir: más de la mitad de los estudiantes que ingresan a la universidad, cualquiera de ellas, no logra terminarla en un tiempo óptimo.

"El problema es de fondo", explica Pablo Landoni, especialista en educación superior. "La tasa de egreso de Secundaria está planchada entre el 35% y 40% hace 15 años, y quienes se gradúan llegan a la universidad con serias dificultades". Según el investigador, las facultades "no siempre se hacen cargo de ese problema y figuran materias filtro que dificultan aún más la trayectoria exitosa".

Para el rector de una universidad privada (prefirió el anonimato) hay otra razón: "En Uruguay no existen pruebas de selección previa, eso lleva a que ingresa mucha gente que, a lo mejor, le erró de carrera o que no está preparada para cursar".

Tanto Landoni como De Armas concuerdan con que "la universidad (privada o pública) no está preparada para integrar a sectores que tienen que combinar trabajo y estudio". Y no están hablando de los más pobres, porque ellos "ni siquiera llegan a la universidad", aseveró el rector de la privada.

Al contrario de lo que se piensa, dijo el rector, "las universidades privadas captan a muchos alumnos de niveles más bajos: deben trabajar y prefieren un cronograma más ordenado, en un único lugar".

La temprana salida laboral de los estudiantes universitarios, según De Armas, no solo responde a la necesidad material de trabajar que tiene el alumno, sino que "en algunas áreas, como Ingeniería, es el propio mercado el que demanda su rápida incorporación".

Por más que el próximo miércoles habrá paro en la UdelaR, en los últimos 15 años las paralizaciones no han sido un obstáculo para cursar una carrera universitaria, como sí lo eran a principios de los 2000.

Aun así, nueve años es el tiempo promedio que demora un estudiante de la UdelaR en terminar su carrera, según el censo de egresados. Seis de cada 10 alumnos que se han graduado, estuvieron ocho o más años cursando la facultad.

En las universidades privadas "no está hecho este promedio", reconoció Landoni. "Todo indica que el tiempo es menor, pero hay factores que enlentecen el egreso que también se está viendo en las privadas: en la Universidad Católica, por ejemplo, el 53% trabaja al tiempo que estudia".

Como el problema parece ser estructural, De Armas insiste con que "es necesario flexibilizar aún más los estudios", dejar el modelo "napoleónico" y apostar a que el "flujo sea más alto, similar a Brasil o Chile".

Crecida de la matrícula es una revolución.

Desde el retorno de la democracia, la matrícula en el sistema universitario uruguayo se multiplicó por cinco. Pasó de poco más de 30 mil alumnos inscriptos, a mediados de los 80, a más de 150 mil en la actualidad. “Es una revolución fantástica”, explicó el especialista en política social de Unicef, Gustavo De Armas. “Solo se compara con lo que sucedió a comienzos del siglo XX”.

En buena medida el aumento de la demanda responde al acceso que han obtenido sectores socioeconómicos que antes no llegaban. Eso no quiere decir que los “pobres” alcancen la universidad, dijo De Armas, pero sí que haya otros grupos que pudieron entrar.

La diversificación de la oferta, con nuevas carreras y la expansión de locales hacia el interior del país, pueden explicar esta “revolución”.

Además, desde 1984, cuando la Universidad Católica fue reconocida como la primera universidad privada con estatus de tal, se fue ampliando la cantidad de instituciones de educación superior privada alcanzando ya las cinco (este 2017 se sumó el Claeh). Solo el conjunto de privadas tiene más de 20 mil estudiantes.

Parte de la crecida de las privadas es por la entrega de becas. Estas son posibles, según dijeron los rectores hace un año cuando se les quiso quitar parte de las exoneraciones fiscales, a las donaciones que reciben (0,1% del gasto en educación).

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