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Mamá estimula: Cuatro consejos absurdos de crianza (tercera parte)

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madre e hija

Con los hijos

En su columna semanal, la experta en crianza Claudia Guimaré, nos cuenta cuales sobre cuatro consejos absurdos que las madres primerizas reciben habitualmente.

En las pasadas dos notas deMamá estimula te dejé los seis consejos absurdos de crianza más comunes. Desde no upar mucho a los niños, hasta dejarlos llorar para que aprendan a dormir solos, no dejarlos andar descalzos, o usar andadores para que aprendan a caminar más rápido. 

En la columna de hoy, te cuento los que ocupan los cuatro puestos finales del decálogo de malos consejos que hemos recopilado en conversaciones con las más de 300.000 mamás que son miembros de nuestra comunidad, para que tengas argumentos sólidos serios y confiables para rechazarlos tranquila.

Llora para manipularte

Como comentamos en la parte I de esta nota, dejar llorar al bebé jamás es una buena idea. No lo es para entrenarlo para que concilie el sueño, como no lo es tampoco para que “crezca y se haga independiente” ni mucho menos para que “desarrolle sus pulmones” (consejo absurdo si los hay).

El primer consejo que me dio la neonatóloga el día que nació mi hija fue “ningún bebé llora para manipular” y me sorprendió, puesto que para ese fuera el primer consejo que da a los padres una especialista que ve decenas de familias de recién nacidos por día, es porque evidentemente lo considera necesario aclarar.

Y es que la creencia de que los niños manipulan desde recién nacidos está lamentablemente muy extendida cuando en realidad, pasará mucho tiempo para que el niño entienda que su mamá es un “otro” separado de sí mismo y más tiempo aún para que desarrolle una mínima intuición de manipulación sobre terceros.

De hecho, los expertos sostienen que no es sino hasta los 7 años cuando los niños desarrollan su pensamiento abstracto, a saber, concretamente lo que es bueno y malo y por ello, cuando un bebé llora es porque necesita algo y las respuestas que reciba a sus demandas irán moldeando su cerebro, su manera de entender cómo funcionan las relaciones humanas.

El llanto de un bebé es una demostración de dolor o incomodidad y por ende un pedido de contención y ayuda, de calma y de empatía. “Los niños no lloran para manipularnos, dice el famoso pediatra español Carlos González, lloran porque están sufriendo, porque lo pasan mal. Si estuvieran felices, en vez de llorar, reirían. Por tanto, nunca hay que pararse en la raya. Hay que cruzar la raya y acudir a consolar a nuestro hijo, tal como haríamos con cualquier familiar adulto al que viéramos llorar. Eso no quiere decir darle todo lo que pide, porque a veces piden cosas que no les podemos o no les debemos dar”.

“Es una tortura dejar llorar a los niños y esto se eleva a la enésima potencia si además los castigamos física y psicológicamente. El niño llora porque está estresado, porque necesita algo. ¿Cómo podría manipular un niño de 12 meses, dos años o tres años a su madre o su padre? Eso es totalmente falso”, señala Rolando Pomalima, director ejecutivo del área de Niños y Adolescentes del Instituto Nacional de Salud Mental "Honorio Delgado - Hideyo Noguchi" de Perú, quien sostiene que “dejar llorar a un niño adrede es una forma de tortura” y puede tener secuelas en la construcción de su personalidad, llevándolos a convertirse en seres desconfiados y hasta violentos con otros o consigo mismos.

Por ello, la próxima vez que alguien te diga que tu hijo te manipula con su llanto, puedes decirle con total seguridad que los niños pequeños no pueden manipular intencionalmente sencillamente porque su cerebro no está aún preparado para eso y punto final.

No le des más teta que te usa de chupete!

¿Cuántas veces nos habrán dicho a las madres lactantes que nuestros bebés nos usan de chupete? Muchas veces nos hemos tenido que defender de esta absurda comparación con frases como “el chupete no es más que una burda imitación del pecho materno” dice Rosa Jové, Psicóloga y Psicopediatra española, especialista en Antropología de la crianza y autora de varios best sellers como “Dormir sin lágrimas”.

Y explica, “evidentemente, el bebé no usa de chupete a la madre. El pecho materno no es solamente una fuente de alimento, también lo es de amor, calor, seguridad, placer, calma, bienestar. La lactancia materna cubre muchísimas necesidades del bebé y entre ellas está la necesidad de succión, que es igual de importante que las otras y precisa cubrirla de la misma manera. Mejor si le ofrecemos el pecho siempre que lo requiera, para que así, además, pueda estar recibiendo leche materna para hidratarse y alimentarse correctamente”.

¿Qué es lo que sucede realmente y es la fuente de este falso concepto? Pues que existe lo que se llama, o más bien llamaba, succión no nutritiva, y a la que hoy se le dice “succión afectiva” en la que el bebé no está tomando tanto pero que es igual de importante. Cuando el bebé es puesto al pecho de la madre comienza a succionar muy rápido lo que desencadena en reflejo de eyección de leche, para inmediatamente después pasar a una succión más rítmica y profunda y unos 5 minutos más tarde, parece adormilado. Es ahí cuando la gente cree que ya no mama y que sigue prendido de mimoso nomás, pero en realidad sigue acumulando pequeñas cantidades de leche en su boca, y cuando por fin la tiene llena, la traga. Después de un rato más o menos largo de realizar este tipo de succión es probable que se desencadene de nuevo un reflejo de eyección de la leche y el bebé vuelva a comer un buen rato más, para nuevamente pasar luego a una succión afectiva y así sucesivamente hasta estar satisfecho.

Ambas succiones, la nutritiva y la afectiva son importantes y son las dos caras de una misma moneda, siendo la succión afectiva una función reguladora, responsable de calmar al bebé haciéndolo sentir tranquilo y seguro.

Quítale la teta que se le van a picar los dientes

“Los matas lactancias" están en todos lados!” Dice el Dr. Alberto Estrada Retes. “Nos tienen rodeados! Tienen agentes infiltrados en todos los ámbitos, incluso ente los profesionales de salud. Los hay entre las enfermeras, médicos generales, ginecólogos, pediatras, nutriólogos y entre los odontólogos también, ordenando quitar el pecho para que no se le piquen o tuerzan los dientes a los bebés. Y eso no es cierto. La leche materna no pica los dientes ni los tuerce”.

Y continúa explicando: “La leche materna tiene un factor de protección contra las caries, y aunque tiene lactosa, que es azúcar, con el agarre adecuado el niño recibe la leche atrás, en el paladar, y la deglute sin tener casi contacto con sus dientitos; lo que no sucede con el biberón. Lo que pica los dientes es la falta de higiene, con o sin lactancia materna y es peor si le das al niño azúcares libres. Los dientes del bebé deben lavarse desde que aparecen, y es tu odontopediatra quien mejor te dirá cómo y con qué.”.
Una lactancia materna prolongada es el mejor antídoto contra una mala alimentación.

Dale algo cuando empiece el invierno para fortalecer sus defensas

Otra de las grandes preocupaciones de tías y abuelas es el prevenir resfríos y toses sobre todo al llegar el invierno o bien cuando los peques van a empezar el jardín, ya que el efecto dominó del contagio entre niños es un mal imposible de evitar.

Las historias familiares de nuestros antepasados están llenas de anécdotas de remedios caseros para estos menesteres, muchas de las cuales, no sólo eran horrorosas (a mi madre y mis tíos les daban aceite de hígado de bacalao por ejemplo), sino que también se han demostrado totalmente inútiles.

Pero si estás buscando un fármaco mágico que prevenga a tu hijo de estos males, la realidad es que como una vez más sostiene Estrada Rete, no existe. “No hay ningún medicamento en la farmacia que sirva para fortalecer el sistema inmunológico” sostiene. “Las vitaminas de la farmacia y todos los productos que ofrecen fortalecer las defensas de tus hijos serán un gasto inútil y te darán una falsa expectativa. Que no te importe si la vecina se la pasa presumiendo que a sus hijos les da unas vitaminas muy buenas y que por eso no se enferman. No es cierto, quizá no se enfermen y eso está muy bien, pero no es por las vitaminas esas, te lo aseguro”.

Además, al entrar al jardín o guardería y estar en contacto con otros niños, el contagio será inevitable. “”Cuando llevas al bodoque a la guardería, explica, es un poco como si lo llevaras de pesca, pero en vez de mojarras o truchas, pescará microbios y la carnada es el nene. Pero ten calma. La mayoría de esos microbios serán virus que causan enfermedades más o menos leves, más o menos benignas, que detectadas y atendidas a tiempo no serán graves y así, poco a poco, el sistema inmunológico de tu pequeño se fortalecerá y él saldrá adelante.”

¿Qué sí puedes hacer?

Darle leche materna todo el tiempo que puedas, ponerle todas sus vacunas, darle una dieta balanceada con frutas y verduras y mantenerlo bien hidratado siempre con agua natural o su leche, lavarle vale las manos con frecuencia, evitar aglomeraciones y que haga ejercicio y si es al aire libre, mejor.

En definitiva, mucho amor, mucha teta y una vida sana, son lo más importante. Así que calma. ¡Vas bien! Y a consejos necios, oídos sordos.

CONOCÉ A NUESTRA COLUMNISTA
Claudia Guimaré
Claudia Guimaré

Socióloga uruguaya y especialista en marketing y comunicación. Fundó Mamá estimula y desde Argentina, comparte materiales educativos y soluciones para padres.Su comunidad cuenta con más de 300.000 integrantes.

Mirá cómo Mamá Estimulapuede auxiliarte en la crianza de tus hijos. Podés leer otras notas de Guimaré acá.

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