Una mujer oriunda de Maldonado conoció a un delincuente argentino a través de una red social. El intercambio se transformó en una relación sentimental. Pese a que estaba casada y tenía dos hijos de nueve y seis años, la mujer viajó a Buenos Aires y trató de ver al delincuente en la cárcel. No pudo ingresar, según dijo a El País una fuente de la investigación.
Durante el intercambio entre ambos, surgió la idea de realizar un copamiento en la casa de la familia ubicada en Maldonado. El esposo de la hoy condenada tiene una actividad comercial y la familia vivía en una casa de clase media, afirmaron fuentes policiales a El País.
Según los datos recabados por el fiscal de Maldonado, Jorge Vaz y la fiscal adscrita, Ana Laura Barrios, el delincuente argentino envió a dos cómplices desde Buenos Aires, mientras que la mujer dio todos los datos de la familia y comentó que su esposo tenía dinero y propiedades. Además, brindó la ubicación de la casa y mandó un video con la distribución interna de la misma.
Tras la investigación realizada con policías de Maldonado especializados en crimen organizado, ambos fiscales constataron que la propia mujer había pagado con su dinero los pasajes de los delincuentes desde Argentina y les dio el dato del hotel donde debían hospedarse.
Poco antes de que se consumara el copamiento, la mujer se encontró con uno de los argentinos y ambos repasaron el plan.
El copamiento
El 10 de febrero de 2024, los ciudadanos argentinos arribaron a Maldonado y se alojaron en el hotel sugerido. Al otro día, en las primeras horas de la mañana, se dirigieron a la vivienda donde dormía la mujer —cómplice de los delincuentes—, su esposo, dos niños, de nueve y seis años, y una señora de 91 años, su suegra.
La participación de la mujer en el copamiento fue clave. No solo no trancó la puerta de entrada sino que, además, dejó en el porche de la vivienda un pasamontañas, guantes de goma y un cinto. Adentro de la casa, la mujer facilitó a los delincuentes que encontraran un cuchillo de cocina. A cambio de su participación, la mujer recibiría el 40% del dinero obtenido en el ilícito y los tres argentinos el 60% restante, según informó la Fiscalía General de la Nación en su página web.
Los copadores fueron directo al dormitorio de la pareja. Ataron de pies y manos al hombre, le taparon la cabeza con una funda y lo golpearon en varias ocasiones. "Danos el dinero", repetían los copadores.
El fiscal Vaz relató a la Justicia de Maldonado que en todo momento los delincuentes hablaban por celular con otro hombre —se sospecha que se trataba del preso argentino—. Este individuo, por celular, le decía a la víctima que conocía detalles de su familia, como nombres, rutinas y lugares. La pesadilla para el rehén duró unas cuatro horas.
Los copadores se retiraron a pie llevándose US$ 2.500 y $ 15.000. Horas más tarde, la Policía logró ubicarlos en la ciudad de Colonia. Tenían el dinero y el celular de la mujer. Estaban a punto de viajar a Buenos Aires.
El jueves 19, a través de un acuerdo entre la Fiscalía y la defensa de los imputados, la Justicia condenó a los dos argentinos a cumplir la pena de ocho años y dos meses de penitenciaría respectivamente por los delitos de copamiento y lesiones personales.
Mientras que la mujer fue condenada —también mediante un juicio simplificado— a la pena de ocho años y dos meses de cárcel por los mismos ilícitos que sus cómplices argentinos.
A nivel policial se manejó la posibilidad de que el fiscal Vaz solicitara la extradición del preso argentino luego de que éste cumpliera su pena en el vecino país. Sin embargo, Vaz descartó tomar esa medida porque, en primer lugar, la participación del preso argentino en el copamiento no ocurrió en Uruguay. Es decir, el fiscal Vaz no puede investigar un hecho sucedido en el extranjero.
En segundo lugar, Vaz no tiene plena prueba de su participación en el copamiento más allá de algunos mensajes presuntamente suyos de un teléfono imposible de atribuirle, según dijo una fuente de la investigación.
(RECUADRO).
Facilitó llaves de apartamento a ladrones
La investigación realizada por la Fiscalía de Maldonado constató que la mujer hoy condenada entregó a uno de los argentinos, en enero de 2024, las llaves de un apartamento en Punta del Este, propiedad de la madre de su esposo. El apartamento fue robado en dos ocasiones por el delincuente.
La defensa de la mujer alegó que esta había actuado bajo amenazas y violencia psicológica ejercida por el planificador del delito, pero no pudo probar tal extremo. Sin embargo, a Fiscalía sí probó que la participación de la mujer fue con conciencia y voluntad.
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