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Devaluación; arma de China ante la guerra comercial

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El mandato de Xi Jinping vence en 2023; dirige China desde 2013. Foto: EFE

Internacional

Puede ser una alternativa, si Beijing está dispuesta a pagar el precio de tocar el renminbi.

China cuenta con un arma muy sencilla que puede emplear para intentar contrarrestar los aranceles del presidente Donald Trump.

Desde mediados de abril, el valor de la moneda de China, el renminbi, ha bajado más del 7% con respecto al dólar, una magnitud inusual. Al bajar el valor del renminbi, las exportaciones chinas se abaratan para los compradores extranjeros, lo cual es particularmente útil en este momento, cuando los aranceles de Trump encarecen muchos productos chinos en el mercado estadounidense. Puesto que el gobierno de China se encarga de controlar el valor de su moneda, es evidente que está de acuerdo con esta baja.

Trump tuiteó días pasados que la debilidad del renminbi erosionaba las ventajas competitivas de EE.UU.

Las autoridades chinas declararon que no han provocado una baja deliberada en el valor del renminbi para obtener ventajas en el conflicto comercial. Lo cierto es que la baja reciente en esta moneda quizá se haya debido a factores económicos sin relación alguna con el comercio. Sin embargo, el renminbi no se cambia libremente. Su precio debe aumentar o bajar a diario dentro de un rango estricto fijado por el banco central. Ese rango se ha ido reduciendo de manera constante. La reducción más reciente, que colocó al renminbi al nivel que tenía el año pasado, comenzó cuando se agravó el cruce de declaraciones .

Si bien una moneda debilitada puede ayudar a suavizar los golpes económicos, también hay que pagar un precio. China lo vivió cuando devaluó su moneda hace tres años. No obstante, permitir la caída del renminbi puede tener más ventajas que otras posibles reacciones a los aranceles estadounidenses. Como China exporta mucho más a EE.UU. de lo que importa, no puede responder con aranceles sobre cantidades siquiera comparables de productos estadounidenses.

Sin embargo, las devaluaciones involucran muchísimos riesgos. Para empezar, no se sabe con exactitud cuánto tendría China que dejar bajar su moneda. Es posible que la baja de los tres meses recientes haya beneficiado las exportaciones de China a EE.UU., que el año pasado superaron los U$S 500.000 millones y compensado en parte los efectos de los aranceles del 25% impuestos hasta ahora, para productos chinos por un valor de U$S 34.000 millones.

Sin embargo, lo más probable es que los encargados de las políticas chinas quieran evitar que los inversionistas crean que el tipo de cambio se ha visto afectado directamente por el desarrollo de la guerra comercial.

Un desplome del renminbi sería un problema para la economía de ese país. La devaluación aplicada en 2015 que provocó una gran fuga de capitales, dejó enseñanzas. China estableció nuevos "controles de capital" que detuvieron la fuga de capitales y, gracias a un aumento en la economía global y los precios, se templaron las preocupaciones acerca de la posible baja en los precios de los productos chinos. Debido a los controles adicionales y a que la economía global está en mejores condiciones, China podría darse el lujo de aplicar otra devaluación sin crear tanto revuelo. De cualquier forma, sería una tarea difícil, en parte porque las personas y las empresas siempre encuentran la forma de evadir las reglas.

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