“¡Coronamos!”: sobreviviente del crimen de Maracaná relató qué pasó y lo que le oyó decir a los asesinos

El joven, que al momento de los hechos tenía 17 años, fue herido de bala y estuvo varios meses recuperándose en CTI; días atrás contó su versión de lo ocurrido a la Justicia.

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Cuadruple homicidio en Barrio Maracana
Barrio Maracaná el año pasado, a horas del cuádriple homicidio.
Foto: Leonardo Mainé/Archivo El País.

Media hora antes de que contra su casa dispararan más de 130 veces, dos de los agresores habían estado fumando marihuana con él y un amigo, contó la víctima superviviente del cuádruple homicidiodel barrio Maracaná. “Nos preguntaron si teníamos armas, si teníamos algo. Jona les contestó y les dijo que no”, relató.

El 30 de mayo de 2024, sobre las 11 de la noche, varios hombres armados dispararon contra una vivienda ubicada en El Ombú y Pasaje la Vía (barrio Maracaná). Mataron a cinco de las seis personas que estaban dentro de ella, incluido dos menores: un niño de 11 años y un adolescente de 16. Al momento hay dos imputados por el hecho, uno de ellos por la coautoría de los asesinatos y otro por asociación para delinquir.

Tras estar meses en terapia intensiva, previo a la feria judicial declaró ante la Justicia el único sobreviviente, a cuyo testimonio pudo acceder El País. El joven tenía 17 años al momento del feroz ataque y aún hoy lucha por recuperarse: está en silla de ruedas, tiene aún prevista una operación en una rodilla y en su horizonte hay varios meses de recuperación. Esto es solo a nivel físico, puesto a que a nivel humano sigue destruido. En el ataque murieron su padre, de 40 años, y su cuñado, que era el joven de 16.

En su declaración ante la jueza María Noel Odriozola contó que media hora antes del ataque había recibido esa visita en la que le habían preguntado si tenían armas. Su amigo, Jona, que fue asesinado también esa noche, le contestó con naturalidad que no. Le pareció algo normal, al coautor del crimen lo conocía “desde chico” e incluso había ido alguna vez a su casa.

Después de eso, los visitantes se fueron y se quedaron dentro de su casa el testigo y las cuatro víctimas fatales. Estaban sentados en un sillón del living contra la ventana, jugando al Free Fire, mientras su padre preparaba un tuco.

Lo primero que el sobreviviente sintió fueron unos pasos cerca de la ventana. enseguida pudo ver cómo se acercaba un joven, su amigo con el que había fumado antes y un tercer hombre. Los dos primeros llevaban armas tipo Glock y el otro una ametralladora. Al ser consultado por la defensa en cuanto a cómo pudo ver tan en detalle la escena, contestó: “ Veía todo, tremendo foco (estaba) alumbrando ahí todo mi patio”.

Ante las preguntas de la fiscal adjunta de Homicidios Alana Eccher, el sobreviviente llegó a describir hasta el ritmo de los disparos: “Tiraban estando bien pegaditos a la ventana. Tiraron primero tun tun y después un rafagazo y después de a uno así con la Glock”.

Vio a todos sus parientes heridos de muerte y lo único que llegó a hacer fue apretarle la mano a su padre.

Del otro lado de la ventana estaban los tiradores, a los que escuchó gritar: “¡Coronamos!”. En el ámbito de los delincuentes esta expresión se utiliza para decir que se logró una conquista, un triunfo.

La masacre y los dólares

La teoría del caso de la Fiscalía de Homicidios que lidera Adriana Edelman apunta a que del hecho participaron más personas que hoy se encuentran prófugas de la Justicia. Estiman que se utilizaron entre 10 y 11 armas.

Al imputar al coautor del homicidio, en junio del año pasado, la hipótesis fiscal sobre el móvil del crimen señalaba que había habido un enfrentamiento “entre dos grupos de la zona”. Que las víctimas tenían una boca de drogas en su vivienda y que hacía tiempo que venían en conflicto con un hombre apodado “el Gordo” a quien presuntamente habían intentado balear.

A su vez, un testigo reservado que declaró en la causa aseguró que entre la víctima que sobrevivió y el imputado había habido una discusión unos días antes. Eso llevó, según ese testigo, a que la víctima no le permitiera al imputado acercarse a su casa.

Las fiscales han argumentado que la de los investigados es “una organización” que tiene “manejo de dinero”. “En el relevamiento del celular, en una de las fotografías se visualiza una gran cantidad de dólares, son como varios fajos (...) de US$ 100”, advirtió la fiscal adscripta Paula Goyeni, que también investiga el caso.

En audiencias judiciales anteriores, leyeron mensajes que demuestran que el crimen se planeó por WhatsApp. Uno de ellos, que envía una persona que por el momento no fue imputada, dice: “Llevá un par de herramientas, no dejes huellas. Si vas a algún lado, cuidate. Ponete guantes y capucha, si titubean, escuchá, que solo contra el mundo no podés”.

Goyeni había destacado al comienzo del caso que lo que había ocurrido era “un hecho de extrema gravedad, donde realmente lo que se produjo fue una masacre a total sangre fría”. Edelman, por su parte, sostuvo en ese entonces que el escenario del crimen es “un barrio donde reina el Far West”.

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