LETICIA COSTA DELGADO
Al envejecer, las personas pierden 30% de su masa muscular. Myoage, un consorcio europeo integrado por un científico uruguayo, estudia los mecanismos involucrados y busca disminuir sus efectos sobre la población y los sistemas de salud.
El ser humano alcanza su máxima masa muscular entre los 25 y los 30 años. Después, comienza un lento y progresivo desgaste que se hace evidente a partir de la cuarta o quinta década de vida. El proceso se puede controlar con ejercicio físico, pero hacia los 70 años el desgaste se vuelve fragilidad. Disminuye el metabolismo -conjunto de procesos físicoquímicos que se desencadenan para convertir y utilizar energía-hay una pérdida de la fuerza, una alteración en el equilibrio y se desencadena un proceso que puede llegar a terminar en la inmovilidad y en la dependencia frente a terceros.
Una de sus consecuencias más evidentes son las caídas. En Uruguay cada año se caen 146.000 ancianos (un tercio de los adultos mayores). El 60% queda con secuelas permanentes, lo cual también redundará en gastos para sus centros asistenciales.
Fernando Botta, presidente de la Sociedad Uruguaya de Gerontología y Geriatría indica que el debilitamiento muscular es un problema "muy importante" para la población. El sedentarismo - "una enfermedad social"-, los trastornos cardiovasculares, la artrosis y las patologías neurológicas son factores que aceleran el proceso de envejecimiento muscular.
En cambio, una adecuada alimentación (hay alimentos que tienen sustancias antioxidantes) y la práctica de deporte ayudan a prevenir, controlar y combatir el desgaste que sufren los músculos.
ESTUDIO GLOBAL. La sarcopenia (sarco= músculo, penia= debilidad) afecta a todos los países y como tal atrae la atención de especialistas de todas partes del mundo. Desde Europa, más de 20 equipos de investigación conforman Myoage, una iniciativa coordinada por el Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica de Francia, que busca comprender y combatir la debilidad muscular que se produce con el paso de los años.
Entre los especialistas que integran el consorcio europeo se encuentra Martín Baraibar, doctor en Biología dedicado a la investigación en Biomedicina en la Universidad Pierre y Marie Curie (París). "El objetivo central es comprender los problemas relacionados con el envejecimiento natural, cuyas consecuencias abarcan a la gran mayoría de la población. Pero también se realizan estudios en algunas patologías, sobre todo las de mayor incidencia, como la distrofia de Duchenne", explica el científico sobre un tipo de afección hereditaria de tipo progresivo.
La investigación de Baraibar se concentra en el estu- dio de las células madre del músculo esquelético. "Los mioblastos o células madre son una población de células localizadas en el músculo (entre las fibras musculares) que son las responsables de la regeneración de nuevas fibras en respuesta al daño del tejido", indica el científico.
Estudios anteriores, señala Baraibar, comprobaron que durante el envejecimiento las células del músculo esquelético pierden la capacidad de multiplicarse y diferenciarse en nuevas fibras musculares. Por lo tanto, una disminución en su cantidad y en su capacidad funcional, podría provocar la perdida de masa muscular durante el envejecimiento.
ESTRÉS OXIDATIVO. En edades avanzadas, además de perderse fuerza y aumentar la debilidad, las personas acumulan sustancias tóxicas que son producidas durante su metabolismo. En estado sano, el organismo cuenta con mecanismos que protegen a las células de sus efectos tóxicos. Sin embargo, en el proceso de envejecimiento, las capacidades antioxidantes se alteran y se produce lo que se conoce como "estrés oxidativo".
La pérdida de la capacidad para combatir estos efectos tóxicos puede ser una de las causas centrales del proceso de desgaste. Sus consecuencias también se asocian con enfermedades como Alzheimer o Parkinson.
El estrés oxidativo es uno de los procesos estudiados por Baraibar en su investigación sobre las células madre del músculo esquelético.
"Es un tejido con un alto consumo de oxígeno, lo que lo hace particularmente propenso al daño por especies reactivas del oxígeno (ROS)", explica el uruguayo. "Estas especies son capaces de afectar (mediante modificaciones en la estructura) a moléculas que son clave en las células", agrega. El daño se acumula, las defensas se desgastan y aumentan los riesgos.
El equipo de Myoage busca identificar las moléculas que son blanco del estrés, para conocer qué mecanismos alteran y desarrollar intervenciones específicas.
"El objetivo no es revertir el proceso, ya que el envejecimiento es un evento natural en la naturaleza", afirma Baraibar. "Pero sí contribuir a que la gente pueda vivir con la mejor calidad posible durante la mayor parte de su vida", indica el uruguayo.
La cifra
30% Es el volumen de masa muscular que se estima pierde un ser humano al envejecer.
Aspectos clave
Efectos sobre calidad de vida
Entre los 70 y 80 años las personas sufren las consecuencias del envejecimiento muscular. Disminuye su metabolismo, pierden equilibrio y se vuelven más vulnerables a las caídas, lo cual afecta su calidad de vida.
Consecuencias económicas
El deterioro muscular de la población mundial también afecta a los sistemas de salud. Un estudio realizado en Estados Unidos estimó que en 2004 el país gastó 18 mil millones de dólares en atender problemas vinculados con el envejecimiento.