De cara a lo que vendrá, hay que tener en cuenta lo que deja el período anterior de gobierno

El comportamiento de la actividad productiva, los precios y el comercio exterior financiero y de bienes y de servicios, han estado orientados hacia el equilibrio macroeconómico.

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Encuentro entre Luis Lacalle Pou y Yamandú Orsi en el Congreso de Intendentes.
Encuentro entre Luis Lacalle Pou y Yamandú Orsi en el Congreso de Intendentes.
Foto: Leonardo Mainé/El País

Se despide una conducción económica que, pese a los fuertes obstáculos que enfrentó durante su gestión, mucho ha hecho desde que se inaugurara en el recordado 2020. Y es justo volver a destacarlo, porque es algo que se ha olvidado —voluntaria o involuntariamente—, y porque no habían habido, desde el 2000, factores ajenos a una conducción macroeconómica tan adversos para su gestión.

Desde el inicio mismo de su actuación, no solo por la pandemia tuvo que esperar para aplicar su programa económico. Luego se vio afectado negativamente por los aumentos de precios a nivel global por los bajos stocks disponibles para la recuperación mundial.

Cuando se volvía un contexto relativamente más normal, se sumó en 2022 la guerra iniciada por Rusia contra Ucrania y sus nuevos efectos sobre precios internacionales al alza. Los mencionados, todos obstáculos exógenos, ajenos a la conducción macroeconómica de las autoridades, continuaron con la crisis de Argentina y sus efectos sobre los precios relativos con Uruguay que llevaron a las recordadas hordas de compradores a la vecina orilla —del Rio de la Plata y del Río Uruguay—. No se deben olvidar además, los efectos que luego tuvo la extensa sequía que afectó a nuestro país hace ya casi dos años.

Resistencia

Los factores señalados opusieron resistencia significativa a los esfuerzos para alcanzar más rápido objetivos de crecimiento y de estabilidad de precios, así como de nivel de salario real y de empleo. Sería injusto no tener presente a esos factores como también sería injusto pensar que una conducción sustitutiva habría podido alcanzar mejores resultados en nuestro país como tampoco se lograron en el resto de América Latina, en Europa y en otras naciones del mundo.

Los esfuerzos fiscales extraordinarios en materia de gastos —con aumentos marcados—, para enfrentar a varias de las instancias señaladas y también el impacto de éstas menguando a la recaudación, se deben recordar.

Desde mediados de 2024, la posibilidad de actuar macroeconómicamente para perseverar en los resultados se volvió a restringir. La razón, en esta ocasión, fue la campaña electoral que influyó para que se pasara de la acción para continuar en la mejora de lo alcanzado a la conservación de lo hasta entonces logrado. Es que la población miraba ya con atención a sus eventuales —hoy ya conocidos— sustitutos, fueran entonces de la misma agrupación política o de la que finalmente se conociera hace tres meses que la reemplazaría. Una conducción sustitutiva con la que se comenzó la “transición” y de la que no se ha comprobado manejo deshonestos de la información brindada por la saliente que se insinuaran previo a las elecciones.

El equilibrio macroeconómico

No obstante lo que hasta aquí he señalado, y distinguiendo la diferencia entre resultados y la aplicación de medidas para lograrlos, es evidente que ha habido una tendencia hacia el equilibrio macroeconómico general. El comportamiento de los tres conceptos que conforman a ese equilibrio —actividad productiva, precios y comercio exterior financiero y de bienes y de servicios—, han evolucionado hacia él.

Pese a los problemas señalados reflejados en un crecimiento de la producción levemente por encima del 1% anual durante la gestión que culmina, en 2024 el aumento del PIB se ubicará en el entorno de 3,5% y según el Instituto Nacional de Estadística, el número de personas ocupadas de acuerdo con su encuesta mensual aumentó en 234 mil respecto a las ocupadas al inicio de la administración saliente.

En relación con el nivel general de precios, la inflación anual ha disminuido a 5,05% en enero, es menor a la del comienzo de la administración que se despide y se ubica por vigésimo mes consecutivo en la banda objetivo del Banco Central. También es más alto que entonces el salario real de los trabajadores lo que implica un aumento importante de la masa salarial que mejora al consumo privado.

Finalmente, en relación con el sector externo de la economía, si bien el resultado de la cuenta corriente de la balanza de pagos es negativo, a pesar del saldo positivo del comercio de bienes, es observable que los montos por movimientos financieros netos hacia nuestro país y el ingreso de capitales alcanza para cubrir el desbalance señalado y permite que el Banco Central aumente sus reservas internacionales.

En relación con los resultados macroeconómicos lo alcanzado es muy bueno, porque se ha acercado a la economía a su equilibrio macroeconómico general de corto plazo. El crecimiento tiende en 2024 a su tasa potencial; la inflación desciende a la tasa objetivo y el sector externo se encuentra prácticamente en equilibrio.

Las políticas

En relación con las políticas para alcanzar esos resultados comentados, en un contexto de una política cambiaria de flotación de la moneda, las críticas van sobre una política fiscal con alto déficit y una política monetaria sumamente contractiva para lograr los objetivos. Sobre la política fiscal, bastaría pensar qué habría ocurrido con la sociedad uruguaya si no se hubieran hecho los gastos que se realizaron para reducir los efectos destructivos de la sociedad por la pandemia, así como otros esfuerzos para enfrentar otros factores de los mencionados —disminuir recaudación fronteriza de combustibles y de otros impuestos por el mismo fin, o brindar subsidios por otros factores inesperados—. Y sobre la política monetaria, la elección de una forma para bajar la inflación es la adoptada y no ha habido otra que se haya planteado para tener iguales efectos. ¿O acaso alguien planteó una política monetaria más expansiva para mejorar al tipo de cambio junto a una fiscal sumamente contractiva para evitar la presión inflacionaria de la monetaria? Pero eso es tan lógico como imposible.

Veremos cómo sigue la historia a partir de este mes de marzo.

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