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Residenciales renuevan su propuesta para cautivar a un público más exigente: ofrecen desde yoga a caninoterapia

El paradigma de las empresas especializadas en el cuidado de adultos mayores cambió; aumentan los edificios con gran capacidad, los servicios premium y las actividades que buscan estimular a sus huéspedes.

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Adultos mayores.

Cuando uno imagina cómo va a desarrollarse su vida piensa en estudiar, trabajar, formar una pareja, tener (o no) hijos, jubilarse y luego, el fin. Pero en ese puzzle falta una pieza: la vejez. En 2023 la expectativa de vida en Uruguay es de 78,2 años. Y no todos los viven de la misma forma. Algunos se separan, enviudan o desarrollan problemas de salud que les impiden vivir de forma independiente. Allí los residenciales se vuelven clave.

De acuerdo a un estudio realizado por la consultora Cifra para Pensar en Grande (laboratorio de «economía plateada» de BID, Endeavor y Xeniors) existen 73 residenciales habilitados por el Ministerio de Salud Pública (MSP) en Uruguay; 59 de ellos en Montevideo. Otros 126 están en proceso de autorización.

La Asociación de Residenciales de Adulto Mayor (Aderama, que nuclea 232 residenciales) explicó a El Empresario que ese «desfasaje» en las habilitaciones se debe a la burocracia. «Primero se abre el residencial, se trata de ingresar residentes y después se hace el registro. Es muy difícil poder cumplir con la normativa», contaron. Para estar en regla, deben contar con los permisos del MSP, Bomberos y el Ministerio de Desarrollo Social (Mides).

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Jardín centro LAR.

«Siendo Uruguay un país con población envejecida, con una campana demográfica invertida sin duda que a nivel empresarial siempre hay lugar para un residencial más. La demanda siempre va a estar, hay que tener en cuenta el poder adquisitivo del público objetivo», dijo Miguel Yavarone, presidente de la gremial.

Un estudio realizado por Aderama en 2022 concluyó que se necesitaban «al menos 16 residentes que paguen $ 25.000 al mes para llegar a un punto de equilibrio», aunque la «amplia mayoría» se maneja entre los $ 40.000 y los $ 100.000 (incluso varios llegan a los $ 200.000). En cuanto a los propietarios, hay desde «empresas familiares» a grupos extranjeros. Yavarone observó un aumento en la cantidad de «profesionales de la salud» que incursionan en el rubro.

Como parte de la tendencia, el sector hoy exhibe una mayor variedad en el tipo de servicios que ofrecen las empresas.

Suman propuestas

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Gimnasio en La Maison.

La Maison Senior Apartments abrió en 2012 como el primer edificio de apartamentos asistidos para adultos mayores, diseñado exclusivamente para ese propósito -100% accesible, con prestaciones como ascensor camillero, piscina y gimnasio para realizar fisioterapia y pilates-. Desde la pandemia dejaron de ofrecer estadías permanentes para enfocarse exclusivamente en recuperaciones, una modalidad que tiene alta demanda.

Gabriela García, asesora de ingresos de La Maison Senior Apartments, afirmó que en estos últimos 10 años hubo «un cambio en la percepción sombría que rodea tantas veces al adulto mayor». «Cada vez más las personas frente a la posibilidad de una intervención quirúrgica se comunican con antelación. Cuando abrimos la mayoría de consultas las hacían los hijos, y ahora hay una gran cantidad de interesados que llaman ellos mismos», agregó.

Hoteles dejan paso a nuevos hogares

En Montevideo son varios los hoteles que han hecho la transición a residenciales en busca de un negocio más rentable. Por su parte, quienes están en busca de una propiedad con las condiciones necesarias para funcionar como hogar encuentran en los hoteles la infraestructura necesaria, aunque deben hacer modificaciones como «agregar barandas» y cambiar los sommiers por «camas articulables». Entre los hoteles reconvertidos se encuentran Lafayette, Continental (hizo la transición en la pandemia y ahora volvió a ser hotel, aunque especializado en «un público mayor»), Altos del Centro y Álamos. Este último se inauguró en 2020, previo a la emergencia sanitaria, en un edificio de 3.000 m² que solía ser el hotel Intercity (donde tienen 85 plazas y una lista de espera) y posteriormente abrieron en Punta del Este, en el exhotel Salzburgo. «Ofrecemos también un servicio ‘Álamos en casa’ donde ponemos cuidadores, médicos geriatras, fisioterapeutas, mucamas y viandas al servicio de las personas que prefieren estar en su casa o no hemos podido hospedar en Álamos por estar en lista de espera», afirmó Victoria Clavijo, responsable operativa de Álamos Punta del Este.

Por otra parte, el abanico de propuestas de estos centros se ha ampliado. Yael Rozenfeld, directora del centro Lafayette, un hotel reconvertido en residencial (ver recuadro), afirmó: «hacemos muchísimas actividades, eso es clave, no tener a la persona sentada mirando la televisión».

Desde el centro LAR (de capitales europeos), inaugurado en 2009, coinciden con esta visión. «Tomamos el modelo de Europa para trabajarlo acá, todo está adecuado para residentes adultos mayores, hay un plan de actividades de lunes a domingo con propuestas como tai chi y yoga y se crea una rutina personalizada. Queremos cambiar el concepto de residencial como última opción, que sea un lugar que se elija. Desde hace seis meses empezamos a diseñar un ‘proyecto de vida’ para cada residente con sus objetivos y cuidados. La familia suele tener culpa y tratamos de trabajarla», explicó Thibault Baille, su director.

El residencial de adultos mayores (que además tiene un centro de rehabilitación) también fue construido específicamente para ese fin, tiene 97 residentes y una lista de espera. Para 2024 proyectan la inauguración de un centro diurno, para ofrecer actividades a quienes no se hospedan allí.

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Caninoterapia en Los Álamos.

La falta de opciones recreativas es señalada por Pensar en Grande como una oportunidad de negocio. «Lo cierto es que la mayoría, cuando se retira o disminuye su carga laboral, experimenta deseos de realización en áreas que fueron postergadas. Pero los mayores de 60 se encuentran con una oferta limitada, y las demandas sobre todo se dirigen a actividades o lugares que les permitan socializar. Reclaman que faltan lugares para reunirse con amigos o salir a divertirse. También afirman que falta oferta de cursos o talleres donde adquirir nuevas habilidades o ejercitar las que ya tienen», detallaron en un informe.

En Lafayette también detectaron esa necesidad y comenzaron a ofrecer «un centro de día». «Pueden venir por medio día, o día completo. Vienen, tenemos el restaurante, diferentes actividades, interactúan, sociabilizan y después se van a la casa», contó Rozenfeld. Lo mismo sucede en Álamos donde, sin hospedarse, «el participante recibe un programa de actividades específico para ejercitar sus capacidades físicas, cognitivas y sociales».

La industria del cuidado del adulto mayor está viviendo una transformación y la innovación está a la orden del día.

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