Como artesanos del primer mundo

Educación. En mayo abre el Centro de formación y desarrollo artesanal y cultural de Montevideo Se invirtió un millón y medio de euros en las instalaciones, ubicadas en el antiguo Telégrafo

2008-04-28 00:00:00 300x300

ANA PAIS

Talleres con todo lo último para trabajar en joyería, cuero, cerámica, madera, piedra y lana textil. Docentes formados por especialistas españoles y clases de 15 alumnos seleccionados. Un instituto uruguayo, armado y financiado por europeos.

Sobre la peatonal Sarandí, en el edificio patrimonial del antiguo Telégrafo, abre en mayo el Centro de formación y desarrollo artesanal y cultural de Montevideo. La inversión estuvo en el entorno del millón y medio de euros en instalaciones y otro millón en equipamiento.

La elección de las especializaciones que se dictarían en el instituto fue casi de sentido común: por la abundancia de vacas, el cuero; por la también numerosa cantidad de ovejas, la lana; por la creciente forestación, la madera; por el infaltable barro, la cerámica; por las canteras, la piedra; y por las que además son preciosas, la joyería.

Pensar qué tipo de artesanos formar y en consecuencia, crear los programas de estudio, seleccionar docentes y equipar talleres, fue más complejo.

En la convocatoria para las inscripciones, que cerraron la semana pasada, se llamaba a "jóvenes de 17 a 29 años, alejados del sistema educativo o `desescolarizados`, con escasos recursos o `carenciados`, con deseo de hacerse artesanos".

Para evitar la deserción estudiantil, se fijaron cursos gratuitos e intensivos de un año, que incluyen una hora de formación teórica contra cinco horas de formación específica en los talleres, dos de producción de artesanías y una de almuerzo.

A su vez, como los estudiantes están en el centro de 8 a 17 horas, se les da desayuno, almuerzo y ropa apropiada para trabajar en los talleres, además de los libros.

De forma paralela se fijaron reuniones con representantes de cada sector (artesanos, docentes, empresarios), donde se les preguntó qué procesos productivos se están haciendo en el país y qué tipo de profesionales se precisan. Luego, se elaboraron los perfiles laborales, los programas y guías didácticas, se compraron maquinarias y montaron los talleres.

Ni siquiera el número de integrantes por grupo es aleatorio. En total son 105 alumnos, es decir, 15 por cada una de las seis especializaciones, más otro grupo de joyería, la única que tiene dos niveles. "La niña bonita" surgió de estudios realizados en 2002, que indicaban que en Uruguay se jubilaban 15 artesanos por año en el rubro con menor inserción laboral, que en tiempos de crisis era piedra ornamental, labor asociada a la restauración.

Financiamiento. En realidad, el Centro de formación de Ciudad Vieja es el segundo que se inaugura en el marco del Programa de Fortalecimiento de las Artes, Artesanías y Oficios (PAOF), un convenio entre la Unión Europea y el Estado uruguayo a través de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP).

Con fondos no reembolsables de unos 7 millones y medio de euros del viejo continente, más 3 millones y medio de euros de ANEP, se concretaron dos institutos para artesanos.

El primero funciona en Artigas desde 2005. Allí sólo se enseña cuero, lana textil y joyería, puesto que la crisis obligó a reducir rubros.

Ya son 200 los alumnos que están cursando o terminaron de cursar. Sólo el 60% de los inscriptos egresa; al momento hay entre 50 y 60 artesanos formados por PAOF.

Según la experiencia del departamento del Norte, estos jóvenes se insertan con rapidez en el mercado, tanto como empleados o independientes. En este sentido, el centro los forma para que puedan crear y gestionar sus propias pymes (pequeñas y medianas empresas).

Al egresar, aquellos que hayan probado ser emprendedores pueden ingresar a las unidades microempresariales o "viveros de empresas", tal como le llaman dentro de los centros.

"A través de una formación técnica previa y un plan de negocios que también elaboran antes, los chicos se instalan en estas unidades con el fin de que después de un año como máximo, puedan insertarse en la sociedad con una empresa autónoma y formal. Todo esto si es exitoso el plan de negocios", explicó Gabriel Dambrauskas, coordinador general de PAOF.

Los institutos fueron pensados para autosustentarse en la compra de materias primas, reparación de máquinas, comida, ropa y gastos extras. Mientras que ANEP paga los costos fijos y el sueldo de los profesores.

Para solventar esos gastos están las dos horas diarias de elaboración de productos artesanales, que luego se venden en la tienda que tiene cada centro y otras del país.

En Artigas, "a pesar de las dificultades, que han sido muchas y que siguen habiendo, y de los errores cometidos (por ejemplo, la situación legal de la facturación y del sistema de mercadeo), creemos que estamos casi en el 50% del nivel de sostenibilidad", dijo Luis Romero, jefe de asistencia técnica de la Unión Europea.

El promedio de ventas es de US$ 2.000 por mes. Una de las últimas y mejores ventas fue una réplica en mármol de la Puerta de la Ciudadela, a la embajada de España.

De hecho, todo el dinero aportado por la Unión Europea "proviene de los europeos mismos a través de los impuestos", explicó Dambrauskas.

Si bien el coordinador general de PAOF aseguró que más del 60% de la cooperación mundial es europea y que forma parte de "negociaciones e intereses comerciales", Romero acotó: "En Europa todavía hay una idiosincrasia ligada a una cierta ideología que considera que en la cooperación hay que gastar cierto dinero, además de por los intereses. Porque si realmente fuera tan rentable Estados Unidos y Japón tendrían muchísimo más".

Profesionales. En el centro de Artigas y en un futuro en el de Montevideo, se realizan cursos de formación permanente para artesanos en ejercicio.

Las clases se dictan en módulos específicos y ya no son gratuitas, sino que cuestan un promedio de $ 6.000 por alumno o el equivalente en especias, puesto que en el sector pocos pueden pagar en efectivo.

Según un censo de 2006, de los 3.000 artesanos entrevistados, sólo 800 declararon obtener más de la mitad de sus ingresos de las artesanías.

Sin datos sobre exportación artesanal

"No tenemos datos de cuánto exportan los artesanos", dijo Alberto Betolaza, director de la División Artesanías de la Dirección Nacional de Artesanías, Pequeñas y Medianas Empresas (Dinapyme). "Hay una dificultad bastante importante y es que no se distingue en los códigos aduaneros el producto industrial del artesanal. Los únicos datos que tenemos son de cuánto vende un artesano por día en las ferias que apoya Dinapyme", agregó.

No obstante, el instituto Uruguay XXI elabora de forma periódica un listado de exportaciones de bienes nacionales en base a datos de la Dirección Nacional de Aduanas, donde figuran algunos de los productos que se elaboran en las seis especializaciones en las que educa el Centro de formación y desarrollo artesanal y cultural de Montevideo: madera, textil, joyería, cerámica, piedra y cuero.

En los últimos doce meses, cerrados al 31 de marzo de 2008, el ítem "madera, carbón vegetal y manufacturas de madera" exportó US$ 317.896.000.

El rubro lana textil está dividido en distintas categorías. "Lana y pelo, hilados y tejidos de crin" vendió al exterior US$ 238.859.000, mientras que "prendas y complementos de vestir de punto" alcanzó los US$ 18.670.000, "tejidos de punto" los US$ 5.244.000, y "tejidos especiales, encajes, tapicería, pasamanería" vendió un total de US$ 3.491.000.

De "piedras y metales preciosos, joyería y demás manufacturas" se exportaron durante el mismo período US$ 85.910.000.

En lo que respecta a "productos cerámicos" se vendieron a otros países US$ 9.065.000.

Por el rubro "manufacturas de piedra, yeso, cemento" ingresaron US$ 6.829.000.

"Manufacturas de cuero, talabartería" se exportó un monto de US$ 4.228.000.

Del ítem "manufacturas diversas" se obtuvieron US$ 739.000.

Dos testimonios

Núñez, cerámica: "En el taller el horno tiene la última palabra"

En su taller llamado Noctilucas, Estrella Núñez fabrica artesanías en cerámica, que varían de vasos y jarros hasta máscaras y pesebres. Pero después de 12 años en el oficio, precisaba clases específicas de actualización.

"El curso fue excelente, porque la cerámica como cualquier disciplina tiene avances y hay que estudiar permanentemente", contó.

Fueron 100 horas de horneado, lo que les permitió entender el funcionamiento y aplicaciones de los que son a gas, leña y eléctricos, explicó la artesana y destacó que "en el taller el horno tiene la última palabra".

Según Núñez, lo difícil de vivir de la artesanía es llevar de forma paralela las cuentas de la empresa, moverse en el mercado e investigar para hacer productos diferentes. Por eso en PAOF dictan también cursos de comercialización: "Nadie va a comprar un par de zapatos por la caja, pero tenemos que aprender que es importante", dijo Núñez.

Ella vende sus productos a Manos del Uruguay, Acatrás del Mercado y Almacén La Carlota en Colonia del Sacramento.

Firpo, madera: "La teoría se aprende sobre la máquina"

Carlos Firpo tiene 46 años y es artesano en madera desde hace tres. Trabajando en el Centro de Desarrollo Económico Local de Carrasco Norte se enteró de los cursos de formación permanente de PAOF, donde estudió iniciación a la ebanistería y fabricación de muebles a medida.

"Su principal ventaja es el método de enseñanza, en el cual la teoría se aprende sobre la máquina. Es un curso de competencias, algo que acá no es muy visto y que es importante para el artesano que no tiene tiempo para perder", explicó.

Firpo es mecánico tornero y dibujante técnico, pero tuvo que reciclarse y salir a buscar otras opciones. Fue autodidacta en la artesanía con madera hasta que tomó las clases que, según dijo, le dieron "posibilidades más grandes".

En este momento produce muebles que vende en la tienda de PAOF, materiales didácticos para escuelas y acaba de ganar una licitación de 350 sillas para Salud Pública.

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