ENTREVISTA

Zev Siegl fue uno de los fundadores Starbucks, la red de cafeterías más grande del mundo. Hoy se define como un «apasionado» en inspirar e impulsar a emprendedores, lo hace a través de conferencias y mentorías; aporta ideas prácticas sobre cómo iniciar un negocio. En Córdoba dio una charla organizada por Aipha-G, creada por Sergio Cusmai, de quien Siegl es mentor hace más de un año.

La startup nacida en Córdoba en 2019 se basa en la fusión de realidad aumentada con inteligencia artificial, lo que permite convertir experiencias virtuales en reales para mejorar el soporte y mantenimiento de procesos industriales.

En 1971, Siegl junto a Jerry Baldwin y Gordon Bowker abrieron la primera tienda de Starbucks en Seattle; se habían conocido en la Universidad de San Francisco y compartían la pasión por el café. Admitieron que tomaron el modelo de otras cadenas y armaron un negocio para vender cafeteras, tostadores, molinillos y dar información sobre café. El nombre surgió del libro Moby Dick.

En 1982, Howard Schultz, presidente y CEO de Starbucks, entró por primera vez en uno de los locales; un año después ingresó a la empresa y en un viaje a Italia decidió llevar el espíritu de las cafeterías de ese país a EE.UU. En 1987 dejó la sociedad y compró la firma.

Siegl dejó Starbucks en 1980; sus socios lo hicieron cuatro años después. Recuerda que Schultz fue un buen director de Ventas y Marketing y que no solo «pudo juntar dinero para comprar la empresa. Fue quien la impulsó a tener tiendas en todo EE.UU. y, más tarde, en todo el mundo».

-¿Qué lo motivó a emprender?

-Los tres fundadores de Starbucks estábamos motivados por el deseo de crear un negocio, lograr una mayor independencia y trabajar juntos para alcanzar una meta. Cada uno había ido a la universidad y había tenido su primer trabajo, que no era del todo satisfactorio. Queríamos cambiar eso.

-De aquella idea original a lo que hoy es la cafetería, ¿qué puntos en común quedaron?

-Nuestro plan inicial era sobrevivir el año de puesta en marcha. Cuando eso sucedió, comenzamos a hacer crecer la empresa con una vaga idea de que podíamos dominar el mercado en Seattle. Luego de una década, la compañía era rentable y respetada. Había 100 empleados, seis tiendas minoristas y 300 clientes mayoristas. Estoy sorprendido por lo que es la cadena hoy. Más de 32.000 locales en 80 países, a pesar de la gran competencia que existe. La calidad de su café y de sus bebidas continúa siendo excelente y sus empleados en los locales minoristas están muy bien capacitados. Es un gran logro.

-¿Por qué se dedica al mentoreo de emprendedores?

-Soy un start-up guy. Siempre me atrajo la complejidad de establecer una empresa. ¡Hay tantas maneras de fallar! Pero tener éxito es emocionante. Hoy sirvo como mentor-entrenador para emprendedores primerizos. Disfruto permitiéndoles resolver problemas. Mi inspiración para entrenar proviene de aquellos que me asesoraron.

-¿Alcanza con una buena idea para emprender?

-Se necesita mucho más que una buena idea para crear una nueva organización. Es vital que los emprendedores estén abiertos a personas con experiencia: socios, empleados, inversores, entrenadores. El conocimiento de cómo fluirá el dinero a través de la empresa es particularmente importante y frecuentemente inadecuado. También es importante comunicarse de manera efectiva en persona, online y por e-mail; es imposible financiar una puesta en marcha sin esto.