Lo urgente y lo importante requieren una atención inmediata para evitar consecuencias negativas aunque son conceptos bien diferentes, y Evaristo González,CEO de El Clon, lo sabe. Con confianza en el futuro del país, proyecta una inversión de US$ 5 millones en una nueva sucursal en Montevideo, que generará unos 100 puestos de trabajo.
La tienda especializada en todas las zafras comerciales cuenta con un total de 27 locales y una facturación cercana a los US$ 50 millones anuales.
Sin embargo, el rostro y el tono del empresario reflejan inquietud no solo por el explosivo aumento de las ventas online desde las plataformas internacionales, sino por las medidas que definió el gobierno para paliar una situación que, según el CEO, amenaza con llevarse puesto al retail en Uruguay.
González estudió ingeniería, pero debió abandonar la facultad por falta de conducta académica y porque había comenzado a trabajar ante una complicada situación económica familiar. Vendió servicios fúnebres, atendió en una barraca de leña y en una empresa de courier, hasta que ingresó al departamento de importaciones de Saman, donde se formó en comercio exterior.
Durante tres años, vivió en Australia con el fin de ahorrar dinero para después emprender en Uruguay. Es directivo del Club Atlético Peñarol.
Nació en Montevideo hace 60 años, está casado y tiene dos hijos: Evaristo y Facundo.
A continuación la entrevista con el CEO de El Clon.
—¿Cómo surgió El Clon en plena crisis de 2002, en momentos de un dólar fuerte, altísimo desempleo y una cadena de pagos complicada?
—Para nuestras ventas mayoristas, con Casino Importaciones estamos instalados en la zona franca de Iquique (Chile) hace 25 años. Es una empresa de distribución que gestiona mi hermana Beatriz y que mueve actualmente unos 300 contenedores al año, entre Perú, Bolivia, Paraguay, Argentina, Chile, Brasil y Uruguay. A su vez, mi hermana Virginia maneja la venta mayorista en Uruguay y yo estoy a cargo de las compras en el exterior y de El Clon. En la crisis de 2002, un amigo empresario y cliente que tenía una pequeña cadena de locales comerciales de retail al público estaba pasando un muy mal momento, me debía un dinero importante y me terminó entregando tres locales, con los cuales abrimos El Clon. El nombre surgió porque me gusta Star Wars, y en ese momento había llegado la película El ataque de los clones. El 8 de agosto de 2002 abrimos el primer local en Paso Molino con un amigo de toda la vida, a quien le pedí que me diera una mano, Gustavo Fernández, quien sigue siendo mi socio en esos tres locales. El panorama era complicado y desafiante, pero nos teníamos confianza para salir adelante. En todas esas situaciones de crisis, es donde aparecen las grandes oportunidades.
—Y 23 años después, ¿cómo se encuentra El Clon?
-Tenemos 27 sucursales, con ventas anuales por unos US$ 48 millones. Estamos en Rivera, Tranqueras, Rocha, San Carlos, Maldonado, Las Piedras y Costa Urbana; los otros 20 locales están ubicados en Montevideo. Junto con la empresa importadora, generamos más de 600 puestos de trabajo. Para atender todas las zafras comerciales con novedades, durante el año manejamos unos 27.000 artículos, de los cuales 15.000 son importados.
Actualmente, hay una recuperación de los números macro de la economía del país, luego de años de pérdidas muy grandes en el sector. En Argentina, el tipo de cambio estable y el alza de precios están impulsando las ventas locales del retail, sobre todo en el litoral. Bajo un enfoque estructural, el crecimiento del consumo se está dando vertiginosamente, a través de las ventas de las plataformas online extranjeras. Y eso nos está afectando; impacta al comercio establecido, que tiene sus empleados y sus estructuras.
Si solo pagáramos el IVA del 22% en las importaciones, me puedo comprometer en bajar un 30% todos los precios"
—¿El principal competidor de El Clon hoy es Temu?
-Nosotros somos muy agresivos en precio, pero hay un serio problema: no hay reglas parejas y eso es muy grave. Los impuestos que pagamos nosotros no los pagan plataformas digitales extranjeras del retail. El gobierno proyecta corregir eso aplicando el IVA y, en vez de tres embarques anuales de US$ 200, poder traer cuatro embarques de US$ 200 o en un solo embarque anual hasta US$ 800. Eso es un gravísimo error; no hay una corrección, sino un perjuicio mayor. A diferencia de las plataformas extranjeras, nosotros hacemos frente a una lista enorme de impuestos que pagamos en
el precio del producto al final. Las plataformas del extranjero no solo no pagan impuesto a la renta ni Tasa Consular, sino que toda la operativa local queda reducida a una actividad logística de entrega de paquetes. Si solo pagáramos el IVA del 22% en las importaciones, me puedo comprometer en bajar un 30% todos los precios. El único problema que tendría el Estado sería que en vez de perder solo unos US$ 500 millones de recaudación -como ocurre hoy con Temu-, perdería varios miles de millones de dólares. Entre enero y agosto, entraron a Uruguay más de un millón de paquetes y para fin de año se llegará a dos millones. ¡Es una cifra escandalosa! El efecto de estas plataformas en Europa ha sido devastador a nivel del retail, con la pérdida de miles de empleos. En Uruguay, las plataformas están aumentado en un 100% su venta anual, mientras que nosotros, que damos miles de puestos de trabajo, peleamos todo el año para cubrir el crecimiento del IPC (Índice de Precios al Consumo).
—¿Qué pasa con los controles de los productos comercializados por estas plataformas?
—Todas las importaciones de productos tienen el nombre del importador responsable. Los juguetes, por ejemplo, son inspeccionados por el LATU (Laboratorio Tecnológico del Uruguay). El ingreso de un juguete al país tiene como obligación certificaciones hasta por temas de seguridad, y es importantísimo que se conserven y se cumplan. La mercadería que viene por plataformas del extranjeros no pasa por el LATU, con los riesgos y faltas de garantía que ello genera. En productos eléctricos o electrónicos, la Ursec (Unidad Reguladora de Servicios de Comunicaciones) realiza controles de calidad y también hay un importador responsable, lo cual tampoco aplica para las ventas de las plataformas del exterior. El Ministerio de Ambiente impulsa la gestión responsable de los envases, algo de lo que las plataformas extranjeras tampoco se hacen cargo. También está por entrar en vigencia la ley que establece la responsabilidad por los desechos electrónicos, que el comercio local afrontará y las plataformas extranjeras no. Todo esto no significa que estamos en contra de las plataformas; hay una transformación y hay que adaptarse. El tema es tener reglas claras para todos. El camino es regularizar y establecer igualdad de condiciones para competir.
—¿Cuáles son los proyectos de crecimiento para El Clon?
—Tenemos un proyecto de inversión muy grande a futuro, en la zona de Camino Maldonado y Rafael. Compramos un predio de más de 5.200 metros cuadrados (m2), para construir una sucursal de 2.700 m2, con 2.200 m2 de salón y sector de estacionamiento para unos 50 vehículos. La inversión se ubicará entre los 4 y 5 millones de dólares, y creará entre 80 y 100 puestos de trabajo directos. Hace muchos meses que estamos en trámites para gestionar el permiso y la habilitación de la Intendencia de Montevideo para empezar las obras. El análisis del impacto ambiental nos dio favorable en todos los órdenes y hasta los vecinos están entusiasmados.
—Como en el año 2002, ¿hay confianza en el futuro del país?
—Insistimos en el apoyo del Estado a las empresas 100% uruguayas, incentivando el emprendedurismo. El Estado debe proteger y fomentar la creación de puestos de trabajo y la educación. Hay que analizar bajar el peso de los impuestos para no convertirse en un Estado mayormente recaudador. Es preciso fomentar al sector privado, dando confianza y solidez en las reglas comerciales. Creo en el futuro de Uruguay y sigo invirtiendo en el país.
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