Con los hijos

En la última columna nos referimos a un grupo deparásitos que denominamos ectoparásitos, los piojos. En esta oportunidad, decidimos abordar la infección por parásitos intestinales a la que denominamos “endoparasitosis”: enfermedades del tubo digestivo causadas por diferentes tipos de agentes, protozoarios, hongos y helmintos, pudiendo haber más de uno en forma simultánea.

Aunque afecta fundamentalmente a niños en condiciones socioeconómicas desfavorables, en las que el agua potable, el saneamiento y la eliminación de excretas no es adecuado, este tipo de infección puede estar presente en cualquier niño, sobre todo de edad escolar.

Tal vez la preocupación de una amiga, que hace unos días me llamó alarmada al encontrar un “gusano único” al cambiarle el pañal a su nieta, me alentó a hablar de este tema.

Habitualmente, la puerta de entrada de estos parásitos es el contacto directo o la vía oral, con la ingesta de agua, alimentos o tierra contaminada con materia fecal. Las endoparasitosis más frecuentes en nuestro medio son las provocadas por Giardia lamblia, Enterobius vermicularis y Áscaris lumbricoides, a los que, a partir de ahora, vamos a llamar Giardia, Oxiuros y Áscaris, la forma en que lo hacemos frecuentemente.

Brevemente nos referiremos a cada uno de estos parásitos. Algunos que no se ven a simple vista, como la Giardia y otros sí son visibles como los oxiuros y los áscaris - el de la consulta que referí previamente-.

Giardia, es un protozoario, determinante de la parasitosis más frecuente a nivel mundial. Su forma de trasmisión es la ingesta de los quistes, que a nivel del intestino delgado se transforman en trofozoítos, se fijan a la mucosa donde permanecen hasta transformarse en quistes nuevamente, y se desprenden hacia la luz intestinal para luego salir al exterior con la materia fecal. Estos quistes son muy infectantes y pueden permanecer vivos largos períodos de tiempo, en el suelo y en el agua, hasta que vuelven a ser ingeridos mediante alimentos contaminados.

La infectación es exclusivamente digestiva y se puede cursar en forma asintomática o manifestarse fundamentalmente con dolor abdominal, diarrea, distensión abdominal, e incluso, pérdida de peso. Mencionamos previamente que no se ven a simple vista y pueden no ser detectados en los coproparasitarios (a veces es necesario realizar tres coproparasitarios para que se hagan ostensibles). En muchos centros educativos solicitan un coproparasitario negativo para permitir el ingreso, pero que no se vean no quiere decir que no se tengan, por eso aclaramos este punto.

Los Oxiuros son pequeños “gusanos”. El niño se infecta al ingerir los huevos de los oxiuros que están en la ropa de cama, alimentos y otros objetos contaminados. También pueden autoinfectarse al rascarse el ano y llevarse la mano a la boca. Estos pequeños gusanos quedan viviendo en el colon (intestino grueso). Los huevos ingeridos se rompen en el intestino delgado y los oxiuros maduran en el colon. Las hembras de estos gusanos se trasladan hacia el ano del niño, sobre todo durante la noche, y ahí depositan huevos, iniciándose nuevamente el ciclo.

Puede no dar síntomas, aunque lo más frecuente es que se manifieste con prurito intenso de la margen anal, la zona vulvovaginal en las niñas, con eritema y escoriaciones provocadas por el rascado. La infectación se perpetúa cuando los niños ingieren los huevos que quedaron bajo las uñas al rascarse. Además, los huevos de los oxiuros quedan adheridos a la piel y la ropa, lo que posibilita el contagio a otras personas. Esta infección también se manifiesta en los niños con despertares nocturnos frecuentes o sueño intranquilo.

La infección es exclusivamente intestinal. Los huevos son muy resistentes, si el nivel de humedad es adecuado, pudiendo permanecer largo tiempo en el suelo, la ropa u otros objetos. Estos gusanos son pequeñitos, muy numerosos y se pueden ver a simple vista. No se identifican en el coproparasitario. Para buscarlos se lleva adelante una técnica que se llama “espátula adhesiva", la que se pasa por la margen del ano, antes que el niño se levante a la mañana, y se lleva al laboratorio para investigar.

Los Áscaris son los helmintos más frecuentes y con mayor distribución en el mundo. Los niños se infectan al ingerir alimentos o agua contaminada con sus huevos, que se rompen a nivel del intestino. Los áscaris atraviesan la pared del intestino, ingresan a la sangre y llegan al pulmón y desde allí, se trasladan a las vías respiratorias. Algunos pueden salir por la boca o nariz al exterior, otros se tragan y llegan al intestino donde maduran y vuelven a poner huevos que saldrán con la materia fecal. A través de las manos sin la higiene correcta, ingresarán al tubo digestivo y recomenzará el ciclo.

Los parásitos, por su tamaño, son fáciles de ver a simple vista.

Habitualmente causan a nivel digestivo, dolor abdominal, en lo respiratorio, pueden causar síntomas inespecíficos como tos, broncoespasmo y cuadros más severos. Es frecuente el rechazo del alimento y el descenso de peso. Cuando son muchos, pueden causar obstrucción intestinal y otros síntomas, que no es el fin de esta columna detallar. En estos casos, ver el parásito hace al diagnóstico, lo que es suficiente para iniciar el tratamiento (los huevos se ven en el coproparasitario).

Finalmente, es importante consultar al pediatra o al médico de familia que controla a sus hijos, nietos, sobrinos, porque son quienes recomendarán las medidas diagnósticas, si corresponden, y el tratamiento para el niño y su familia. Es muy importante el tratamiento del núcleo familiar.
Todos estos parásitos tienen un tratamiento medicamentoso efectivo. No recomendamos otros tratamientos alternativos para erradicarlos.

En forma general, las medidas de prevención incluyen:
• Lavado frecuente de manos, especialmente después de ir al baño y antes de cada comida.
• Lavado de manos luego del juego en la tierra o de recolección de frutas y verduras
• Llevar las uñas bien cortas para evitar que debajo de ellas queden huevos en caso de áscaris y oxiuros, o trofozoítos en caso de Giardia, y que los niños no se auto infecten e infecten a otros.
• Enseñarles a los niños la correcta higiene luego de ir al baño. A las niñas se les debe enseñar que cuando orinan deben secarse de delante hacia atrás y cuando movilizan el intestino nunca deben higienizarse de atrás para adelante. Esto no solamente ayuda en el caso de una infectación por oxiuros para evitar una vulvovaginitis, sino que también evita las infecciones urinarias por bacterias que se encuentran frecuentemente en la materia fecal.
• Se recomienda no comer carne ni verduras crudas o frutas sin lavar adecuadamente.
• Es importante hervir el agua para beber en el caso de lactantes y niños si no usan filtros o no beben agua embotellada.

Esperando estas recomendaciones les sean útiles, nos vemos en la próxima

conocé a nuestra columnista

Alicia Fernández

Médica pediátra
Coordinadora Área Programática de la Niñez
Dirección General de Salud

Podés seguir a nuestra pediatra de cabecera en Twitter como@AliFernandezUY