OpenAI, el creador de ChatGPT, planea transformar la educación universitaria incorporando sus herramientas de inteligencia artificial (IA) en cada faceta de la vida del campus.
Si la estrategia de la empresa tiene éxito, las universidades brindarían a los estudiantes asistentes de IA para guiarlos y darles tutoría desde el día de orientación hasta la graduación. Los profesores proporcionarían bots de estudio de IA personalizados para cada clase. Los servicios de orientación profesional ofrecerían chatbots de reclutamiento para que los estudiantes practiquen entrevistas de trabajo. Y los estudiantes de grado podrían activar el modo de voz de un chatbot para responder preguntas en voz alta antes de un examen.
OpenAI denomina su propuesta de ventas «universidades nativas de IA».
«Nuestra visión es que, con el tiempo, la IA se convierta en parte fundamental de la infraestructura de la educación superior», dijo Leah Belsky, vicepresidenta de educación de OpenAI, en una entrevista. De la misma manera que las universidades ofrecen cuentas de correo electrónico a sus estudiantes, añadió, pronto «todos los estudiantes que lleguen al campus tendrán acceso a su cuenta de IA personalizada».
Para difundir los chatbots en los campus, OpenAI vende servicios premium de IA a universidades para su uso por parte de profesores y estudiantes. También está realizando campañas de marketing para que los estudiantes que nunca han usado chatbots prueben ChatGPT.
Algunas instituciones, como la Universidad de Maryland y la Universidad Estatal de California, ya están trabajando para integrar las herramientas de IA en la experiencia diaria de sus estudiantes. Desde este mes, la Universidad de Duke comenzó a ofrecer acceso ilimitado a ChatGPT a estudiantes, profesores y personal. También presentó una plataforma universitaria, llamada DukeGPT, con herramientas de IA desarrolladas por Duke.
La campaña de OpenAI forma parte de una creciente competencia por la IA entre gigantes tecnológicos para conquistar a universidades y estudiantes con sus chatbots. La compañía sigue los pasos de rivales como Google y Microsoft, que durante años han impulsado la implantación de sus ordenadores y software en las escuelas y la captación de estudiantes como futuros clientes.
La competencia es tan intensa que Sam Altman, CEO de OpenAI, y Elon Musk, fundador de la empresa rival xAI, publicaron anuncios opuestos en redes sociales esta primavera (boreal) ofreciendo servicios premium gratuitos de IA para estudiantes universitarios durante la época de exámenes. Google subió la apuesta y anunció acceso gratuito a su servicio premium de chatbot para estudiantes «hasta los exámenes finales de 2026».
OpenAI impulsó la reciente tendencia educativa basada en IA. A finales de 2022, el lanzamiento de ChatGPT, capaz de producir ensayos y trabajos académicos con un sonido humano, contribuyó a desatar una ola de trampas impulsadas por chatbots. Las herramientas de IA generativa, entrenadas con grandes bases de datos de texto, también «alucinan», lo que puede inducir a error a los estudiantes.
Menos de tres años después, millones de estudiantes universitarios utilizan regularmente chatbots de IA como herramientas de investigación, redacción, programación y generación de ideas. Ahora, OpenAI aprovecha la popularidad de ChatGPT para promocionar sus servicios de IA en las universidades como la nueva infraestructura para la educación universitaria.
El servicio de OpenAI para universidades, ChatGPT Edu, ofrece más funciones, incluyendo ciertas protecciones de privacidad, que la versión gratuita de la compañía. ChatGPT Edu también permite al profesorado y al personal crear chatbots personalizados para uso universitario.
Efectos colaterales
El esfuerzo de OpenAI por dotar de IA la educación universitaria constituye un experimento con millones de estudiantes. El uso de estos chatbots en las escuelas es tan novedoso que aún no se han determinado sus posibles beneficios educativos a largo plazo ni sus posibles efectos secundarios.
La Universidad Estatal de California anunció este año que pondría ChatGPT a disposición de más de 460.000 estudiantes en sus 23 campus para prepararlos para la futura economía impulsada por la IA. Cal State afirmó que esta iniciativa contribuiría a convertir a la universidad en el primer y mayor sistema universitario del país impulsado por la IA.
Algunas universidades dicen que adoptan las nuevas herramientas de IA en parte porque quieren ayudar a guiar y desarrollar barreras para las tecnologías.
«Te preocupan las inquietudes ecológicas, la desinformación y los sesgos. Entonces únete. Ayúdanos a forjar el futuro», apuntó Edmund Clark, director de información de Cal State, en una reciente conferencia sobre educación en San Diego.
La primavera pasada, OpenAI presentó ChatGPT Edu, su primer producto para universidades, que ofrece acceso a su IA más reciente. Los clientes de pago, como las universidades, también obtienen mayor privacidad: OpenAI afirma que no utiliza la información que estudiantes, profesores y administradores ingresan en ChatGPT Edu para entrenar su IA.
El otoño pasado, OpenAI contrató a Belsky para supervisar sus iniciativas educativas. Belsky, veterana en startups de tecnología educativa, trabajó antes en Coursera, que ofrece cursos de formación universitaria y profesional.
Está implementando una estrategia doble: vender los servicios premium de OpenAI a universidades y, al mismo tiempo, promocionar ChatGPT gratuito directamente a los estudiantes. OpenAI también convocó recientemente a un panel de estudiantes universitarios para animar a sus compañeros a empezar a usar la tecnología.
Algunos profesores ya han creado chatbots personalizados para sus estudiantes cargando materiales del curso, como notas de clase, diapositivas, vídeos y cuestionarios, en ChatGPT.
Jared DeForest, catedrático de biología ambiental y vegetal de la Universidad de Ohio, creó su propio bot tutor, llamado SoilSage, que puede responder las preguntas de los estudiantes basándose en sus investigaciones publicadas y conocimientos científicos. Limitar el chatbot a fuentes de información confiables ha mejorado su precisión, afirmó.
«El chatbot personalizado me permite controlar la información que contiene para obtener el producto que quiero a nivel universitario», explicó DeForest.
Pero incluso con entrenamiento en materiales específicos del curso, la IA puede cometer errores. En un nuevo estudio, titulado ¿Puede la IA realizar horas de oficina?, profesores de derecho incorporaron un libro de casos de derecho de patentes a modelos de IA de OpenAI, Google y Anthropic. Luego, formularon decenas de preguntas sobre el tema y descubrieron que los tres chatbots de IA cometían errores legales significativos que podrían ser perjudiciales para el aprendizaje.
«Esta es una buena manera de desviar a los estudiantes», opinó Jonathan S. Masur, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chicago y coautor del estudio. «Así que creo que todos deberían respirar hondo y bajar el ritmo».
Funciones, riesgos y problemas
Algunos estudios preliminares han descubierto que externalizar tareas como la investigación y la redacción a chatbots puede mermar habilidades como el pensamiento crítico. Algunos críticos sostienen que las universidades que apuestan por los chatbots pasan por alto problemas como los riesgos sociales, la explotación laboral por parte de la IA y los costos ambientales.
La iniciativa de OpenAI surge en un momento en que el desempleo ha aumentado entre los recién graduados, especialmente en campos como la ingeniería de software, donde la IA está automatizando tareas. Con la esperanza de impulsar las perspectivas profesionales de los estudiantes, algunas universidades se apresuran a proporcionar herramientas y formación en IA.
Para los estudiantes resulta clave identificar cuándo y en qué tareas utilizar la herramienta. Delphine Tai-Beauchamp, estudiante de informática en la Universidad de California, Irvine, ha utilizado el chatbot para esclarecer conceptos complejos del curso, así como para ayudar a explicar errores de codificación, entre otras funciones. «No recomendaría usar la IA para evitar las partes difíciles del aprendizaje», aclaró Tai-Beauchamp. Sí recomendó que probarla como ayuda para estudiar. «Pídele que explique algo de cinco maneras diferentes».
Por Natasha Singer
The New York Times
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