Un Tribunal de Apelaciones definió la condena de 25 años de prisión para un joven que mató a golpes a otro a la salida de un baile en la Barra del Chuy. Durante la paliza, que duró más de 30 minutos, los agresores lo patearon, cortaron con vidrio, desnudaron e incluso fue asfixiado con su propia ropa. Otros partícipes ya habían sido condenados por proceso abreviado, aunque su grado de involcuramiento fue menor.
El caso ocurrió el 23 de julio de 2023, aunque la víctima de 42 años vivió —aunque sufriendo deterioro físico y neurológico— hasta octubre de ese año. Próximo a la 01:00 de la madrugada la Policía recibió un llamado alertando sobre una persona que había sido golpeada hasta quedar inconsciente, afuera de un local bailable en Avenida Uruguay.
La víctima, que para el momento que llegó la Policía estaba desnuda y llena de sangre, había lastimado a una mujer e intentado abusar de ella luego de que esta se negara a mantener relaciones. Tras esto se encontró con un grupo que estaba tomando alcohol y pidió un trago de vino. Ante la negativa, el hombre los amenazó con un cuchillo.
Uno consiguió sacarle el arma blanca y otro le asestó una patada en la espalda, por la que cayó al piso, y allí algunos comenzaron a golpearlo. Cuando vieron que no reacciona algunos pararon y se fueron del lugar.
Durante más de 30 minutos, no obstante, el ahora condenado le propinó pisotones en la cabeza, lo cortó con vidrios de botella en la espalda y lo desnudó, llegando a asfixiarlo con su propia ropa. Todo esto mientras el hombre seguía vivo, pero ya inconsciente. En medio de esta situación, el agresor tomó un celular y grabó un video que luego subiría a la red social Instagram. También se sentó en el cuerpo de la víctima.
El agredido debió ser trasladado a un hospital, al que llegó vivo, y permaneció durante semanas en el CTI. Luego lo mandaron para otro centro asistencial, desde el que comunicaron a su familia que en caso de sobrevivir, iba a tener secuelas neurológicas. Se determinó que no podría hablar y que dependería de terceros para necesidades básicas como alimentarse. El 18 de octubre falleció estando en su casa.
El caso tuvo a cuatro personas condenadas mediante acuerdo abreviado, aunque en esos casos se computó el delito de lesiones, ya que su grado de participación fue menor al del ahora condenado.
El señalado como el principal responsable del desenlace, fue condenado en primera instancia como autor de homicidio muy especialmente agravado por las graves sevicias —actos innecesarios que generan dolor desproporcionado y prolongan su agonía—, a 26 años de penitenciaría. Su defensa apeló, argumentando que la pena fue "excesiva y desproporcionada".
"El hecho no se podría haber producido si no hubieran estado presente las demás personas", aseguró en el recurso y argumentó que su acción se vio motivada por la amenaza con el cuchillo por parte de la víctima.
Por su parte, la fiscal del caso, Haifa Salim, aseguró que "la conducta del acusado fue particularmente cruel y violenta, ejecutada con ensañamiento", según la sentencia a la que accedió El País. Además, aseguró que el resto de los involucrados tuvieron penas "acordes a su menor grado de responsabilidad".
Finalmente, el Tribunal de Apelaciones decidió mantener la resolución del juez de primera instancia, aunque bajó la pena a 25 años de prisión. Definió al episodio como un "monólogo de crueldad y sadismo" por parte del condenado.
"Pese a la hiperbólica y prolongada reacción del acusado, no puede desconocerse que ella se disparó a consecuencia de una acción ilegítima, violenta y desafiante de la víctima", argumentaron los ministros para reducir la pena un año.
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