Marketing deportivo

Los ojos del mundo del tenis miran a Australia, donde el Abiertode ese país —uno de los cuatro Grand Slam de la temporada— tendrá este fin de semana su definición. Al interés por lo que sucede en el court se ha sumado un motivo de preocupación: la pandemia de coronavirus, que a causa de un rebrote ha obligado a las autoridades a dar marcha atrás respecto al retorno del público a los estadios.

El Abierto de Australia había recibido una autorización para mantener su número de espectadores, es decir entre 25.000 y 30.000 diarios, lo que daba la sensación de vuelta a la normalidad prepandemia.

Pero no son todas malas noticias para el mundo del tenis. El deporte blanco está ganando adeptos y creciendo en ventas de equipamiento en EE.UU.

ESPN reportó que la participación de personas en el tenis aumentó un 22% en EE.UU. el último año a pesar del COVID-19, según reveló una encuesta anual del Consejo de Actividad Física.

De acuerdo al relevamiento —basado en 18.000 encuestas online sobre más de 120 actividades deportivas—, el año pasado 21,5 millones de personas tomaron una raqueta y practicaron tenis. La cifra refleja además el ingreso de 3 millones de nuevos jugadores, un 44% más que en 2019.

En vista de estos resultados, el CEO de la Asociación de Tenis de EE.UU. (USTA), Mike Dowse, dijo en un comunicado que el incremento experimentado por el tenis durante los meses de pandemia obedece al hecho de que se trata de un «deporte ideal de distanciamiento social», una de las exhortaciones que han realizado las autoridades sanitarias para evitar los contagios.

El crecimiento del tenis como deporte en la era del COVID-19 también ha significado una buena noticia para las marcas de accesorios y equipamiento. Por ejemplo, la venta de raquetas creció considerablemente, según la USTA.

La comercialización de raquetas subió un 22,3% el año pasado; las que se ubican en el precio de entrada —por debajo de los US$ 50— treparon un 43,3% en el tercer trimestre del año respecto al mismo período de 2019, detalló la USTA.

Dowse remarcó que el costo de la raqueta desmitifica una percepción extendida en el público que coloca al tenis como un deporte elitista caro. «En realidad puede ser relativamente económico. Puedes comprar una gran raqueta de tenis por menos de US$ 50», apuntó.

EE.UU. es el principal mercado mundial para la venta de raquetas en términos de volumen; le siguen Europa y Asia. A nivel global este insumo mueve unos US$ 330 millones al año.

En el circuito del tenis profesional, el coronavirus fue un golpe que obligó a diferir calendarios y a hacer un cuidadoso cálculo para el reinicio de la actividad.

La pandemia provocó la postergación de Roland Garros (de mayo pasó a septiembre) y la cancelación de Wimbledon. Esos movimientos provocaron que el US Open se convirtiera en el primer Grand Slam el año pasado.

Más allá de las victorias de Dominic Thiem y Naomi Osaka sobre el court, el US Open fue el verdadero ganador al sortear con éxito los contagios de coronavirus.

El torneo no registró brotes. «Cuando demostramos al mundo que podíamos tener más de 13.000 pruebas de COVID y el 99,97% de ellas eran negativas... creo que demostramos que si lo haces correctamente, el tenis es un deporte absolutamente seguro», destacó Dowse.

El CEO de USTA admitió, de todos modos, que la pandemia afectó los ingresos respecto a ediciones anteriores del US Open. La ausencia del público además de notoria, resintió la facturación del torneo.

Algo similar puede esperarse de los resultados financieros del Abierto de Australia de este año.

En 2020, el torneo —que pudo disputarse porque tuvo lugar antes de la pandemia— aportó US$ 387,7 millones a la economía de Australia, un 12% más que el año anterior y un nuevo récord en la historia de la competencia, según la página oficial de la competición.

El Abierto de Australia generó 1.775 empleos, 529 de ellos en los sectores de hotelería y gastronomía, y otros 247 puestos laborales en servicios vinculados al comercio.

Muchos de esos empleos fueron suprimidos este año a causa de la pandemia.