Con una inversión de US$ 12 millones, la empresa uruguaya Schmidt Premoldeados anunció la construcción de su nueva y moderna planta de piezas de hormigón premoldeados, que busca «transformar la construcción en Uruguay», indicó su fundador y director general, Oscar Schmidt.
Ubicada en un predio de cuatro hectáreas en el polo logístico Roma 101, en la zona de Barros Blancos (Canelones), ocupará 12.000 metros cuadrados (m2) techados, lo que le permitirá a la empresa duplicar su capacidad de producción, detalló Schmidt.
La nueva infraestructura contará con dos naves principales de 4.000 m2 cada una: una para elementos largos -como vigas para puentes y túneles- y otra para piezas planas destinadas a viviendas. Además, sumará un área de 5.000 m2 para el acopio de los materiales y otros 1.200 m2 donde se instalarán modernas oficinas.
La decisión de la empresa de mudarse desde su histórica ubicación en Carrasco Norte, donde operaba desde 1998, surgió a raíz de la necesidad de incrementar la producción, ampliar la propuesta de productos y, sobre todo, mejorar la logística. «Salir con camiones desde Montevideo era un caos. Este nuevo lugar nos permite acceder a un corredor logístico optimizado y así operar con mayor fluidez y atender una creciente demanda», destacó.
En esta nueva etapa, la empresa espera crecer también en recursos humanos, pasando de 120 a 150 empleados. Sin embargo, el foco principal estará puesto en elevar la calidad del empleo. «Acá capacitamos para manejar tecnologías de punta», afirmó Schmidt.
Actualmente, el 65% de la facturación de la empresa proviene del sector público -en forma directa o indirecta, mediante productos como puentes, túneles y muros de contención- y el 35% restante corresponde al sector privado a través de viviendas.
Innovación y eficiencia
Además de ampliar el área de producción, uno de los principales diferenciales de la nueva planta es su tecnología, explicó Schmidt. «Importamos de Alemania una mesa rebatible de 240 m² (60 metros de largo por 4 de ancho), donde se hacen las piezas, que se complementa con proyectores láser en el techo. Entonces proyectamos los planos en 3D directamente sobre la mesa, eliminando mediciones manuales y acelerando el proceso», dijo.
Para los moldes, ahora utilizan partes con imanes que se fijan en la mesa y evitan marcas. Además, sumaron una planta computarizada que produce hormigones de alta resistencia inicial, lo que permite desmoldar piezas en solo ocho horas, frente a las cuatro semanas de la construcción tradicional. «Fabricamos todo en paralelo y lo ensamblamos en obra, reduciendo tiempos y costos entre un 20% y 25%», aseguró.
De esa manera, la empresa alcanzará un nivel de producción de 4.000 toneladas por mes hacia fin de año y superará, tras una nueva ampliación, las 5.500 toneladas mensuales en 2027. A modo de ejemplo, hoy fabrica dos casas de 70 m2 por día.
Para 2026, y en una nueva fase de crecimiento del proyecto, el plan es sumar tolvas aéreas (flying buckets), que eliminarán el uso de mixers dentro de la planta. Según Schmidt, esto no solo mejorará la calidad del hormigón y agilizará la producción, sino también reducirá el impacto ambiental.
Otro aspecto de la nueva planta es su enfoque sostenible. Schmidt, el director de la empresa, explicó que trabajan en varios puntos con ese fin. «Reciclamos el 100% del agua del hormigón y, con los lodos que quedan, se generan piezas que reutilizamos. Los silos de cemento tienen filtros especiales que evitan la emisión de polvo al aire durante la carga. En acero, ahorramos casi un 20% al usar cables de pretensado que triplican la resistencia. Por cada centímetro de cable que usamos, dejamos de utilizar 4 kilos de acero en barra. Esto nos permite mejorar los costos, generar menos contaminación y huella de carbono, y ser más rápidos».