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"Hay que atacar el acomodo en el Estado"

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Jorge Gandini. Foto: Darwin Borrelli

JORGE GANDINI

Desde el próximo jueves 1 de marzo presidirá la Cámara de Representantes por todo el año 2018 el diputado de Alianza Nacional (sector Por la Patria), quien ingresó al Parlamento en 1985 como suplente, y en el año 1990 ganó una banca como titular.

En entrevista con El País sostuvo que en el Estado ha habido un “acomodo escandaloso” y que “hay que terminar con el amiguismo”. Gandini (59 años) es de la idea de permitir la difusión on line, en tiempo real, de las discusiones de las comisiones de Presupuesto y Hacienda del Parlamento cuando traten la Rendición de Cuentas, lo mismo que los informes de los ministros.

—¿Cuál será la primera medida que tomará cuando asuma la presidencia de Diputados?

—La primera medida será hablar mucho con los coordinadores de las bancadas para encontrar un ambiente de trabajo que permita hacer reformas que la gente pide. El Parlamento es austero, el presupuesto de la Cámara de Diputados es el 0,3% del presupuesto nacional. Siempre hay un esfuerzo por ahorrar. Más allá de lo presupuestal, está el funcionamiento. Además tenemos que comunicar mejor lo que hacemos. La gente cree que lo único que hacemos es reunirnos seis u ocho veces por mes en el plenario y no conoce el proceso de construcción de la legislación. La gente no sabe la cantidad de leyes que se aprueban por consenso, que es mayor a las leyes que se aprueban sin consenso. Hay que comunicar mucho mejor todo el trabajo que se hace aquí adentro. Las primeras líneas, las urgentes, pasan por ahí.

—¿Piensa implementar más seguridad sobre todo en el control del acceso al Palacio Legislativo?

—En el problema de seguridad que tiene el Palacio Legislativo hay un conflicto entre la cercanía y la seguridad. Los legisladores quieren que las puertas estén abiertas, que no haya ciudadanos que no lleguen a tener una entrevista. Todo lo que son barreras nos alejan y el legislador no quiere estar lejos. En cualquier Parlamento del mundo antes de llegar a la puerta del edificio hay que pasar tres barreras reales, con policías. En Uruguay eso no pasa ni los legisladores tienen custodia policial, nadie la tiene. Plantear más seguridad es bastante antipático. Es verdad que hay que poner más seguridad pero cuando se toman medidas de esas son antipáticas.

—Siempre se habla de acercar el Parlamento a la gente. ¿Cómo piensa hacerlo este año?

—Comunicar más lo que se hace. La gente tiene que enterarse que las sesiones se transmiten por YouTube pero hay que acercárselas en otros medios más accesibles. Tenemos que poder comunicar las sesiones de las comisiones que es donde se hace el verdadero trabajo parlamentario. Se debería poder escuchar el debate en las comisiones. Me propongo que se pueda trasmitir todo lo que pasa en la comisión de Presupuesto integrada con Hacienda durante la Rendición de Cuentas. Allí pasa todo el Estado, los ministros, los sindicatos y se toman decisiones que afectan a la gente, su bolsillo, para bien o para mal. La gente tiene que saber qué dijo su diputado, que opinión dio su partido. Hay que pensar también en Facebook. Más de la mitad de la gente hoy se informa a través de Internet, usa los portales de los diarios o usa el Facebook. Hay que estar allí.

—Es un año donde habrá bastante actividad electoral. ¿Eso puede dificultar la discusión en el Parlamento o aprobar leyes?

—Creo que no. El Parlamento va a estar muy cargado este año porque es el último antes del año electoral. Va a haber una sobrecarga de trabajo. Este año el Parlamento tiene la obligación de producir porque hay mucha cosa pendiente.

—¿Conoce casos de nepotismo en el Palacio Legislativo?

—No me constan, no me constan. En el entorno de los legisladores hay mucho voluntariado, mucho militante que nos da una mano, nos asesora, y por ahí puede haber algún pariente. No es mi caso, pero puede haber algún hijo. Ahora la gente entre por concurso. No veo eso aunque en el pasado pudo haber habido. La exigencia social ha ido cambiando. Hay cosas que antes pasaban y se toleraban que ahora no se toleran. La novia del hijo del vicepresidente de ASSE generó lo que generó porque había antecedentes en las intendencias. La esposa del ministro Astori es una de sus asesoras contratadas bajo un marco legal vigente en 2010. Se la contrató con la firma del presidente Tabaré Vázquez, el mismo que firmó la destitución del directorio de ASSE por contratar a la novia del hijo del vice. Y eso no generó un escándalo, pero hoy sí lo generaría. Tenemos que mirar esos cambios. Hay tolerancia cero para algunos desvíos. Yo no creo que haya que combatir el parentesco, sino que hay que combatir el acomodo con parientes o amigos. Todo el que llega a un cargo sin merecerlo por sus propios méritos, solo por pertenecer a un colectivo, está violando una norma ética.

—¿Comparte el proyecto que presentó el senador Pedro Bordaberry?

—Lo veo extremista, va al extremo más lejano que puede ir, y a la vez es insuficiente. El sistema se ata las manos a que pueda ingresar gente valiosa al Estado. Lo que se busca es impedir el acomodo. Es insuficiente porque aún con su extremidad no hubiera cubierto a la novia del hijo del vicepresidente de ASSE. No hay consanguinidad, es lo ético. Y hay otra serie de acomodos escandalosos que se hacen fuera del parentesco que deben ser combatidos. Entre ellos el escándalo que ha significado que durante varios años, el conocido señor Gustavo Torena, el "Pato Celeste", tuvo oficina en el séptimo piso del Edificio de la Presidencia con José Mujica, gestionando negocios con Venezuela haciéndose aparecer como secretario de Mujica, sin sueldo pero vendiendo camisetas de Uruguay. Ahora tiene un complejo turístico. Eso es acomodo y eso es lo que hay que atacar.

—¿Por qué cree que este tema saltó ahora al tope de la agenda política?

—Es el episodio post (Raúl) Sendic. Sucede después que cayó el vicepresidente por la indignación popular respecto a las mentiras y sus gastos indebidos con la tarjeta corporativa de Ancap. Hoy hay tolerancia cero y el Frente Amplio salió a buscar el empate. No pueden demostrar que en la izquierda no hay corruptos y por lo tanto salió a querer demostrar que somos todos iguales.

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