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La uruguayos de Los Andes fueron la inspiración

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Sebastián Armenault recuerda que corrió su primera maratón en Buenos Aires, en un día nublado, con lloviznas.

"Salgo de casa, tenía que caminar veinte metros hasta el auto y a los diez metros me agarró un miedo terrible. Me dije: hice dos kilómetros y casi me muero, ahora son 42. Volví a casa, allí vi las fotos de mis hijas, abrí la mesa de luz, tomé un billete de cincuenta pesos por si me quedaba tirado, para tomarme un taxi. Pero quería recibirme de maratonista", contó el atleta a El País, como lo hace en sus charlas dedicadas a estudiantes, deportistas o empresarios. Armenault también colabora en escuelas especiales, como una de Argentina para 210 niños hipoacúsicos, sordos o con disminución auditiva.

En Uruguay, el ultramaratonista argentino desarrolló vínculos amistosos con algunos sobrevivientes de la tragedia de los Andes.

"He dado charlas por ejemplo con Pedro Algorta; de hecho ellos son mi inspiración, leí los libros, vi la película veinte veces, hay muchas cosas en común, como el mensaje del rugby".

Cuando Armenault estructuró su proyecto, después de haber estado muchos años en el mundo corporativo, empresario, se preguntó "¿por qué las charlas las da el médico que descubrió una vacuna o un astronauta?". Hoy dice que eso está muy bien pero sus mensajes les llegan a pocos. Él ambiciona lo contrario. No acceder al 1% de los que son considerados exitosos sino alentar a los otros, al 99%.

Todo su derrotero puede leerse en el libro que presentó en Montevideo: "Superarse es ganar", editado por Planeta.

En contra del exitismo y a favor de la superación Armenault tiene su libro.

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