Primera Constitución
La independencia de la República Oriental del Uruguay fue el resultado de un largo proceso con pronunciamientos heroicos, batallas ganadas y perdidas, asambleas y negociaciones, que culminó el 18 de julio de 1830 con la jura solemne por autoridades y pueblo de su primera Constitución, un día de fiesta según las crónicas y la recreación que nos legaron famosos pintores.
De esa forma, la ley fundamental, redactada por la Asamblea Constituyente y Legislativa, determinó la organización del Estado naciente y su forma de gobierno, así como los deberes, derechos y garantías de sus ciudadanos. Si bien se basó en las constituciones más avanzadas de la época, como la francesa y la estadounidense, incluía disposiciones hoy anacrónicas, como la elección del presidente a través de la Asamblea General o la limitación del sufragio a propietarios, alfabetos y hombres. Pero en el fondo sentó las bases de la institucionalidad del país, con su consagración de las ideas liberales y la forma republicana de gobierno.
Llegaron después nuevos textos constitucionales, pero todos se construyeron a partir de esos principios básicos que se convirtieron en seña de identidad de la nación.