Los niños y niñas pequeños no saben de fines de año y años nuevos. Saben del presente y de presencia. Captan rápidamente la energía con la cual los adultos nos tomamos estos días, eso sí. Intuyen que algo pasa, pero siguen ahí con sus necesidades a flor de piel, con su impulso de explorarlo todo, con sus ganas de pasar tiempo con nosotros/as.
En estos días de cierres, despedidas, compras y un poco de locura, lo mejor que podemos hacer es cuidar los espacios y tiempos de nuestros peques. Tratar de seguir con la mayoría de sus rutinas, con la alimentación adecuada, con sus ritmos que muchas veces no son parecidos a los que manejamos nosotros, y mucho menos en estas épocas.
Deseo que el balance que hagamos del año sea positivo. Y no hablo de grandes éxitos y de la falta de contratiempos. Tampoco hablo de haberlo hecho “todo bien”. Hablo de una sonrisa plasmada en la carita de nuestros hijos, de habernos repensado y aprendido de los errores, de haber podido pedir perdón si fue necesario, y sobre todo de haber pasado tiempo de calidad con ellos y haberlos disfrutado mucho.
Los años pasan, se terminan y comienzan. Para algunas personas pasan muy rápido, para otras más lento. Lo cierto es que las infancias no esperan, no se detienen, y cada día tenemos la oportunidad de cambiar el mundo, su mundo, mejorando pequeñas cosas para que sean más felices, más cuidadas y más respetadas. Siento que ese es el camino, y que si hay algo en lo que podemos estar de acuerdo todos/as los padres y madres es en que deseamos vidas felices para ellos y ellas.
Feliz 2023 familias, mis mejores deseos para el año que comienza, seguiremos encontrándonos en este espacio.
Marha Scanu
Lic. en Comunicación, Educadora en primera infancia, Doula, Educadora perinatal.
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