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Cierra un colegio de 245 alumnos en Pocitos y alertan de 10 más en crisis por la pandemia

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El Pocitos Day cierra el próximo lunes; para Pablo Cayota (Santa Elena) se vive la “situación más crítica” de la enseñanza privada. Foto: Leonardo Mainé

EFECTOS DEL CORONAVIRUS EN URUGUAY

El colegio Pocitos Day School -con 106 empleados y 245 alumnos de educación inicial, primaria y secundaria- cierra después de 30 años porque sus ingresos no le permiten mantener abiertas sus puertas.

Valentina, de 10 años, llora desde que se enteró que no podrá volver a pisar su colegio. Gianni, de cinco, pregunta por qué no tiene más clases por la computadora. Patrizio, de 10 años, está angustiado y desorientado, cuenta su padre. Ellos son tres de los 245 alumnos que de un día para el otro y en plena pandemia se quedaron sin colegio, tras el intempestivo cierre del Pocitos Day School, que comunicó el martes de tarde -a menos de una semana del reinicio de las clases presenciales en primaria y secundaria- que cerraría sus puertas tras 30 años debido a que los ingresos no permiten “sostener” la institución abierta.

El cierre de la institución -fundada en 1989 y desde hace unos años ubicada en una casona en la avenida Luis Ponce- fue un baldazo de agua fría para las familias (el colegio tenía 245 alumnos de inicial, primaria y secundaria, más unos 50 estudiantes en régimen de tutorías) y para los 106 empleados. Pero además encendió las alarmas sobre la situación precaria de la educación privada en medio de la crisis sanitaria y económica por el COVID-19.

Pocitos Day venía con problemas y su situación se terminó de complicar por la pandemia. Es uno de los 50 colegios laicos agremiados en la Asociación de Institutos de Educación Privada (Aidep). Su presidente Juan Carlos Noya, dijo a El País que muchos colegios intentarán terminar el año y ver las proyecciones para 2021 para decidir "si es viable o no mantenerse abiertos". La intención, insistió, es apostar a terminar el año “por un tema de respeto a los alumnos”. Pero advirtió: “La situación es complicada y todas las instituciones estamos afectadas. Algunas tienen espalda más ancha y otras no”. A Noya el asunto lo tiene preocupado “porque muchas instituciones están en un justo equilibrio”.

La situación económica precaria se deriva de un aumento importante en el otorgamiento de becas (es la solución que encontraron las instituciones para dar respuesta a las familias y no perder alumnos), así como descuentos de cuotas. “Todos hemos recurrido a eso porque las familias no pueden pagar y se quedaron sin trabajo. Y nosotros tenemos que apostar a que se queden cuando pase el temporal”, dijo Noya.

Hasta hace poco había unos 4.000 trabajadores de la educación privada en seguro de paro, y en Aidep aún no tienen la cifra actual con el reingreso a las clases presenciales.

Según los datos que manejan en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Enseñanza Privada (Sintep), hay 10 colegios que se encuentran en una situación económica de “fragilidad”, según dijo su secretario general, Sergio Sommaruga. A su juicio, la pandemia agudizó un problema estructural.

Zózima González, directora del colegio Jean Piaget, dijo a El País que “hay que aprender a reorganizar las instituciones” ante la nueva realidad. Para Pablo Cayota, director del colegio Santa Elena, es “la situación más crítica de la enseñanza privada en el país”, incluso peor que la de 2002. “La generalización es mayor a la de 2002, abarca a más gente. Hay muchas familias con ingresos reducidos o gente en seguro de paro. Hay emprendedores y profesionales que ven afectados sus ingresos. Eso en la clase media alta y en los sectores populares ni que hablar", indicó. “Y se ha logrado salir en base a un enorme esfuerzo colectivo”.

Desde la Asociación Uruguaya de Educación Católica (Audec), que agrupa a 157 colegios, evitaron hacer declaraciones sobre el tema y dijeron a El País que en unos meses el panorama será más claro.

Final.

Aunque la situación económica del colegio era precaria desde hace bastante tiempo y hace al menos un año se arrastraban negociaciones por atrasos salariales, los padres se enteraron del cierre en la tarde del martes y hubo una reunión por Zoom esa noche, donde se informó que las deudas impagas del colegio ascendían a cinco millones de pesos, según dijeron a El País participantes de esa reunión. Un día antes, el lunes pasado, se retiraron objetos de valor como televisores, según dice el sindicato. “Eso no es de buena fe”, dijo Sommaruga.

Pocitos Day School. Foto: Leonardo Mainé.
Pocitos Day School. Foto: Leonardo Mainé.

El comunicado difundido el martes dice que “son varias las familias que han quedado sin ingresos y por tanto imposibilitadas de pagar las cuotas mensuales”. Y que desde junio “se hace notorio que no es posible continuar con todo el equipo trabajando y sin ingresos que sostengan la institución”.

El colegio trabaja en la reubicación de alumnos y docentes, aunque no es simple debido a que el distanciamiento social por la pandemia complica más todo. Según pudo saber El País, una de las opciones que se manejan es el Queen's School, que está en la misma zona, tiene una propuesta y cuota similar. Su director Enrique Morrone dijo a El País que ya se reunió con padres de familias del Pocitos Day y que están dispuestos a aceptar alumnos.

En Primaria preocupa el tema. Ayer visitó el colegio la inspectora Estela Rodríguez, quien dijo a El País que las escuelas públicas tienen las puertas abiertas para absorber alumnos: “Nadie puede quedar sin educación”.

“El tema son los gurises, son los niños”

Una delegación de los padres de los alumnos del Pocitos Day School será recibida esta tarde a las 17 horas por el consejo directivo del colegio. La idea es que les den la información de los números del colegio. “Queremos transmitirlo luego a posibles interesados, que hay más de uno, para ver si el colegio es viable con una nueva administración”, dijo a El País Fernando Di Stazio, vocero de un grupo de padres. Agregó que “las autoridades aducen que el cierre es producto de la alta morosidad, pero esto no es real”.

Otro padre es el exárbitro de fútbol Gustavo Méndez, quien contó a El País que a principios de esta semana se enteraron que había un conflicto sindical que se arrastraba desde hace un año y medio. “El tema son los gurises, son los niños. Ellos sabían que el lunes 29 empezaban y se iban a ver con los amiguitos después de tres meses”, indicó Méndez. “Queremos salvar la situación de nuestros hijos hasta fin de año por lo menos. ¿Cómo insertamos a 250 chicos en otro colegio?”, preguntó el exjuez, quien tiene dos hijas (Melina, de seis años, y Valentina, de 10). Su hija grande “llora desde que se enteró que no va a ver más Pocitos”.

A su juicio, “no puede ser que de un día para el otro un colegio cierre”, aunque entiende que “no deja de ser un negocio para el que monta el colegio privado”.

Daniel González, abuelo de un alumno, indicó que el colegio tiene “manejos presupuestales muy erráticos y no es de ahora”. Y concluyó: “Esto es fruto de mala gestión. No pueden dirigir ni una ferretería”.

Hay varios antecedentes de cierres de colegios: el año pasado la secundaria del Jean Piaget y el Colegio José Luis Zorrilla de San Martín de la Ciudad de la Costa. Pero, más allá en el tiempo, quizás el más recordado, por su trayectoria y el trasfondo de algunos manejos poco claros de la economía de la institución, es el caso del Saint Catherine en 2003 y también el Erwy School ese mismo año (que casualmente funcionaba en el mismo lugar donde hasta ahora está el Pocitos Day).

Aclaración: En una primera edición, se mencionó al Colegio Juan Zorrilla de San Martín entre los antecedentes de cierres de instituciones educativas. El correcto es José Luis Zorrilla de San Martín (Ciudad de la Costa) y no el Juan Zorrilla de San Martín de Pocitos (Ellauri 527). A los involucrados, las disculpas del caso.

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