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Academias de choferes "meten cambios" para adaptarse al mercado

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Instructores. El sector de las escuelas de conducción ocupa a unas 700 personas.

INFORME

Instructores suman tecnología a sus cursos u2014incorporan simuladores y sistemas de registro biométricou2014 a la vez que adecúan los programas de sus escuelas de manejo a las necesidades de los aspirantes. 

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Mientras los autos autónomos son una realidad fuera de fronteras, en Uruguay las academias de conducir viven y luchan. Aprender a manejar en una de las 98 escuelas habilitadas por la Intendencia de Montevideo (IM) requiere una inversión de entre $ 10.000 y $ 18.000 y cubre un mínimo de 15 clases, el auto para dar el examen y los trámites ante el gobierno departamental.

Según datos aportados por el Departamento de Movilidad de la IM, en 2018 se otorgaron 15.917 licencias de conducir Categoría A (amateur), sobre un total de 26.862. Un año antes, 14.704 personas obtuvieron su primera libreta (sobre un total de 24.285). Con datos informatizados desde el 2000, desde Movilidad se subrayó que en los últimos 10 años, la tendencia siempre fue al alza.

El sector de las academias de choferes estuvo a punto de ver un cambio importante en las reglas de su mercado. En abril del año pasado, la IM anunció que aumentaría el mínimo de clases prácticas de 15 a 25 para la obtención de la licencia de conducir.Sin embargo, la medida u2014a implementarse desde mayo de ese añou2014 fue dejada en suspenso.La exigencia de más clases elevaba el costo del curso a unos $ 20.000 para los usuarios, lo que podía afectar a los 700 trabajadores del sector.

Situación dispar

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Cada aspirante a obtener la licencia nacional de conducir deberá asistir como mínimo a 15 clases de manejo, ya sea con una academia habilitada o con un instructor particular. En cualquier caso, deberá presentar cédula de identidad (que acredite ser mayor de 18 años), certificado médico y pagar el trámite de «aspirante»: $ 1.443 en Montevideo (en el Interior varía según cada Intendencia).«La mayoría de las intendencias no tienen academias registradas, ni instructores autorizados», puntualizó Álvaro Beloqui, principal de la Asociación Nacional de Instructores y Propietarios de Escuelas de Conducción (Andipec).

En 2018 se otorgaron 15.917 licencias de conducir Categoría A (amateur), sobre un total de 26.862. Las cifras confirman la tendencia al alza en los últimos 10 años, según la IM.

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La gremial «tiene 89 asociados en todo el país, la situación es muy distinta en cada departamento. Diría que Montevideo, Canelones y Maldonado tienen más exigencias», graficó Beloqui y remarcó que la asociación aboga la unificación de criterios.

«Mientras que en Montevideo las exigencias incluyen tener autos de doble pedalera, identificarlos con cartelería que indique que se trate de un coche escuela, pagar seguros obligatorios, contar con habilitaciones como instituto de enseñanza, tener local para aulas, etcétera, en otros departamentos no se exigen ni mínimo de clases, ni nada», enfatizó Beloqui y recordó que la instalación de la doble pedalera requiere una inversión de unos $ 15.000, y en cartelería y luces se desembolsan $ 4.000 como mínimo, además de la necesidad de pagar un seguro total, entre otras obligaciones. «Todos deberíamos cumplir las mismas exigencias porque garantizan igualdad de condiciones para las empresas, pero también la calidad de enseñanza para quienes aprenden», advirtió.

«La gente busca la economía y se va a otros departamentos, donde no le exigen cantidad de clases y donde consideran que son más fáciles las pruebas», remarcó Beloqui. «Generalmente, el período de vacaciones es una buena zafra para las academias; los jóvenes están de vacaciones, acaban de cumplir 18 años y se anotan a las clases», puntualizó quien en Belfa, su academia, cobra en promedio $ 16.000 el curso, que incluye clases teóricas, prácticas, el uso del automóvil de la escuela para dar el examen y los trámites ante la IM.

Clases. La IM dejó en suspenso la iniciativa para aumentar de 15 a 25 el número de lecciones obligatorias para obtener la licencia de conducir.
Clases. La IM dejó en suspenso la iniciativa para aumentar de 15 a 25 el número de lecciones obligatorias para obtener la licencia de conducir.

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Escenarios virtuales

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Con un programa avalado por la Federación Nacional del Automóvil, el Automóvil Club del Uruguay (ACU) tiene un promedio de 1.000 alumnos por año y en 2018 la matrícula creció 27% con respecto al año anterior.A las clases teóricas y prácticas, el ACU sumó simuladores en sus dos sedes: la de Colonia y Yí y la de avenida Italia y Sepé.

«Invertimos unos 30.000 euros en tres simuladores», dijo Rosina Rubio, gerente de Marketing del ACU, donde dictan clases de manejo desde 1992. «Permiten conducir en un entorno controlado, al tiempo que plantean diversos escenarios», señaló.

En la institución el promedio de clases supera el número requerido por la IM: incluye 15 salidas prácticas y tres sesiones de teórico. Con un costo para no socios de $ 16.234, el ACU incluye trámites frente a la comuna y el examen médico.

«Antes de salir a la calle los alumnos tienen clases teóricas y en el simulador», subrayó Marcelo Viera, principal de Academia Luz Verde, quien entiende que es fundamental adquirir conocimientos teóricos antes de insertarse en el tránsito.

Los precios de los cursos en las academias oscilan entre los $ 10.000 y los $ 18.000.

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«La cantidad de clases depende de cada alumno. Alguien que tenga mucha facilidad de aprendizaje y coordinación, puede lograrlo en menos tiempo, pero uno tiene que asesorar con responsabilidad, no pasa por lo económico», explicó. «Acá hay alumnos que han tomado 60 clases, hay otros que vienen con la licencia de conducir obtenida en el Interior y quieren hacer lo que llamamos un reciclaje», señaló Viera. «El examen es exigente y eso está bien», recalcó.

En Luz Verde el curso de seis horas teóricas, simulador y 22 horas en vía pública requiere invertir $ 12.500 en promedio.

Huella biométrica

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«Trabajamos por fuera de lo que exige la IMM. Con 15 clases nadie aprende», sentenció Arturo Borges, desde el Instituto de Seguridad Vial (ISEV) que propone hacer en promedio 38 horas de aula ($ 18.000 con 14 horas de teoría, 22 clases en ciudad y dos en carretera). Con más de 26 años dictando clases, Borges (69) también es partidario de unificar criterios en todo el país y formar conductores responsables por eso trabaja en el Conferencia Iberoamericana de Centros de Formación y Educación Vial.

«No llevamos a nadie a examen que no esté preparado, ese es nuestro mayor orgullo», explicó Borges quien es estricto en el control de presentismo: «Nada de firmar planillas, el alumno sale de nuestro local y su asistencia queda registrada biométricamente».

En ISEV tras obtener la licencia, se suman dos clases de conducción en carretera. «Nos gustaría sumar más horas para que todos tengan formación y un marco de contención adecuado. En Brasil, sin ir más lejos, son obligatorias 40 clases prácticas, 40 teóricas y 6 horas de manejo nocturno. Es necesario ser exigente», concluyó.

Cupos limitados

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Zafra. El verano es el momento en que las academias registran mayor demanda, especialmente de parte de los jóvenes.
Zafra. El verano es el momento en que las academias registran mayor demanda, especialmente de parte de los jóvenes.

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«No tomo más de cuatro o cinco personas por mes», explicó Enrique Cabral, principal de la Academia Cabral Reyes. Sus alumnos son todos referidos y es condición indispensable que quieran aprender a conducir, no solo a obtener la licencia. Con más de 30 años como chofer profesional, Cabral es instructor desde 2012, es mecánico automotriz y en la enseñanza encontró su vocación.

Su propuesta incluye cinco o seis horas de teórico, que generalmente comparten los alumnos del mes, y tantas clases prácticas como requiera la persona. En promedio, el aula ronda los $ 750 por hora.

«Hay un debe en la normativa, convivimos con autos automáticos, se vienen los autónomos y acá se siguen dictando clases como si nada hubiera cambiado», puntualizó Cabral, autor del libro Conducción de automóviles que este año será reeditado con pautas para emplear las nuevas tecnologías.

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