Durante años, los taxis aéreos han representado un sueño emocionante pero lejano, impulsado en parte por la exageración de la industria. Ahora tienen un plan de lanzamiento y una fecha de llegada como objetivo: 2028.

En un documento publicado el martes 18, la Administración Federal de Aviación (FAA, por su sigla en inglés) describió los pasos que la agencia y otros deben tomar para marcar el comienzo de un mercado competitivo de taxis aéreos en al menos un lugar para 2028 con operaciones limitadas a partir de 2025. Los vehículos parecen pequeños aviones o helicópteros y pueden despegar y aterrizar verticalmente, lo que les permite operar desde el centro de las ciudades, llevando a las personas a los aeropuertos o destinos de vacaciones.

El plan de la FAA es notable porque refleja la confianza de que la tecnología está a solo unos años de distancia y porque proviene de la agencia que supervisará la certificación de la aeronave, así como las reglas que deben seguir los pilotos y las empresas.

«Estas cosas aparecerán en escena, y nuestro trabajo es tratar de estar a la vanguardia», dijo Paul Fontaine, administrador asistente de la FAA. El plan tiene la intención de servir como una guía para presentar las aeronaves de una manera predecible y rutinaria, indicó la agencia.

El primer paso es certificar los artefactos. Muchos están diseñados para ser completamente eléctricos, aunque algunos podrían funcionar con hidrógeno o una combinación de combustible para aviones y baterías. La aeronave aún está en desarrollo por parte de varias compañías y solo puede transportar un puñado de pasajeros. También contienen una variedad de nuevas tecnologías y sistemas, muchos de los cuales deberán certificarse individualmente para cumplir con los estándares de la FAA.

«Con una gran cantidad de nueva tecnología aeronáutica, traes algo muy novedoso y te abres camino», auguró Pat Anderson, profesor de la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle y cofundador de VerdeGo Aero, una firma de taxi aéreo híbrido.

Joby Aviation y Archer Aviation se encuentran entre las compañías de taxis aéreos de EE.UU. más avanzadas en ese proceso de certificación, y ambas esperan tener aeronaves avaladas e iniciar servicios comerciales en 2025, antes de la meta de 2028 de la FAA. Para lograrlo, deberán obtener la aprobación de la agencia federal y los funcionarios locales para servicios y rutas específicos.

Pero las compañías del sector han tenido que retrasar tales planes en el pasado. En 2017, Uber afirmó que estaba trabajando en taxis aéreos eléctricos que realizarían vuelos de pasajeros para 2020. En cambio, ese fue el año en que Uber vendió su unidad de taxis aéreos a Joby, que dijo en ese momento que el servicio podría comenzar «ya en 2023».

Incluso los aviones tradicionales hechos por fabricantes con décadas de experiencia, como Boeing y Airbus, a menudo se enfrentan a largos retrasos en la certificación. Y los funcionarios de la FAA dijeron que no comprometerían la seguridad para cumplir el objetivo de 2028.

Los límites en la capacidad de la batería significan que la distancia que pueden volar muchos taxis aéreos estará restringida. Como resultado, el avión probablemente se usará primero para transportar personas en ciudades a aeropuertos cercanos, un servicio que algunas compañías ya ofrecen con helicópteros en urbes como Nueva York.

Las empresas de taxis aéreos tendrán que competir por los escasos bienes inmuebles, navegar por las regulaciones de la ciudad y el estado, desarrollar la infraestructura para cargar o abastecer de combustible a los aviones y ganar la aceptación de los residentes. También tendrán que contratar y formar pilotos, que tienen una gran demanda.

Aún así, el plan de la FAA subraya una creciente creencia entre los analistas y ejecutivos de la industria de que los elementos necesarios se están uniendo para que los taxis aéreos despeguen.

«La gente siempre me pregunta, ‘¿Por qué sucede esto ahora?», comentó Adam Goldstein, CEO de Archer. «Es la tecnología, la regulación y el dinero lo que nos permitió llegar aquí», replicó.

La clave para ganarse al público será hacer que los taxis aéreos sean lo suficientemente baratos para que muchas personas puedan usarlos, apuntó Michael Huerta, exadministrador de la FAA, quien ahora es director de Delta Air Lines y Joby. « Si ve esta alternativa solo como un servicio para personas ricas, es posible que lo acepte menos», concluyó el ejecutivo.