POR GASTÓN PÉRGOLA | [email protected]
Los uruguayos consumen 164,5 millones de litros de bebidas alcohólicas por año. El primer lugar del podio lo ocupa el vino con ventas anuales de 100 millones de litros, seguido por los 60 millones de litros de cerveza. El whisky aparece en la tercera posición y es líder absoluto en el rubro de bebidas destiladas, con 3,3 millones de litros anuales, seguido de lejos por la grapamiel (500.000 litros), la caña (250.000 litros), la Amarga (180.000 litros), el vodka (100.000 litros) y el ron (50.000 litros).
Estos son sólo algunos de los datos que arrojó el relevamiento de mercado realizado por la consultora Id Retail (a noviembre de 2007) encomendado por la Compañía Ancap de Bebidas Alcohólicas (CABA), y que ponen en negro sobre blanco el repunte del sector durante el 2007, luego de la resaca de la crisis que afectó el crecimiento del consumo hasta el año 2006.
Por persona en Uruguay se estima un consumo de un litro de whisky anual, cifra elevada en comparación con otros países de la región, sobre todo si se tiene en cuenta la relación entre la dimensión del mercado interno y su consumo. A su vez se bebe por persona alrededor de 30 litros de vino y 20 litros de cerveza.
El vodka es de las bebidas alcohólicas que más incrementó sus ventas durante los dos últimos años, con un crecimiento de 40% anual. Este ascenso se asocia, según se desprende del mismo relevamiento, a un aspecto coyuntural que viene acompañado por la moda, representando hoy en día una de las bebidas preferidas por los jóvenes en el ambiente nocturno.
PERFILES. El perfil del consumidor de bebidas alcohólicas es muy diferente según el producto. El tomador de cerveza, por ejemplo, se caracteriza por pertenecer al segmento joven (promedio de 20 años), que generalmente comparte el consumo de esta bebida en grupo de pares. El tomador de vino, en cambio, se divide en dos categorías: el rutinario, que acompaña sus comidas con un vino económico y el tomador de vino de calidad preferente, un consumidor sofisticado, exquisito, que está a la búsqueda de ciertos atributos en la bebida e interesado en conocer el producto que bebe.
En el caso del tomador de whisky se potencia aún más el estatus de marca y existe una asociación inmediata entre el nivel de vida del consumidor con la marca que consume. Se trata de una bebida social, y puede ser integrada en varios ámbitos. Si bien suele consumirse en grupo, hay una avidez del consumidor por degustar este producto en solitario; disfruta sirviéndose su bebida y hasta lo entiende como un momento de premiación. El promedio del tomador de whisky y vino ronda los 30 años.
De las bebidas destiladas el whisky es por lejos el rubro más consumido con una facturación que alcanzó los U$S 40 millones durante el 2007. En los últimos años creció el consumo de whisky importado en detrimento del nacional, motivado por la recuperación de los ingresos de los consumidores. Sin embargo, del total de más de tres millones de litros consumidos al año, un 60% de la torta se la llevan las botellas de origen nacional mientras el restante 40% se lo reparten entre las importadas.
Es que el consumo de bebidas alcohólicas (y más aún más de whisky) está asociado directamente al estatus de la marca, uno de los factores que mayor peso tiene a la hora de la elección. En este sentido, cuanto más caro es el whisky se observa una mayor lealtad a la marca mientras que se nota una mayor predisposición a cambiar de marca cuando su precio es económico.
Caba apunta al exterior
El lanzamiento de nuevos productos al mercado de bebidas alcohólicas para el mes de abril y las recientes exportaciones de aguardientes realizadas a Ecuador y España, a través de socios estratégicos, son las principales apuestas de Caba, la empresa de bebidas propiedad de Ancap. Al mismo tiempo intentará consolidar a su caballito de batalla Mac Pay en el sector whisky, cuya particpación de mercado es hoy de 13%.
Según reconoció a El Empresario Nelson Otormin, gerente Comercial de la empresa, el constante movimiento que atraviesa el sector en Uruguay, con la incoropración de nuevas marcas y adqusiciones, obliga a Caba a consolidar su marca para no perder pie en el mercado. "Buscamos anclar nuestra posición de mercado actual y crecer en la medida de lo posible, ya que la competencia es mucha y los competidores también juegan su partido", remató Otormin.
Al mismo tiempo intentará potenciar sus marcas en aquellos rubros donde hoy lidera, como son la caña, la grapa y el espinillar. En este sentido procurará aumentar el consumo en estos segmentos de mercado. Actualmente Caba produce 1,2 millones de litros de alcohol destilado, y tiene una facturación anual que supera los U$S 5 millones. Del total de litros producidos, 360.000 corresponden sólo a la producción de whisky. A través de diferentes socios estratégicos la empresa exportó pequeñas unidades de aguardiente a Ecuador y España, y actualmente mantiene contactos con Venezuela, México y Chile.
Las exportaciones durante el año pasado fueron del orden de los U$S 100.000. "Ganar una pequeña porción en el exterior puede ser superior a todo el mercado interno", arguyó Otormin.