"Huevito" tienta a coleccionistas y arranca sonrisas

Una BMW Isetta de 1957 es toda una sensación en Punta

2008-01-29 00:00:00 336x323

PUNTA DEL ESTE ANA PAIS

A mediados de los años 50 la alemana BMW no estaba en un buen momento económico: sus autos de calidad eran caros y el país sufría las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial. En 1954 un distribuidor de la marca conoció un pequeño coche fabricado en Italia por Iso. Adquirieron la licencia y al año siguiente lo lanzaron en Alemania.

Sólo dos personas caben en una Isetta común. Además de su forma ahuevada, este auto se distingue estéticamente porque sus ruedas traseras guardan menos distancia entre sí que las delanteras y por tener una única puerta que abre de frente.

Durante los 7 años de fabricación, BMW fue aumentando la potencia de los motores. El original italiano era un dos tiempos de dos cilindros, 236 cc y 9,5 cv. Éste fue sustituido por un monocilíndrico de cuatro tiempos, 250 cc y 12 cv, y así hasta llegar al Isetta 600 con un motor de dos cilindros en línea y 582 cc.

Otro atractivo era el precio: en aquel entonces costaba 2.550 marcos alemanes (DM), mientras que el salario semanal promedio de un trabajador era de 90 DM. Por año gravaba 44 DM de impuestos, "menos de lo que la municipalidad cobra por la tenencia de un perro", afirmaba la publicidad de la época.

Muchas celebridades manejaron este pequeño auto. Aunque Elvis Presley tenía un BMW 507, para una Navidad le regaló a su manager una Isetta roja.

"Coche pompa", "huevo con ruedas", "pote de yogur" y "bragueta", son algunos de los nombres que recibió la Isetta en el mundo. Si bien BMW fabricó estos microautos sólo de 1955 a 1962, se convirtieron en un objeto de culto clásico. Alexis Bagurskas, un uruguayo de 37 años, tiene a nuevo un modelo del que, se dice, hicieron una partida especial de sólo dos docenas.

"Lo compré hace 4 años, pero tardé dos en restaurarlo -contó-. Estaba en uno de esos depósitos de autos viejos por Atlántida buscando uno que había vendido hacía años y que quería volver a comprar. Pero en cuanto vi la Isetta automáticamente la compré".

BMW fabricó 161.728 unidades de los distintos modelos durante esos siete años. Sin embargo, la que Bagurskas encontró ese día fue una Isetta 300 Bubble Window Cabriolet del modelo Tropical de 1957, de la que existen unos 24 ejemplares según los sitios web especializados.

Para restaurarlo tuvo que recurrir a mecánicos expertos en cada una de las diferentes partes. Buscó artesanos de las cuatro ruedas, gente que en los años 60 hubiera trabajado con este modelo y mantuviera esa manualidad que requieren los motores que no son a inyección.

"Hubo piezas que se mandaron a hacer idénticas, pero la mayoría fueron traídas de Alemania, Estados Unidos y Argentina. Igual, las que comprás ahora no son originales de BMW, sino fabricadas por empresas que hacen réplicas para que estos autos sigan funcionando", explicó.

"Quedó 100% restaurado, como un 0 km recién salido de la planta de producción".

El director de DataLab, una empresa de consultoría de sistemas, se definió como un "apasionado" de los autos. En su oficina tiene réplicas de autos antiguos, pues le "gustan más que los cero".

Movido por esta afición y por un poco de curiosidad, llegó a la Semana Internacional del Automóvil Sport y Clásico en el Hotel Mantra, el primer fin de semana de enero. Estacionado entre una Ferrari y un Porsche, el coche rojo de poco más de 2 metros de largo fue una sensación.

Según Bagurskas, "es simpático, le saca una sonrisa a la gente. Lo dejes donde lo dejes, siempre encontrás personas alrededor sacándole fotos o que quieren saber sobre él porque desde hace años que no ven uno".

Muchos coleccionistas se han tentado al verlo. Un vehículo exclusivo en tan buen estado es difícil de conseguir. "Este modelo en particular puede costar entre U$S 20.000 y U$S 30.000, según los últimos registros, aunque depende del estado", explicó el dueño. Aclaró que "preguntan para comprarlo, pero la respuesta es: no se vende".

Al empresario le gustaría tener una mini colección de microautos. Le parece un proyecto divertido, accesible y manejable. "En el mismo lugar donde guardaría un Cadillac, meto cinco Isettas", dijo.

Las claves de su éxito

Como no va a más de 85 km/h, Bagurskas lo usa una vez por semana. Pero lo que para su rutina puede resultar poco práctico, es en realidad parte del encanto. En una web sobre autos, un fanático de la Isetta explicó: "No es un vehículo rápido (...) pero te llevará a todas partes a su paso, con una extrema fiabilidad (...). No es vano es todo un BMW... aunque pequeñín".

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