A comienzos de los años 2000 muchos uruguayos emigraron en busca de oportunidades. Uno de ellos fue Elías González, quien en 2001 se fue junto a su familia a Malpica de Bergantiños, al norte de Galicia, en España, en busca de un futuro mejor. Esa perspectiva se materializó a través de un emprendimiento propio y de raíces charrúas, con la venta de alimentos típicos uruguayos y de un bar para tomar mate.
González nació en Pocitos, luego de casarse se mudó a La Unión y después a Pinamar, en Canelones; esa fue su ruta antes de cruzar el océano para vivir en la tierra donde nació su madre.
Cuando llegó a Galicia comenzó a trabajar en una empresa que vendía redes de pesca. Recorría el pueblo y otras localidades cercanas repartiéndolas, tarea que conocía bien porque en Uruguay hacía entregas con un camión.
Buscar una mejor perspectiva para la familia fue el objetivo de González, y con espíritu emprendedor, él y su esposa Lydia empezaron a investigar con la idea de llevar una parte de Uruguay a su nueva tierra.
Sabores uruguayos
Estuvo un año desempeñándose como vendedor de redes de pesca antes de abrir su propio negocio. Durante varios meses, al terminar su jornada laboral iba hasta un cibercafé, se conectaba a Internet y contactaba a posibles proveedores que pudieran venderle productos uruguayos para comercializar en Galicia. Alfredo, el dueño del ciber, se convirtió en un amigo por la periodicidad con la que lo visitaba, contó González.
Un día, luego de que el banco le aprobara un crédito por € 4.000 (US$ 4.400), y consiguiera su primer proveedor de alfajores, le contó a Alfredo la buena noticia, pero le reveló que no sabía cómo llamar a la empresa. Aconsejado por su amigo la firma nació con el nombre de Malpica Punto Com, haciéndole honor a sus orígenes.
Con el crédito hizo la primera importación de alfajores Portezuelo, González compró una «furgoneta» y se encargó de recorrer el pueblo para ofrecer las golosinas en distintos comercios, el 90% gallegos, pero también alguno dirigido por argentinos.
Los pedidos llegaban de Montevideo a Madrid, a donde la familia iba a buscarlos para volver a Galicia a repartirlos. El emprendedor recordó que al inicio tenía miedo de cómo irían los negocios porque no hablaba gallego, y para convencer a los clientes eso era una dificultad. Sin embargo, las ventas fueron tan altas que enseguida sumó más productos: yerba, dulce de membrillo, dulce de leche, mate, fainá, grasa vacuna -para hacer tortas fritas- y más.
Despega el negocio
Para afrontar el crecimiento de la empresa, alquiló un local como depósito para los productos. El «almacén», como lo llaman en España, se instaló en Carvalho, una localidad cercana a Malpica de Bergantiños, y desde allí la distribución despegó. «Vendíamos prácticamente a toda España», recordó González.
En 2006 lanzó «Uruguayeces», la versión e-commerce del negocio, y comenzó a comercializar directamente al consumidor final buscando abastecer los lugares donde los distribuidores no llegaban pero la demanda existía, como varios pueblos en los que había comunidades de uruguayos y argentinos que querían tomar mate y no conseguían yerba.
Al inicio las ventas eran en España, pero con el paso de los años y ante la alta demanda, los González abrieron un nuevo «almacén» en Madrid y el negocio cruzó fronteras. Hoy los productos de Malpica Punto Com llegan a casi todos los países de la Unión Europea y a otros como Reino Unido o Israel. Ahora el plan es adentrarse en nuevos mercados como África. Para mejorar la comercialización, están creando un nuevo «almacén» al norte de Europa para potenciar los servicios y bajar costos.
Mates en Marbella
La yerba lidera las ventas de Malpica Punto Com. Cientos de miles de kilos por año se colocan en diferentes países, incluso en destinos llamativos para esa tradición como Polonia o República Checa. La demanda los llevó a abrir una tienda especializada y un «mate bar» en Marbella, llamado La Pavada. Allí se venden distintos tipos de yerba, accesorios para el mate y se ofrece -por € 3 ($ 140)- una cebadura y un termo de agua caliente para tomar mate.
El consumo de esa infusión ha crecido exponencialmente en Europa, porque «los futbolistas son grandes embajadores», resaltó González, y porque se asocia a un producto saludable. En esa bebida tan uruguaya esta familia emprendedora encontró su oportunidad de crecer.
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