OPINIÓN

Pensar el futuro de las ciudades supone una tarea estimulante: sea referido a pequeños poblados o grandes metrópolis; lo urbano, un escenario vivo, producto y condicionante de la vida social, es un desafiante y escurridizo objeto de políticas. En nuestro país, hacerlo incluye superar una agenda de políticas urbanas que en el caso de Montevideo (tanto la ciudad como en la zona metropolitana) está anclado en dinámicas propias de otro tiempo.

El territorio es un proyecto compartido y socialmente construido. Montevideo ha sido ámbito central para el desarrollo de la sociedad uruguaya. La ciudad tiene el 40% de la población del país, diez veces más que las ciudades que le siguen. En las últimas décadas, mientras el país afrontaba reformas estructurales, modernizaba aspectos institucionales, y consolidaba mejoras sustantivas en materia de pobreza monetaria y crecimiento, apertura y estabilidad económica, Montevideo también cambió.

La capital estructuró un área metropolitana pujante, de renovada logística, nuevos emprendimientos residenciales, nuevas centralidades, consolidó infraestructura urbana, promovió la descentralización y participación ciudadana y apostó a espacios públicos de calidad. Pero también profundizó brechas socioculturales, y generó una ciudad dual, crecientemente fragmentada y violenta.

Los itinerarios cotidianos, la vida de los pobladores metropolitanos, no respetan límites jurisdiccionales. Y por ello, la cuestión metropolitana como problema territorial está atada a la formulación e implementación de políticas.

¿Tenemos un proyecto de ciudad en Montevideo para las próximas décadas? ¿Cómo se ve la ciudad del futuro para diferentes actores públicos, privados, sociales? ¿Dónde están los puntos de consenso y las principales diferencias?

Al estar consolidada la zona metropolitana como tal ¿qué gobernanza precisa? La experiencia internacional muestra diferentes tipos de acuerdos interjurisdiccionales. Tres departamentos y veintinueve municipios, el gobierno nacional ¿qué entramado deben conformar para potenciar el ámbito metropolitano como objeto y sujeto de políticas?

Pero la gobernanza metropolitana también incluye los procesos locales. Por ello nos interpela evaluar el proceso de descentralización que Montevideo emprendió desde la creación de los CCZ en 1993, y el papel de las juntas locales y los actuales municipios. Se han creado subdivisiones y estructuras que dan lugar a cartografías descentradas de organismos con competencia en el territorio, como la justicia y la policía. ¿Estas subdivisiones existen en la vida de la gente? ¿Y si redibujamos el mapa municipal para que respete identidades barriales y zonales? ¿Cómo potenciar la participación ciudadana, en el diseño e implementación de políticas? La actual gestión de Montevideo está abordando de forma innovadora la carencia de infraestructura en barrios populares; apostando al trabajo en territorio y superando rigideces de programas como presupuesto participativo. Son procesos a observar y considerar.

Sobre el sensible tema de los residuos sólidos urbanos, los niveles de reciclaje en origen siguen siendo muy bajos a pesar de los múltiples planes que se han intentado. La disposición final no tuvo cambios sustanciales. Las iniciativas respecto al “mega basurero” en la Costa de Oro, reafirman la importancia metropolitana de la gestión de los residuos. Es de especial interés acompañar las derivaciones metropolitanas de la aplicación de la ley 19.829 de residuos sólidos urbanos, de 2019 y en pleno proceso de implementación.

En un área metropolitana la movilidad es un elemento clave. ¿Hacia qué modelo está caminando la movilidad metropolitana de Montevideo? Más allá de mejoras o problemas puntuales, ¿tenemos claro cómo vamos a construir una movilidad moderna, eficiente y sostenible en la ciudad?

Como vemos, el abordaje metropolitano es un problema contemporáneo de la gestión de los territorios que requiere ensamblaje institucional, acuerdos y recursos. Debería tener como fin último, elevar la calidad de vida de los pobladores y tener una sociedad más justa e integrada. Acaso la visión contemporánea del viejo dicho: “el aire de la ciudad libera”.

Desde el Centro de Estudios para el Desarrollo estamos lanzando “Montevideo al futuro”, intentando aportar a todas estas preguntas. Un Observatorio Metropolitano para articular actores sociales, académicos y políticos en la búsqueda de un aporte concreto y sustantivo a las políticas públicas de nuestra metrópolis capital.

(*) Agustín Iturralde - Director ejecutivo del CED (Centro de Estudios para el Desarrollo); Leonardo Altmann - Candidato a doctor en urbanismo (UNGS) y director Observatorio Metropolitano