-¿Cómo observa el funcionamiento actual de la Udelar?
-Es una institución que cumple las funciones por las cuales fue creada; viene con un proceso de desarrollo y cambios relevantes -de los cuales a veces la sociedad no es del todo consciente- y tiene dificultades como otras organizaciones. Soy muy crítico de la universidad, y el día que pierda esa capacidad no debería ser más rector. Pero creo que es una institución que ha demostrado ser capaz de transformarse así misma.
-Siempre se maneja con fondos muy por debajo de lo pedido en las sucesivas Rendiciones de Cuentas...
-El presupuesto de Udelar, que atiende a 160.000 estudiantes y tiene 10.000 docentes, en cualquier comparación internacional es mucho más pequeño. Creo que a Uruguay le sigue faltando una apuesta en esto. Chile acaba de llegar al 1,2% de inversión pública en educación terciaria y superior. Nosotros estamos en 0,7%, a veces un poquito por encima, pero lejos del 1%.
-Es llamativo que en los últimos años subiera tanto la matrícula de Udelar como de las privadas. ¿Cree que ahora se llegó a un techo?
-Estamos cerca de los 20.000 estudiantes que están ingresando, un número parecido al de 2023, y un poquito menor al pico que tuvimos en 2021, pero en orden de magnitud comparables. Es algo bastante superior a lo que sucedía prepandemia. Uruguay tiene dos límites en esto. Uno, que no lo vamos a revertir, es la transición demográfica que explica que el tamaño de las generaciones progresivamente es menor. Y lo otro, que tenemos que revertirlo, es el egreso en Secundaria, que está muy por debajo de lo que el desarrollo del país nos requiere.
-¿No hay un techo, entonces?
-No estamos en un techo porque Uruguay necesita llegar, por lo menos, a niveles parecidos a los países desarrollados, donde no solamente ingresan a veces dos terceras partes de una generación a la vida universitaria, sino que egresan la mitad de cada generación. Estamos muy lejos de esos guarismos.
-Udelar tiene año a año más alumnos y suben las solicitudes de becas. ¿Llegan alumnos más pobres, los que antes no accedían, o el volumen normal tiene más necesidades que antes?
-Las dos cosas. Hay un fenómeno estructural y uno coyuntural. Udelar está llegando a sectores más amplios de la sociedad y estos requieren más apoyo. Pero Uruguay no está respondiendo con la velocidad adecuada. Y hay otra noticia más conyuntural, el covid-19. Venimos de un proceso de formación previa antes de llegar a Udelar con trayectorias formativas más frágiles, más fragmentadas.
-¿En qué sentido?
-Todos los estudiantes que están ingresando hoy en Udelar tuvieron, por lo menos, dos años en su liceo en situaciones que no son normales. ¿Es culpa de ANEP? No, es culpa del covid-19, que tiene efectos a largo plazo, por supuesto.
-¿Cuentan con menor preparación?
-Tienen un proceso de aprendizaje que no es comparable al que tenían en esos años con generaciones que no vivieron el covid-19. Hay evidencia internacional, esto sucede en el mundo, en general. En Uruguay, por una especie de acto de magia, parece que hemos hecho desaparecer del problema de las políticas públicas atender a generaciones que atravesaron el covid-19 en los sistemas educativos.
-Plantea que tienen más fragilidades...
-Tenemos datos concretos, que hemos presentado al Parlamento, de rendimientos. En primer año, por ejemplo, los rendimientos son menores a lo que teníamos antes de la pandemia. Entonces, no solamente tenemos que fortalecer el sistema de becas, sino también el sistema de acompañamiento para compensar como sociedad estas desventajas de generaciones que tuvieron dificultades.
-Los alumnos con una mejor posición económica que deciden estudiar en Udelar por su nivel académico, ¿para usted deberían pagar una matrícula?
-Uruguay necesita más estudiantes universitarios, entonces generar mecanismos de selectividad, inclusive económicos, no parece ser el camino adecuado. Y la gratuidad no es una característica del Uruguay, en países escandinavos, que tomamos como referencia, las universidades son gratuitas. La enseñanza pública asegura el acceso y da instrumentos para la permanencia en el sistema.
-Se puede pensar que alguien con mejor posición económica puede aportar si resuelve ir a estudiar a la Udelar...
-¿Por qué tienen que haber políticas diferenciadas por estratos sociales? Eso termina haciendo sociedades no cohesionadas. El viejo paradigma vareliano es que a la misma institución concurren hijos de ciudadanos pudientes y aquellos de los más vulnerables. Las sociedades más equitativas del mundo son aquellas donde los sistemas de educación son públicos, de acceso general, y de soporte institucional común a toda la sociedad.
-¿Se debería incorporar requisitos como dar una prueba para ingresar a algunas carreras de grado?
-Creo que no, porque se termina generando una estratificación del sistema. Las universidades chilenas públicas se cuestionan ahora ese mecanismo porque están encontrando problemas de desigualdad. Creo que tenemos que evitar, como sea, que eso se reproduzca en Uruguay.
-¿En ninguna carrera?
-Si nosotros fragmentamos las carreras y hacemos examen de ingreso vamos a estar excluyendo a los sectores más vulnerables de la sociedad. Y eso es un problema en muchos países de la región.
-¿Udelar piensa en una demanda potencial de lo que requiere el país en determinadas carreras?
-¿Es la universidad la que tiene que dar esa señal? No son las universidades en el mundo las que la dan. Necesitamos un marco de definiciones, no una planificación indicativa general. ¿Quién puede decir con certeza cuál es el profesional que va a necesitar Uruguay en 20 años, que es para lo que formamos hoy?
-¿Una situación menos regulada no puede derivar en una afectación futura del profesional universitario?
-El antídoto contra eso es no hacer lo que se indicaba en la década de los 90: formar para ciertos puestos de trabajo. Tenemos que tener formaciones que construyan habilidades analíticas e intelectuales amplias, en áreas disciplinares amplias. Eso da versatilidad al profesional y capacidad de adaptarse.
-Un 60% de los alumnos de Udelar provienen del interior del país, pero la oferta se sigue concentrando en Montevideo. ¿Ese es el gran debe de Udelar?
-Es un debe que estamos atendiendo. En el año 2000, 3% de ingresos estaban en el interior y hoy es entre 16% y 20%. El camino ahora es bidireccional, estudiantes tienen que ir de Montevideo al interior. Uno de los principales cambios de la Udelar en los últimos 15 años es que su centro de gravedad no está girando exclusivamente en torno al área metropolitana.
-¿El crecimiento de la matrícula es parejo o dispar a nivel de las 140 carreras?
-Hay cierta estabilidad. Ciencias Económicas, Medicina y Derecho tienen una concentración importante. Pero los estudiantes son receptivos de las señales que reciben. En Agronomía y Veterinaria, antes del boom agropecuario de las primeras décadas del siglo XXI, la matrícula venía cayendo y se disparó con el boom. En Ciencias, la matrícula venía cayendo levemente hasta que vino la pandemia.
-Se mantienen historias de alumnos que reciben clases afuera del salón o en las aulas atestadas. ¿No se necesita un cambio para terminar con esto?
-Las condiciones de estudio han mejorado. Cuando comencé a dar clases, estas eran en cines, en una cancha de básquetbol; hoy son en aulas. Que haya estudiantes con dificultades para acceder locativamente a un espacio, diría que no es una realidad generalizada hoy.
-¿Tampoco en las carreras de la universidad que son más populares?
-Tampoco. Entre otras cosas, porque hemos tenido una mezcla inteligente, y elementos que antes estaban en la presencialidad ahora están en la virtualidad. Pero no es viable tener formación de calidad si no hay encuentro entre alumnos en algún momento de sus trayectorias.
-¿Cuál es el cumplimiento de los alumnos, en promedio, en carreras de grado?
-El grado de desvinculación en la educación terciaria superior, como sistema, en el mundo desarrollado es 50%, 40%.
-¿Qué porcentaje registra Udelar?
-Egresaron unos 7.000 estudiantes el año pasado. Si vamos seis años atrás, cuando ingresaron unos 15.000, es más o menos la mitad. Es un nivel similar de desvinculación a otros países. No estamos por encima.
-¿Cree que hay manera de mejorar este indicador?
-El porcentaje viene mejorando en el último tiempo producto de los cambios de planes de estudio y lo que está sucediendo en el interior del país.
"El modelo que defiendo se parece al escandinavo"
-El cogobierno genera visiones encontradas desde su creación. ¿Es necesario un aggiornamento del sistema de gestión?
-Estoy planteando ahora un cambio en la estructura de gestión de la Udelar. El problema no es el gobierno colectivo, propio de la vida institucional de las buenas universidades en el mundo. Proponemos que en donde tenemos muchos órganos colegiados derivados, concentrarlos. Que se discutan en cuatro o cinco grandes ámbitos las grandes decisiones políticas.
-¿Este mecanismo no puede terminar dilatando ajustes curriculares claves?
-En las buenas universidades del mundo, los ámbitos de decisión -sobre qué se investiga; cómo se investiga, dónde se produce conocimiento y dónde se generan nuevas ofertas formativas- son en ámbitos colectivos.
-¿Qué porcentaje de la matrícula son alumnos extranjeros?
-Alrededor de un 4%.
-El presidente de Argentina, Javier Milei, impulsa el cobro de carreras de grado. ¿Cómo ve la opción?
-Diría que Milei impulsa el cobro en general. Estaba dentro de un programa y lo ha dicho públicamente. Nos viene muy bien que vengan extranjeros a estudiar en Uruguay. Las buenas universidades son cosmopolitas. Ojalá Udelar fuera un mecanismo de atracción de más estudiantes extranjeros.
-¿No hay miedo de que alguien venga a formarse y se vaya?
-Si uno cree que Uruguay es una jaula y tenemos que asegurarnos que los que se forman acá se quedan acá, le estamos errando a lo que debe ser la circulación de conocimiento. Udelar tiene que tener puertas abiertas a todos.
-¿La decisión de no cobrar es ideológica?
-No. ¿Por qué no cobrar a nivel de grado? Porque el tipo de modelo de educación terciaria superior que defiendo se parece al escandinavo, y otros, y esto implica la no segregación del sistema.
Clínicas 2030, no con los recursos actuales
-¿Se concretará el proyecto del Hospital de Clínicas en 2030?
-Con los recursos que tenemos hoy, no. Tenemos la certeza de que vamos a tener un nuevo hospital posiblemente en años siguientes a 2030. En el próximo Presupuesto Quinquenal vamos a plantear la posibilidad de que si el país así lo desea, se precisan mecanismos para llegar sí al 2030 con un edificio. Eso requiere de algunos apoyos económicos y nacionales.
-¿Cree que la clase política valora y dimensiona el rol e impacto de la educación que ofrece Udelar?
-¿Cuál es el ámbito natural de Rendición de Cuentas política? El Parlamento. Lo que hemos recibido, más allá de algún comentario puntual, son expresiones de reconocimiento de todo el espectro político.
-¿Eso queda en la letra o se traduce en recursos? Hay un reclamo de mayor presupuesto para Ciencia...
-No hemos tenido el presupuesto adecuado, pero fue en el Parlamento que se obtuvieron más recursos. El Poder Ejecutivo en todas las ocasiones no envió recursos incrementales para la Udelar en forma directa.
-¿Cómo lee el gesto del Ejecutivo?
-Creo que claramente no ha sido una prioridad del Poder Ejecutivo, pero sí de todos los partidos políticos. El reconocimiento, en actas, es un activo muy importante para la institución y para el país.