Quiso enrolarse en el ejército, pero terminó emprendiendo y su empresa tecnológica hoy vale US$ 44.000 millones

Scott Farquhar es uno de los hombres más ricos de Australia: su fortuna alcanza los US$ 11.000 millones. La fuente de su riqueza es su empresa de tecnología, Atlassian, que cotiza en la Bolsa de Valores de Nasdaq, en Nueva York, desde 2015, y que hoy está valuada en US$ 44.000 millones.

Pero este australiano no siempre fue millonario, y su trayectoria en los negocios comenzó casi por casualidad. Cuando terminó la secundaria intentó ingresar a la academia de la Fuerza de Defensa Australiana, para hacer una carrera militar, pero aquello no sucedió. Solicitó la admisión, pero la carta en la que la institución le ofrecía una vacante se perdió en el correo y demoró dos meses en llegar a su casa. Durante ese tiempo sin respuesta el joven Farquhar (hoy de 45 años) desistió de la idea y decidió estudiar informática y negocios en la Universidad de Nueva Gales del Sur.

Aquel cambio, que podría definirse como «destino», lo llevó a conocer a Mike Cannon Brookes, con quien luego de terminar la universidad decidió emprender. En 2002 fundaron Atlassian, utilizando tarjetas de crédito para hacer sus primeras inversiones. La compañía, especializada en software para empresas, continúa con su sede en Sidney, y cuenta con más de 8.000 trabajadores.

Al inicio conseguir clientes no fue fácil, según ha confesado el propio Farquhar en varias entrevistas. Su suerte cambió en 2003, cuando lograron su primer gran contrato. Comenzaron a trabajar para American Airlines y desde entonces los clientes comenzaron a llegar solos. Hoy en día brindan servicios a grandes empresas como Delta, Coca-Cola, Visa o Costco.

Dentro del menú de servicios que ofrece Atlassian se destacan aplicaciones para optimizar las estrategias de trabajo, como Focus; otras para planificar, como Jira; y soluciones para potenciar la colaboración entre humanos e inteligencia artificial (IA).

En febrero de 2025, la empresa anunció una alianza a largo plazo con el equipo de Fórmula 1 Williams Racing, convirtiéndose en su official title partner, official technology partner y official collaboration software partner. A cambio, la tecnológica invertirá entre US$ 25 y US$ 30 millones por año en la escudería.

La alianza marcó un punto de inflexión para Williams, ya que se trata del mayor acuerdo que ha suscrito en sus 48 años de trayectoria. Su director, James Vowles, declaró que la fusión significó «un hito importante en la transformación» del equipo. «Estamos poniendo en marcha todos los ingredientes adecuados para devolver a Williams a la delantera de la parrilla, y en Atlassian tenemos un partner que a través de su tecnología y herramientas ayudará a liberar todo nuestro potencial mediante la mejora del trabajo en equipo y la colaboración en la organización», sostuvo Vowles.

El socio de Farquhar y CEO de la tecnológica, Cannon Brookes añadió: «La F1 es el deporte colectivo por excelencia, y Atlassian comparte la profunda creencia de Williams en el poder del trabajo conjunto. Sabemos que cuando los grandes equipos cuentan con las herramientas y prácticas adecuadas, pueden lograr cosas que serían imposibles por sí solos. Como una de las primeras tecnológicas globales de Australia entendemos lo que es tener pasión, empuje y la creencia de que estás construyendo algo grande».

Luego de más de dos décadas al frente de Atlassian, en 2024 Farquhar renunció a su puesto como coCEO para dedicarse a la filantropía. Aunque dejó la gestión diaria, sigue ligado a la empresa integrando la junta directiva y como asesor. Como filántropo, impulsa Pledge, un movimiento que cofundó y que ya reúne a más de 19.000 empresas en el mundo. Se trata de un software as a service que permite simplificar los procesos de donación. Se integra a diferentes sistemas y actúa como nexo entre quienes quieren donar y las organizaciones o causas a las que quieren aportar.

Pledge se define como una «nueva filantropía impulsada por la equidad». El trabajo detrás de esta iniciativa consiste en inspirar a líderes empresariales para que donen parte de su capital económico y parte del tiempo de sus colaboradores para ayudar a empresas más chicas.

El movimiento «Pledge 1%» ya ha ayudado a más de 60 unicornios a acceder a capital para financiar actividades con impacto social. La propia Atlassian aporta el 1% de sus ganancias a su propia fundación para «hacer el bien a escala global y en nuestro propio entorno, ayudando a construir una comunidad de creadores de cambios».