María Antonieta Dubourg
Los seres humanos tenemos el don del lenguaje. A través de él, nos comunicamos o, por lo menos, intentamos hacerlo.
Los animales también emiten una serie de sonidos que, el hombre, en la mayoría de los casos, no ha podido descifrar.
Esas voces se denominan de diferente manera, según cuál sea el animal que las produce.
Pocas veces recurrimos a ellas en nuestro hablar cotidiano. Pero, como todo conocimiento, no está de más saberlo.
El español es muy rico en verbos y sustantivos que nombran las "expresiones animales".
Muchos de ellos son palabras onomatopéyicas, que intentan reproducir el sonido de lo que nombran. Maullar, ronronear, cacarear, cloquear, zumbar, ulular, entre otras, forman parte de este grupo.
Los gatos: maúllan, mayan, ronronean.
Las gallinas: cacarean, cloquean.
Las abejas: zumban.
Los grillos. chirrían.
Los elefantes: barritan.
Las lechuzas: ululan.
Los lobos: aúllan, otilan.
Los caballos: relinchan.
Los pájaros: trinan, gorjean, cantan, pían.
Los toros: braman, bufan, berrean, mugen.
Las vacas: mugen.
Los leones: rugen.
Los pollitos: pían.
Los asnos: rebuznan, roznan.
Las ovejas: balan, balitan.
Los cerdos: gruñen, ozan.
Los patos: parpan.
Las palomas: arrullan.
Los perros: ladran, gruñen, aúllan, arrufan (gruñen mostrando los dientes).
Las ranas: croan.
Los cuervos: graznan.
Las cabras: balan.
Los becerros: berrean.
El sonido que nombran algunos de estos términos no es exactamente el mismo. Por ejemplo, "ronronear y maullar" no son sinónimos; tampoco, ladrar y gruñir.
Pero, todas las palabras se refieren a las voces que son capaces de producir los animales.
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