Álvaro Molinari, director ejecutivo de Lumin, es Ingeniero Civil (Per il Estructuras) por la Universidad de la República Oriental del Uruguay y egresado del Programa de Desarrollo Directivo en Universidad de Montevideo.

A partir de 2009 ocupó cargos de responsabilidad en Weyerhaeuser, hasta 2017, cuando un consorcio liderado por Timberland Investment Group, uno de los mayores gestores de activos forestales del mundo, adquirió los activos y sociedades que hasta ese momento eran propiedad de la firma estadounidense y fundó Lumia.

Antes de ingresar a Weyerhaeuser, trabajó en el Ministerio de Transporte y Obras Públicas en posiciones técnicas.

Lumin anunció la construcción de una nueva planta de paneles contrachapados en Cerro Largo. ¿Será la tercera planta de la compañía, la primera fuera de Tacuarembó?
Así es, a la planta original desarrollada por Weyerhaeuser —empresa forestal antecesora de Lumin— en 2006 en Tacuarembó, se le sumó nueva infraestructura en el año 2021, para producir tableros de muy alto valor. Le llamamos TRP (Tropical Replacement Panel), un panel alternativo a los paneles no sustentables; todo lo hacemos de forma tal que podemos generar un producto que cumpla con los estándares medioambientales, sociales y de gobernanza. Esta calidad de producción posibilitó que los tableros de la segunda planta de Lumin sean demandados en mercados muy exigentes, como los de países europeos. Son paneles denominados «de apariencia», para muebles, pisos o cielorrasos y no tanto con fines estructurales en la industria de la construcción. Por lo tanto, el componente estético juega un rol importante.

¿Qué parte del proceso de producción se cumple en Lumin?
Es un proyecto integrado, manejamos desde el plantín hasta el plywood. Es muy importante el tipo de materia prima que vamos a utilizar, es por eso que tenemos un programa de mejoramiento genético que nos ubica, desde la especie elegida, la forma en que se trabaja, el manejo del proceso de producción, hasta un procedimiento industrial que nos asegura un valor agregado en toda la cadena. Dados esos objetivos, en la estrategia de Lumin se incluye la conveniencia de desarrollar plantas industriales asociadas a la maduración de los montes. Allí nace el proyecto de tener una nueva planta en Cerro Largo.

¿Para cuándo proyectan sumar la nueva planta de fabricación de paneles de madera?
Ahora estamos por culminar la etapa de autorizaciones y otros trámites. Esperamos que se inicien los movimientos de suelo para la construcción de la nueva planta en el próximo mes de abril. Se trata de una inversión de unos US$ 136 millones, el nuevo emprendimiento se ubicará en Cerro Largo, próximo a la ciudad de Melo. Según el cronograma, la construcción demandará 20 meses, por lo que hay expectativa en que se pueda empezar a producir en el primer trimestre de 2026. Esta será la tercera planta para Lumin, luego de las dos de Tacuarembó, y generaría más de 300 puestos de trabajo, sumados a los cerca de 800 que ya revisten en la plantilla de la empresa en forma directa. Pero además, la concreción de la nueva planta va a aumentar significativamente la producción sostenible de tableros de madera del país.

¿Qué característica tendrá la producción industrial de esa nueva infraestructura en Cerro Largo?
A partir de la nueva planta industrial, ampliaremos la producción de tableros de alta calidad, en la misma línea de lo que producimos, aunque en menor escala en la segunda planta de Tacuarembó. La expansión es parte de la estrategia de Lumin para capitalizar la creciente demanda global de productos madereros sustentables de parte de los sectores de la construcción y la mueblería.

¿Cómo trabajará esta nueva planta?
Este complejo industrial trabajará exclusivamente con eucaliptus como materia prima, a diferencia de la original en Tacuarembó, donde también se utiliza pino. La nueva infraestructura se abastecerá de madera que, durante todo su ciclo vital, está generando, además, un retorno por su calidad ambiental.

Foto: Gentileza Lumin

Precisamente, hace pocas semanas concretaron la venta de créditos de carbono; ¿Cómo se desarrolló esa área del negocio?
Invertimos importantes recursos durante 15 años para hacer realidad el proyecto «La Pitanga Lumin-Eucapine», que se desarrolló a partir de la plantación de árboles en un predio de 17.000 hectáreas, ubicado en los departamentos de Cerro Largo y Treinta y Tres, que cuenta además con unas 2.150 hectáreas de monte nativo. El inicio fue con el desarrollo de las plantaciones, entre 2006 y 2012 como proyecto de Weyerhaeuser, cuyos activos pasaron a Lumin en 2017.
La iniciativa se registró bajo el Estándar de Carbono Verificado (VCS); luego, en 2020, la firma efectuó una suerte de actualización en el proyecto, incluyendo un estándar adicional, Climate, Community, Biodiversity (CCC). El resultado de todo este proceso fue la eliminación de unos 6 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente durante el ciclo de vida completo de las plantaciones. En base a ello, Lumin completó la venta de 2,2 millones de créditos de carbono a Climate Impact Partner, una organización líder en financiamiento de carbono. Se trata de un mercado voluntario que funciona como un mecanismo de compensación para neutralizar emisiones generadas por otras firmas. La realizada por Lumin es una de las mayores operaciones presentadas en el país hasta el momento.

¿El compromiso abarca el ciclo de vida de las plantaciones que hoy se están desarrollando?
En realidad, el compromiso de eliminación de CO2 no concluye con esta operación, sino que abarca un período de 100 años. Se trata de asegurar un stock permanente de créditos de carbono a partir de la eliminación de CO2. Es por eso que, en la medida que cosechamos y cortamos, tenemos que replantar, para asegurar que mantengamos el promedio comprometido en el promedio durante un siglo.

¿Qué otros impactos genera el proyecto en Cerro Largo?
La Pitanga representa una contribución de la empresa al desarrollo económico sostenible en el país, que incluye inversión en manejo forestal, la fabricación de productos de madera de larga duración y conservación ambiental.
Adicionalmente, la zona elegida para este desarrollo forestal, una de las más deprimidas económicamente del país, recibe un gran impacto de la generación de empleo y actividad vinculada con el proyecto. Un aspecto que vimos en Tacuarembó, y que no tenemos dudas que va a ocurrir en Cerro Largo, es el derrame en la economía local. Y eso nos produce una gran satisfacción.

¿Lumin podría desarrollar un proyecto ambiental similar en los campos forestados que tiene en Rivera y Tacuarembó?
No bajo el mismo esquema. El esquema de producción que culmina con esta operación de venta de créditos de carbono debe cumplir con el requisito de adicionalidad, es decir, lugares donde no preexistían fuentes de ingresos ya determinadas. Por tanto, las mayores extensiones plantadas que tiene Lumin, en Rivera y Tacuarembó, no podrían sumarse esta iniciativa.

Foto: Gentileza Lumin

¿Compiten con la industria de celulosa por la materia prima, ya que ambas industrias utilizan eucaliptus?
En realidad, son actividades complementarias. En primer lugar, nosotros plantamos una cantidad sensiblemente menor de árboles por hectárea. Porque nosotros priorizamos el volumen individual: precisamos un árbol gordo, lindo, para ponerlo en el torno y sacar la madera con las características que necesitamos. Sin embargo, el árbol puede medir cerca de 35 metros de alto y una parte de ese tronco podría tener determinado diámetro que ya no nos sirve a nosotros. Eso es lo que luego se lo vendemos a las empresas de celulosa.

¿Los bosques de Lumin contemplan la complementariedad productiva?
Tenemos buenos convenios y acuerdos con pasteoreantes. Tenemos más de 10 mil cabezas de ganado en nuestros predios. Hay un beneficio directo para la industria forestal del pastoreo, porque las vacas, al pisotear el terreno reducen los riesgos de incendio y facilitan además el ingreso de nutrientes al suelo. También hay convenios con el sector apícola, con unas 14 mil colmenas. La miel derivada de la floración del eucaliptus es muy apreciada, por lo tanto hay una muy buena complementariedad también en ese rubro.

En Tacuarembó, Lumin produce unos 12 MW de energía a partir de biomasa; está previsto desarrollar un proyecto similar en la planta que hubicarán en el departamento de Cerro Largo?
No, en el proyecto de Cerro Largo no tenemos incluida una planta de generación eléctrica como la que tenemos en Tacuarembó, entre otras cosas porque no ofrecía un resultado económico atractivo. Lo que sí se aprovechará son los subproductos de la madera aserrada, que alimentará una caldera para generar, a su vez, el vapor necesario para las propias necesidades de la producción. Y el excedente será comercializado para la producción de pulpa de celulosa.

¿En 2024, prevé que el sector se recuperará luego del mal desempeño que tuvo el año pasado?
Fue un muy mal año el 2023, tanto en demanda como en precios, sin dudas. A la compleja coyuntura que atraviesa Europa se le sumó un año muy complicado para la economía de los EE.UU. Tasas de interés altas afectan las hipotecas y eso impactó en la construcción inmobiliaria. El mercado más resiliente fue el mexicano, pero se generó una sobreoferta ante las dificultades para colocar la producción en otros destinos. Este año, en forma incipiente, estamos viendo un leve movimiento al alza que debemos esperar para saber si se consolida. Está mejorando la demanda, con una lista de pedidos más amplia y luego, deberían comenzar a subir los precios. Esperamos un año mejor.