Por Agustín Magallanes
El decano de la Facultad de Enfermería, Fernando Bertolotto, señaló a El País que unos 3.700 estudiantes -de los casi 9.000- están rezagados en las prácticas necesarias que deben cursar para recibirse. Por este motivo, algunas generaciones sumarán entre dos y tres años al plazo normal de la carrera para completarla, lo que ha provocado críticas y molestias de estudiantes en las últimas horas. El asunto no es sencillo porque a la falta de recursos universitarios se suma la cantidad de cupos que ofrece el sistema.
“No tenemos suficientes recursos para contratar horas docentes que se ocupen de una cantidad importante de estudiantes que han quedado rezagados, entre otras cosas, porque durante la pandemia se cerraron los campos de práctica clínica”, reconoció Bertolotto en referencia a que estas actividades se fueron aplazando. Esto porque era “muy peligroso” para los estudiantes hacer prácticas en una etapa anterior y crítica del covid-19.
A su vez, en los últimos 10 años, “se multiplicó por cinco la matrícula y el presupuesto no ha cambiado”, lamentó el decano de Enfermería.
Por ello, se ha dado un “cuello de botella” debido a un aumento de estudiantes, que deben completar una cantidad de prácticas para culminar la carrera.
A su vez, cuando los campos clínicos se volvieron a abrir la carrera recibió “menos” cupos por parte de los prestadores de salud -públicos y privados- para las prácticas que tenían los alumnos antes de la pandemia. Hoy rondan los 700 en todo el país, dijo el decano.
La “masividad” de estudiantes y la “dificultad” para que los alumnos sean derivados a la clínica, “obliga” a la carrera a aumentar las rotaciones de los estudiantes donde van a formarse. Es decir, tienen que estar menos tiempo, van rotando, y eso exige más horas docentes. Cabe destacar que no puede haber más de 12 estudiantes por docente.
Bertolotto fue enfático: “El presupuesto que tenemos no nos permite atender esa sobrecarga de trabajo que tenemos”. En ese sentido, afirmó que requieren una partida extra de “por lo menos $ 20 millones” para contratar más horas docentes y así poder cubrir las prácticas, y a su vez encontrar más cupos.
El decano, además, colocó sobre la mesa otro aspecto. La carrera “compite” por los cupos con las escuelas de auxiliares de enfermería, que forman personal que “no tiene la capacitación técnica de los licenciados universitarios”.
Debido a que los prestadores de salud “apuestan más a auxiliares, que cuestan menos”, esto implica un nivel de atención “relativo”, en referencia a que se forman en 18 meses y sin necesidad de contar con bachillerato, frente a la carrera de grado, que insume cuatro años y medio si no existen retrasos como los que viven algunos estudiantes.
Y enfatizó que el licenciado de enfermería es “quien garantiza la calidad de los sistemas asistenciales” por su formación, “más exigente y completa”. Cabe puntualizar que a la mitad de la carrera de licenciatura se les otorga el título de auxiliar.
El decano reconoció que esta situación genera un “malestar natural y normal” entre los estudiantes, quienes volvieron a plantearle sus preocupaciones en las últimas horas, porque ven retrasadas sus carreras, ya que no pueden terminar sin el ejercicio práctico aprobado. Sostuvo que esta situación era “esperable” pero que la pandemia la “aceleró”.
Bertolotto puso énfasis en que siguen apostando a brindar el curso completo a pesar de las dificultades: “Aunque tarde un tiempo más, le vamos a dar la formación que corresponde”.
Actualmente hay unos 9.000 estudiantes activos en la carrera, distribuidos en cuatro sedes (Salto, Rocha, Rivera y Montevideo). Este año se matricularon en todo el país unos 1.300 estudiantes, una cifra similar a 2022, pero superior a 2019, cuando eran unos 800.
“Veníamos manejando la situación con un juego de economía, ingeniería y a veces de magia, y mucho compromiso de repente, pero en la pandemia eso precipitó, cristalizó y nos sobrepasó. No tenemos más con qué equilibrar el presupuesto”, lamentó el decano.
Consultado sobre si los alumnos no podrían hacer las prácticas en la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), dijo que hay “muy buena relación” con las autoridades, pero los cupos allí dependen de cada unidad ejecutora, que “muchas veces está muy supeditada a intereses o juegos de influencia locales”.
La problemática vinculada con las prácticas ya fue conversada con el rector de la Universidad de la República (Udelar), Rodrigo Arim, para conseguir el dinero extra que permita ampliar los cupos.
“Hemos buscado esos fondos, pero no están porque la Universidad está muy acotada en recursos. Todos los servicios universitarios están precisando recursos que no tienen”, manifestó el titular de la Facultad de Enfermería.
El decano puntualizó, además, que antes de la pandemia “no había rezago” como el que se presenta ahora. Era el “normal” por situaciones particulares de los estudiantes, que “en general, viene de contextos sociales bajos”, que reciben becas del Fondo de Solidaridad.
“Tenemos una programación, no podemos hacer magia. Tenemos lugares acotados, cursos que hay que dar”, aseguró. Al mismo tiempo, ya hubo comunicaciones con los prestadores de salud para ampliar los cupos.
“Ahora estamos tratando de mejorar, de ver cómo podemos achicar todo lo que no funciona bien, sobre todo los retrasos en el tiempo. Para eso estamos revisando la manera en que se están usando los recursos docentes en cada unidad académica”, concluyó Bertolotto.
300 alumnos en riesgo de perder beca del fondo
El decano de la Facultad de Enfermería, Fernando Bertolotto, dijo que la carrera es la que más becas del Fondo de Solidaridad recibe -un 10% de los alumnos. Representantes estudiantiles le presentaron ayer al decano listas con unos 300 estudiantes a los que el Fondo les notificó que “les va a suprimir la beca, porque como están rezagos no están concurriendo a cursos”. Esto lo calificó como “muy grave” porque “no es culpa del estudiante, es que no puede estudiar porque no tenemos los lugares ni las condiciones para que sigan el curso de la carrera normalmente”. Hoy pedirá una reunión con autoridades del Fondo.