Gustavo Pose es montevideano, tiene 60 años recién cumplidos, es padre y dirige Grenles, la empresa de logística y cadetería que creó junto a su familia hace casi tres décadas. Trabaja junto a su núcleo familiar, sus hijas, su pareja, su hija y sobrinos. Decidió emprender luego de perder su trabajo y asegura que, para su firma, el equipo es un pilar fundamental. Sostiene que el éxito de su empresa se basa en mantener los valores de la honestidad y el trabajo, y en buscar siempre una solución, no rendirse ante el primer «no». Como empresario, valora dar oportunidades de trabajo y apoyar a la continuidad de la formación de sus colaboradores. También destaca que lo mejor que ofrece su empresa es el factor humano, la ayuda a los clientes y la resolución de emergencias.
—Grenles es una empresa familiar con casi 30 años en el mercado, ¿cómo surgió la firma?
—La empresa nació por una circunstancia particular. Por un lado, yo tenía un supermercado con mi familia; y por otro, tenía un vehículo con el que trasladaba médicos para una empresa que le brindaba servicios a Casmu, pero que de forma intempestiva y sin muchos motivos canceló mi contrato. Cuando sucedió esto, en 1997, recibí la llamada del director de Casmu, que me planteó la posibilidad de seguir trabajando para ellos. Yo le dije que no quería seguir haciendo lo mismo, pero que tenía un proyecto para Casmu, y les comenté la idea de hacer la logística y el traslado de análisis de sangre. Así nació The Queen’s Transport, que luego se llamó Grenles. El traslado de análisis se comenzó a hacer desde el Sanatorio 3 al Sanatorio 2. Un 4 de febrero, a las 11 de la noche, dos funcionarios con moto y yo comenzamos con The Queen’s Transport. Empezamos trasladando sangre, después me contactaron de otro sanatorio. Un 1° de setiembre comenzamos a trabajar con el Hospital Británico, y el 1° de diciembre con Tiempost, suministrando personal. En ese momento, casi sin pensarlo, por iniciativa propia y con mucho trabajo, pasamos a tener casi 50 empleados en la empresa el primer año. Empezamos con mucha astucia y apoyo bancario mínimo. Hoy tenemos buenas líneas de crédito y buen apoyo bancario y del Estado. Por ejemplo, las políticas que hubo con respecto a las inversiones en vehículos eléctricos nos permitieron crecer y nos han ayudado muchísimo.
—¿Cómo se compone actualmente el equipo de la compañía?
—Empezamos siendo tres personas y hoy, entre contratados y subcontratados, tenemos más de 500 (trabajadores).
—¿Cambió el tipo de elementos que transportan?
—Empezamos transportando sangre y hoy es lo que menos hacemos, porque la vida te lleva a seguir proponiendo cambios, investigando y viendo lo que necesita el mercado. Creo que empecé en un momento increíble de las tercerizaciones. Las empresas tomaban eso como una forma de abaratar costos y evadir, muchas veces las tercerizadas no cumplían con los requisitos que había que cumplir con los trabajadores. En nuestro negocio hubo un antes y un después con la ley de tercerizaciones. Es algo que no me canso de decir, porque la norma puso ciertos parámetros e hizo responsables a las empresas contratantes de los malos hábitos y administraciones de las tercerizadas. Grenles siempre tuvo todo en regla, pero con esos malos hábitos que se veían en el mercado se nos hacía muy difícil competir. Después de la ley, pequeñas y grandes empresas fueron quedando por el camino, porque las que contrataban preferían a las que tenían todo en regla. Eso hizo que Grenles se posicionara de tal forma en el mercado que nunca tuvimos que hacer propaganda; el boca a boca nos fue refiriendo. Trabajamos para empresas muy importantes en el suministro de personal, una de las ramas que abrimos. Hoy, un 80% de nuestro negocio es cadetería, reparto de medicamentos, reparto de facturas y transporte logístico de personal médico y no médico, y distribución. Fuimos migrando (las unidades de negocio) a medida que el tiempo nos fue dando oportunidades. Todas las empresas tienen mesetas: crecen y en un momento se estabilizan, y como todas hemos tenido momentos difíciles, pero nuestro equipo ha empujado mucho. Podemos decir que en todos estos años hemos tenido contratiempos, pero nunca hubo un año en el que facturáramos menos que otro.
—¿Qué valores ha mantenido la empresa para lograr una trayectoria de tantos años?
—Como imaginarás, cuando empezás a trabajar solo, con dos personas y el dueño sintiéndose uno más, se arranca como puede. Con el tiempo, el éxito de la empresa se ha dado por trabajar más sobre nuestros errores que sobre nuestras virtudes. Nuestras virtudes las pueden reconocer, nuestros errores tenemos que manejarlos. Por eso fuimos mejorando, en algunos casos aprendiendo de grandes empresarios. Hay un valor inalterable en la empresa: la honestidad, junto al trabajo. Acá no dejamos nada librado a la suerte. Durante muchos años mis jornadas fueron de 12 o 14 horas, todos los días de la semana. Aprendimos que no hay empresa si no se delega y si no se forma equipo. Hoy el nuestro tiene más de 15 años trabajando con nosotros, y ha generado una fidelidad con la empresa muy importante. Uno de nuestros lemas es que no le decimos al cliente lo que tenemos, sino que tratamos de darle lo que precisa. Y para nosotros no existe el «no», siempre vamos a buscar una solución. Acá siempre, sin importar la hora, va a haber alguien que atienda el teléfono y busque una solución. Por ejemplo, la pandemia fue un gran desafío y salimos adelante.
—¿Cómo los impactó ese momento?
—Lamentablemente para las empresas de delivery como la nuestra, muy bien, pero infelizmente para el resto de la gente, fue duro. Eso conllevaba una doble responsabilidad, porque éramos los que estábamos trabajando y produciendo más, y por otro lado había gente sin trabajo. Desarrollamos protocolos que nos permitieron que, durante ese período, casi ninguno de nuestros colaboradores contrajera covid, y trabajamos en conjunto con las empresas. Recibimos mucha ayuda de nuestros clientes y logramos salir adelante.
—¿Qué momento está viviendo Grenles hoy en día?
—Estamos en un momento de meseta con un leve crecimiento. Somos conscientes de que somos una empresa mediana; dejamos de ser pequeña, pero tampoco somos de gran porte. Creo que una pequeña empresa puede ser grande para el país y para sus empleados, y una gran empresa puede no ser grande si tiene mala administración. Hoy estamos conservando los buenos clientes que tenemos, algunos de más de 20 años como Casmu, Farmashop, Hospital Británico y otras empresas a las que queremos no descuidar por seguir creciendo. Nos dedicamos a aportar factor humano, y eso es muy difícil y sigue siendo lo principal. Sí trabajamos con tecnología, pero no hay tecnología soportable si no hay recursos humanos que a la hora de hacer una entrega no saben dar una solución que no dio la plataforma digital, no son respetuosos o no pierden dos minutos para estar contigo y explicarte lo que necesites. De nada sirve tener tecnología si te dejan algo que tu no querías y no tienes a quien pedirle una explicación. Cuidar eso es fundamental. Hoy todas las empresas aplican plataformas digitales y nosotros nos adaptamos a las empresas gigantes con las cuales trabajamos, colaboramos en el desarrollo de las mismas y nos unimos. Grenles no se siente proveedor de las empresas con las que trabaja, sino socio, porque hemos compartido cosas buenas y malas, momentos difíciles y alegres, y siempre nos sentimos unidos.
—¿Con cuántos clientes y en qué área del país trabajan?
—Tenemos cuatro clientes muy grandes y unos 35 más pequeños, aunque no menos importantes. Nuestra flota está permanentemente ocupada en los clientes que atendemos. Hoy trabajamos en Montevideo, Ciudad de la Costa, Canelones y Maldonado. Cuando atendíamos a Tiempost supimos cubrir todo el interior, pero hoy no.
—¿Ve oportunidad de ingresar en un sector en el que hoy no trabajen y demande servicios como el que ofrece Grenles?
—Siempre hay oportunidades. No competimos con empresas como couriers o de logística más grandes, a las cuales tenemos un gran respeto y amistad con algunas de ellas, como UES, con quienes hacemos cosas juntos. La oportunidad de crecer está, pero pensamos que el mejor cliente es el que ya tenemos y hay que cuidarlo.
—¿Qué proyecciones de crecimiento tiene la empresa para este 2025?
—Un objetivo no menor es mantener el trabajo, la estabilidad y la facturación que tenemos. Sin dudas, el país se ha desacelerado un poco en algunos sectores, no tanto en el nuestro, pero las oportunidades que buscamos están en aquellos clientes que nos aportan algo más que facturación, como valor agregado, sinergia y proyectos de trabajo a largo plazo.
—Como empresario, ¿qué oportunidades y desafíos observa en el país?
—Estamos ante un gobierno nuevo que está trabajando. Como todo gobierno tiene iniciativas, algunas tendrán éxito y otras no, pero no podemos pedir que en seis meses se vean resultados milagrosos. Al igual que en la administración anterior, el país ha mantenido la estabilidad de la inflación, lo que es muy importante. También se ha mantenido la estabilidad jurídica y, en la región, somos sin dudas uno de los países con mayor credibilidad. Entonces, ha cambiado el gobierno, pero creo que hay políticas que se mantienen sin importar el partido que esté (en el poder). Oportunidades siempre hay, y creo que no es lo mismo esta empresa hoy que hace 20 años, cuando toda oportunidad era buena para crecer. Actualmente vemos que los nichos en los que queremos crecer no desestabilicen la economía de la empresa.
«Creemos en la electromovilidad; el país está preparado»
—La empresa renovó su flota con vehículos eléctricos, ¿por qué tomó esa decisión?
—Fuimos de los primeros en comprar autos eléctricos, en los últimos años invertimos casi US$ 400.000 en eso. Creemos en la electromovilidad; el Uruguay está preparado para eso, cosa que en la región no ocurre. Somos vanguardistas. Además, creemos que el ahorro será sustancial. Tenemos un 30% de flota propia y un 70% subcontratada, lo que nos permite dar trabajo a muchas personas y tener flexibilidad de crecimiento. Nuestra flota es toda eléctrica y ayudamos al subcontratado a que pueda tener su auto eléctrico también. Hicimos un acuerdo con una empresa muy importante que les da autos en renting: ellos pagan un alquiler y a los tres años con una pequeña inversión el auto pasa a ser suyo. Eso llevó a tener una flota nueva, con mejores resultados, menos costos para quien trabaja, y limpia. La movilidad eléctrica permite otro tipo de pureza en el transporte. Nuestra flota BYD nos ha dado muchísimo resultado. Hoy si bien tenemos recarga en todo el Uruguay, todo depende de la autonomía del vehículo, pero vamos mejorando y apostando a los vehículos eléctricos.