Por Agustín Magallanes
El Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) buscará este año casi triplicar los cupos de los Centros de Atención a la Infancia y la Familia (CAIF) respecto al año pasado. De todos modos, el plan que cumple 35 años en 2023 está lejos aún de cubrir toda la demanda, ya que unos 35.000 niños se encuentran en lista de espera.

El plan que comenzó durante el primer gobierno de Julio María Sanguinetti, en 1988, ha tenido sucesivos fortalecimientos en los diferentes gobiernos y es considerado una política de Estado exitosa. El año pasado, 63.395 menores de hasta 3 años concurrieron a los 470 centros.

INAU es quien gestiona los CAIF, proyectos socioeducativos orientados a menores en situación de vulnerabilidad, que funcionan mediante un convenio con organizaciones sociales.

A partir de la Rendición de Cuentas 2021, se activó una partida extra de US$ 50 millones focalizada en políticas para la primera infancia, que se distribuye entre el Mides y otros organismos. En 2022, INAU recibió una partida de unos US$ 20 millones, este año tendrá otra de US$ 30 millones y el 2024 obtendrá una cifra similar.

El objetivo trazado es sumar hasta unos 17.000 cupos hasta el año que viene. Para diseñar este apoyo extra se partió de una foto que surge de un cruzamiento de datos estatales: 35.000 niños de hasta 3 años, del contexto más crítico (quintil 1 y quintil 2) no concurren. Es decir, no va van a un CAIF, no hacen uso de las Becas de Inclusión Socioeducativa (BIS), y tampoco van a un centro privado o programa público.

En cuanto a las personas que están en lista de espera, en INAU esta información no está sistematizada -se tienen los datos sueltos de cada centro-, pero reconocen que se puede tratar, también, de unos 35.000 niños

Con esta cifra como “disparador”, señaló a El País el presidente de INAU, Pablo Abdala, se puso en marcha un nuevo fortalecimiento de los CAIF.

El año pasado se sumaron 3.490 cupos (200 más que el objetivo), así como se abrieron 11 nuevos centros CAIF y se llevaron adelante 80 reconversiones y ampliaciones en distintas instalaciones.

Para 2023 la meta es más ambiciosa: la creación de 8.000 cupos más, la apertura de 41 centros y la inauguración de 55 salas móviles, que son aulas especiales contiguas a los locales. De los nuevos centros de este año, 27 serán financiados con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a través del plan “PPP3”, bajo la modalidad público privado. Además, se prevé la construcción de 10 centros, todos en el interior, a partir de un fideicomiso con la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND). También habrá un llamado de la CND para abrir tres locales más. El centro restante será un alquiler en Colonia Miguelete. En 2024, la apuesta es aumentar unos 5.000 cupos, entre otras reformas de infraestructura.

Abdala destacó que la cobertura está dirigida fundamentalmente para niños del quintil 1 y 2, pero “no exclusivamente” a ellos. Buscan no solo aumentar los cupos, sino ampliar el horario a 8 horas en más centros, sobre todo los nuevos; así como activar otro modelo de gestión. Sobre el último punto, se busca superar el orden de prelación para tomar en cuenta el índice de vulnerabilidad del menor. Con la “combinación” de estos datos con varios organismos se buscará “priorizar” algunos casos tomando en cuenta si está recibiendo una prestación estatal y otros datos.

Otro objetivo es aumentar la concurrencia a los centros. Como la asistencia no es obligatoria, la apuesta es a un mayor “convencimiento”. Esto implica que los equipos “intensifiquen” el trabajo de ir a buscar a las familias para convencerlas de que vayan a los centros. La meta, aclaró Abdala, no es que vayan todos los días porque ello, de hecho, “no ocurre”, pero sí ampliar la cobertura.

Vinculado con esto, se abrió un llamado para reforzar el Sistema de Información de Primera Infancia (SIPI) y así contar con un monitoreo en tiempo real. Contó que cada centro comparte al INAU datos de los menores, pero no está sistematizada la información. Abdala dijo que “no está” el dato exacto, por ejemplo, de los menores que están en lista de espera, aunque se sabe que la cifra ronda esos 35.000.

Respecto a si hubo un salto en la demanda, Abdala dijo: “Eso no estaría en condiciones de afirmarlo”.