Armerías venden más picanas eléctricas y gas paralizante

| Seguridad pública. Muchas consultas pero poca venta de armas de fuego | Violencia. Los vendedores legales coinciden en que la población está preocupada por la inseguridad, pero la crisis económica ha frenado la adquisición de armas de fuego | Volvió a rechazar el planteo de armar a la población

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El País

S. Cabrera / D. Ferreira

¿Hay que armarse para combatir la delincuencia? Los locales autorizados no han notado un alza en las ventas de armas de fuego. Pero sí en las consultas y en la venta de elementos de auto defensa, como los clásicos gases paralizantes y picanas.

"El mostrador es un confesionario", suele decir Walter Carrasco, gerente de la tradicional Casa del Policía, ubicada junto a la Jefatura en la calle San José. Todos los días, Carrasco escucha historias de personas asustadas por robos o distintos actos de violencia.

Un rato antes de hablar con El País, Carrasco había escuchado la última anécdota de la jornada: una mujer a la que le arrebataron la cartera cuando iba a buscar a su hijo a un cumpleaños. "No le dio ni para gritar, fue todo rápido. La mujer vino al local y se compró de inmediato un gas paralizante", explicó Carrasco.

El tema adquiere relevancia a partir de la polémica creada esta semana en el seno del oficialismo por el tema de la inseguridad. El senador del MPP Eleuterio Fernández Huidobro dijo que la población debe armarse para defenderse "de un nuevo tipo de delincuencia".

"Quien más quien menos tiene un arma para defenderse en su casa o en su auto cuando va de paseo. Eso es una realidad que rompe los ojos. La gente, además, ya no denuncia las cosas que sufre", indicó Fernández Huidobro.

La ministra del Interior, Daisy Tourné, le contestó con su postura pro desarme: las armas "generan más violencia".

IMPRESIÓN. Casi un sociólogo, Carrasco observa una gran "desazón en la gente", producto de la "confusión" por la violencia de los robos. "La gente se pregunta: ¿me armo o no?, ¿tiro o no tiro? Hay mucho sinsabor, la gente no sabe para dónde arrancar. Pero el uruguayo en sí no es violento", opinó.

En La Casa del Policía hace meses que se nota un incremento en la venta de gases paralizantes y aparatos de shock eléctrico, más baratos que las armas de fuego y no requieren trámite de habilitación.

El gas paralizante, muy usado por las mujeres, cuesta entre $ 300 y casi $ 600. La picana es algo más cara: sale entre $ 1.000 y $ 3.000. Una gaseada en la cara de un ladrón lo puede sacar de circulación casi una hora. Las picanas eléctricas dan choques de 20.000 voltios pero de escasa potencia. La electricidad provoca dolor y espasmos musculares. El resultado es similar: desestimula la acción de los atacantes.

En cuanto a la venta de armas de fuego, en el local tienen muchas consultas, pero luego la gente demora en decidirse. Carrasco entiende que eso se debe a que el trámite de habilitación es algo complicado, a lo que se suma la situación económica actual.

REGISTRO. Luis Yarzábal, propietario de Armería Yarzábal, cree que "cada vez se venden menos armas" y asegura que las cifras bajan año a año. En eso influyen los trámites de habilitación, según el empresario. "Muchos optan por comprar directamente a conocidos o vecinos. No quieren trámites, le esquivan a eso. Desde que salió esa exigencia, las ventas vienen a pique", indicó Yarzábal.

Para vender un arma de fuego, aún las más elementales, se requiere un trámite de habilitación ante Jefatura que incluye certificado de buena conducta, test psico físico y un curso básico de tiro. Un arma barata, como la calibre 22, no baja de $ 1.200, pero solo este trámite cuesta unos $ 1.500. Las armas más caras, como la 357 Magnum y la 38 especial, pueden costar unos US$ 1.000.

Hasta 2002, las armas más básicas se vendían solo con mostrar la cédula de identidad.

Hugo, encargado de la armería Pinor, asegura que en la década del 90 "se vendían cientos de armas de fuego por mes". Hoy ese local no vende más de diez cada mes. "Hemos tenido que diversificar nuestra oferta. Es verdad que hay muchas armas sin registrar, pero no las 500.000 que dice el gobierno", sostuvo.

El dueño de armería La Martineta, Miguel Varela, coincide en que se venden menos armas en el circuito legal por lo complicado del trámite, sumado a la crisis económica. "Pero hay temor en la población. Mucha gente las quiere para hacer un tiro al aire si entra un ladrón. Y el que quiere hacer las cosas en orden, saca la habilitación. Y si no puede recurrir a la feria u otro tipo de venta irregular", explicó. Varela vende entre diez y quince armas por mes para auto defensa.

El Servicio de Material y Armamento del Ejército inició una campaña de entrega voluntaria de armas de fuego. Los últimos datos oficiales indican que hay 577.000 armas habilitadas. y una cantidad similar de armas ilegales.

"Botón" que envía alerta a la Policía

Silencioso, el "botón de pánico" es un sistema por el cual los comerciantes podrán alertar a la policía cuando personas sospechosas merodean por su negocio.

El dispositivo tuvo ayer su lanzamiento, a cargo del Centro de Almaceneros Minoristas, Baristas, Autoservicistas y Afines del Uruguay (Cambadu) y la empresa de seguridad Roytronic ante la seguidilla de robos y copamientos a los locales en los que los comerciantes respondieron de forma violenta contra sus agresores.

Ante una situación de riesgo, el cliente activa el dispositivo "que no es sonoro y va directamente a la computadora de la empresa de seguridad" -monitoreada por una operadora- y ésta a su vez va al 911 y a cada seccional, la que corresponda de acuerdo adonde se llame, y en pocos minutos está la Policía con seguridad en la zona y en el lugar de donde la llamaron", explicó a El País el presidente de Cambadu, Mario Menéndez.

efectivo. El "botón de pánico" comenzó a implementarse en 2001. Desde entonces casi 400 comercios de los 3.300 socios con los que cuenta Cambadu instalaron el dispositivo. Según Menéndez, hasta el momento ninguno lo devolvió.

Luis Inzaurralde, un comerciante del Cerrito de la Victoria que sufrió más de 60 robos, destacó que el sistema -instalado en varios puntos de su autoservice- le ha dado buenos resultados.

"A nosotros nos bajó en un 99% la siniestralidad que teníamos anteriormente. Nos robaban tres veces por semana más o menos. Éramos un poco el `tintero del óleo` como se dice en campaña. Estaban permanentemente robándonos. Nos sucedió de robarnos en la mañana y estar haciendo la denuncia y que nos llamen que nos estaban robando de nuevo", Inzaurralde.

La cuota por el "botón de pánico" es de $ 390 por mes tras pagar la instalación del sistema que cuesta unos $ 500. En ambos casos hay que sumarle el IVA, pero los términos del contrato son acordados entre el cliente y la empresa de seguridad.

El director de Roytronic, Roberto Cyjon, afirmó que cada 15 días el servicio técnico de la compañía se contacta con el cliente para pedirle que active el pulsor a fin de comprobar que el botón se encuentre operativo. La cobertura del "sereno electrónico" se extiende durante las 24 horas, los 365 días del año.

Los locales que cuenten con este dispositivo lucirán en el frente un cartel "disuasorio" que indica que está protegido. Los responsables del proyecto esperan que con el "botón de pánico" los criminales lo piensen dos veces antes de copar un comercio.

Menéndez explicó que los clientes del "botón de pánico" son pequeños comerciantes porque el mediano o grande ya tiene otro tipo de alerta, otro tipo de alarmas y gente cuidándolos: "Son para aquellos que están en barrios alejados y comercios pequeños pero que igual tienen vidas para salvar".

Las cifras

570 mil es la cantidad aproximada de armas habilitadas en Uruguay. Hay una cantidad similar de armas ilegales.

$1.200 es el precio de un arma calibre 22 en plaza. Luego hay que pagar otros $ 1.500 para el trámite de habilitación.

$ 300 es el precio del gas paralizante más básico en plaza. En tanto, un aparato de shock eléctrico no baja de $ 1.000.

Tourné: "No hay magia en seguridad"

Rivera | Freddy Fernández

La ministra del Interior, Daisy Tourné, aprovechó ayer su visita a Rivera para defender la actuación de la Policía, y volver a rechazar el planteo del senador frenteamplista Eleuterio Fernández Huidobro de que la gente debe armarse a fin de defenderse de los delincuentes.

"En materia de seguridad no hay magia", dijo Tourné, acotando que lo que hay es "mucho sudor de los hombres y mujeres que visten el uniforme de la policía".

Tourné estuvo en Rivera para colocar la "piedra fundamental" de la nueva cárcel departamental (ver Ciudades, página B3).

La ministra envió además una crítica adelantada a los candidatos de la oposición que están hablando de la inseguridad pública. Sostuvo que "quien desde un estrado prometa que va a solucionar en dos días temas que tienen décadas de descuido está, simplemente, faltando a la verdad".

Posteriormente, al ser consultada sobre las manifestaciones de Fernández Huidobro, afirmó que "quienes conocen mi trayectoria saben que pienso que en el tema de manejo de armas hay que manejarse con mucho cuidado". Agregó que "no hay que alentar la violencia por la violencia": por el contrario, entiende que no se trata de un consejo sabio "decirle a la gente que estamos viviendo en el fart west".

Además, intentó minimizar la trascendencia de las divergencias que saltan a flote en el gobierno, acotando que Fernández Huidobro "tiene su opinión, yo, la mía", y afirmó que no se siente "cuestionada" por el senador frenteamplista.

En una columna el jueves en el diario La República, Fernández Huidobro dijo que en materia de seguridad pública "no importa si es una sensación o si es una inseguridad directa, lisa y llana: es un gravísimo problema. En medio de tal panorama, la querida ministra del Interior le pide a la población que se desarme". Y agregó: "Parecería muy recomendable desobedecer a la querida compañera ministra: no hay más remedio por ahora que armarse. Porque cuando el Estado falla, cuando falta, cuando resigna porque no tiene más remedio o cuando es superado, la ciudadanía tiene pleno derecho a defenderse". El senador del MPP dijo que la población debe armarse porque los delincuentes "nos están ocupando los espacios públicos ante nuestros ojos y ante nuestra inoperancia. Nos matan con pasta base. Nos rompen las escuelas y las policlínicas barriales".

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